El Juan Carlos I y el Princesa Sofía fueron durante años dos referentes de Barcelona, de la Barcelona hotelera. Dos edificios emblemáticos de la ciudad, hoteles de lujo, y al mismo tiempo un reconocimiento a la corona española, que presidían la entrada de la ciudad por la Diagonal. Pero los tiempos han cambiado para los Borbones, y los hoteles no son indiferentes a esta nueva situación. Después de que el hotel Princesa Sofía ha procedido a borrar el pasado monárquico y se ha inclinado por el sentido más erudito de su título, adoptar sencillamente el nombre de Sofía, ahora es el Juan Carlos I, el que después de presentar concurso de acreedores con una deuda de 160 millones de euros, ha pasado a manos del grupo Meliá, y ha renegado de su vinculación con la corona, adoptando el nombre de Miranda de Pedralbes.
El hotel Juan Carlos I abrió sus puertas pocos días antes del inicio de las Olimpiadas, aquellas en que el príncipe Felipe actuó como abanderado de la delegación española arrancando lágrimas a su hermana Elena. Situado muy cerca del Campo del Barça, forma parte del perfil de la ciudad en la parte alta de la Diagonal. Se trata de un edificio singular, obra de Carlos Ferrater, que fue distinguido el año de su inauguración con el Premio Nacional de Arquitectura de España.
Problemas económicos
No obstante, ha chocado los últimos años con graves problemas económicos y en el 2020, bajo la batuta de la cadena Fairmont, cerró sus puertas. El grupo Meliá ha anunciado hoy a través de un comunicado que ha firmado un acuerdo a largo termino con el fondo Tyrus capital, que desde el verano pasado es el principal propietario de las acciones del establecimiento a cambio de la deuda.
El hotel, uno de los mayores de Barcelona, con 432 habitaciones, que incluye el Palacio de Congresos de Catalunya y una zona de jardines con piscinas, reabrirá sus puertas en los próximos meses, según el anuncio hecho público hoy. Antes, sin embargo, se tendrá que renovar y mejorar las habitaciones y las zonas comunes, además de incorporar nuevas zonas de ocio y un restaurante de "máximo prestigio internacional".
Hotel Sofía
Por su parte, el hotel Princesa Sofía se acabó de construir en 1975. Ahora se conoce sencillamente como a Sofía. Por si alguien tiene alguna duda sobre la voluntad de desmarcar el edificio de cualquier pasado monárquico y optar por un sentido más literal de su nombre, el visitante se encuentra a penas entrar en un espacio rodeado de libros, el café Philosofia.
Envejecido por el paso del tiempo, el hotel había perdido los últimos años el suyo esplendor, hasta que el grupo Selenta invirtió 60 millones en la remodelación de las instalaciones en el 2018. El objetivo era situar el hotel como una oferta de gran lujo de Barcelona. Fue entonces cuando se le cambió el nombre. No obstante, la pandemia representó un revés importando para los inversores, y el hotel, después de mantenerse cerrado durante meses, acabó pasando a manos de un grupo canadiense, Bookfield.