Las bases de Podemos han avalado que la dirección del partido sitúe dos líneas rojas para negociar los presupuestos generales del Estado. El 89,9% de la militancia, según ha informado este lunes el partido, ha dado luz verde a exigir bajar por ley el precio de los alquileres en un 40%, así como romper relaciones comerciales y diplomáticas con Israel. La pregunta a la que han tenido que responder los podemitas era la siguiente: "¿Estás de acuerdo con que Podemos pacte con el Gobierno actuar contra el estado genocida de Israel y frenar la crisis de la vivienda para dar su voto a favor de los Presupuestos Generales?". Solo el 8,08% ha votado en contra de unas exigencias, que, concretamente, también piden prohibir la compra de vivienda que no sea para residir en ella, así como "desmantelar inmediatamente los mandos 'escuadristas' como Desokupa".

 

Con esta decisión, Podemos asfixia a Pedro Sánchez aún más. Ahora que Sumar está en horas bajas, los morados están obstinados con volver a ser los referentes de la izquierda alternativa. Esta batalla cainita la perciben también en el Gobierno. Esta semana pasada, cuando Podemos ya había anunciado que consultaría a la militancia estas dos líneas rojas, un ministro reconocía en conversación informal que la situación les preocupa. En la Moncloa perciben una competición entre socios para ver a quién estira más de la cuerda en las conversaciones para aprobar los presupuestos.

Este miembro de alta jerarquía en el Consejo de Ministros opinaba que el objetivo de estas formaciones sería poder ponerse la medalla de ser quien haga descarrilar las negociaciones y, quizás consecuentemente, la legislatura y el mandato de Pedro Sánchez. La primera respuesta del PSOE, como tantas otras veces, ha sido que las exigencias que plantea Podemos son "inasumibles". Se escudan en la "inconstitucionalidad" de la demanda relacionada con la vivienda.

Fuentes de la alta capitanía de Podemos replican, sin embargo, que "ya está bien que las cosas dejen de ser inconstitucionales solo cuando se negocia con Junts". Obsesionados con vengarse de Yolanda Díaz y fulminar a Sumar, los morados buscan últimamente la confrontación directa también con los socialistas. En las pasadas sesiones de control al Gobierno, Podemos se ha referido a PSOE y PP como el "bipartidismo de la corrupción". Y esta pasada semana, la líder del partido protagonizó un amargo cara a cara en el Congreso de los Diputados con la ministra de Vivienda. "Ustedes defienden a los rentistas porque son rentistas", le recriminaba Ione Belarra a Isabel Rodríguez. La socialista no se quedó callada y le aseguró que con las tres propiedades que tiene "no le llega para pagar el chalet de Galapagar", en referencia a la polémica torre donde vive Pablo Iglesias con Irene Montero. Preocupada, una importante ministra del Gobierno resume el escenario diciendo que, a la izquierda del PSOE, hay "ansiedad por ser los protagonistas".