Todo lo que está pasando en Madrid no se podría entender sin dos personas. No se mueven a¡en la primera línea política, sino a la retaguardia, entre bastidores. Y su batalla se juega más allá de lo que se ve en el terreno de juego. Cómo se ha llegado hasta esta situación lo evidencia. El primer movimiento de la particular partida de ajedrez fue la confección en Madrid de una moción de censura del PSOE con Ciudadanos, para iniciar un acercamiento. La respuesta fue inmediata: sacar del cajón un decreto de disolución de la Asamblea de Madrid y adelanto electoral para el 4 de mayo. Este primer round se lo llevó Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, y lo perdió Iván Redondo, jefe de gabinete de Pedro Sánchez. La política a menudo se juega en los márgenes, en la sombra, allí donde los focos no iluminan. ¿Pero quiénes son y qué persiguen?

Miquel Ángel Rodríguez, MAR, es un viejo conocido de la política española. Tanto por su paso por la política institucional como por|para su etapa como tertuliano y azote aznarista de la izquierda. Fue el omnipresente jefe de gabinete de José María Aznar, que lo llevó de la Junta de Castilla y León al Palacio de La Moncloa. Se le atribuye la autoría intelectual del famoso "váyase, señor González". Ahora quiere repetir la operación con Isabel Díaz Ayuso, también con La Moncloa como horizonte. Es quien está detrás de todos los movimientos y discursos de la polémica presidenta de la Comunidad de Madrid. No tienen nada de improvisación ni de locura. Está todo pensadísimo. La misma trayectoria de MAR ha estado marcada por la polémica, desde su dimisión como portavoz castellanoleonés hasta su detención para cuadruplicar la tasa de alcohol en el volante. Siempre ha salido de pie. Que hablen de él, aunque sea mal.

La operación madrileña la ha dirigido él en la Puerta del Sol, y no desde la calle Gènova. Casado fue informado la noche antes del movimiento, según su entorno. Fue un trámite. Era una posibilidad, bien trabajada, que Ayuso y MAR tenían encima de la mesa desde hace meses. Faltaba encontrar el momentum. Y ahora va a por todo, con agenda propia. Del "váyase, señor González" al "comunismo o libertad". Primera pata, fulminar a Ciudadanos con una OPA hostil. Ya ha conseguido captar a Toni Cantó. Segunda pata, sellar el acuerdo y la simbiosis con la extrema derecha de Vox. Nada de cordones sanitarios. Y tercera pata, acabar de erigirse en la líder de la oposición de facto del Gobierno de coalición. Una enmienda a la totalidad a Pablo Casado, que no tiene ningún escenario favorable. Si Ayuso arrasa, no habrá quien la frene en sus ambiciones. Si Ayuso pierde el pulso, el PP pierde la joya de la Corona, la Comunidad de Madrid, que ha reinado durante 26 años consecutivos. Esto tres meses después del desastre del 14-F en Catalunya.

FOTO: El jefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo (delante), y el de Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodriguez (detrás)

En el otro lado del tablero está Iván Redondo, el también omnipresente jefe de gabinete de Pedro Sánchez, que lo ha acompañado desde su reconquista del PSOE. Paradójicamente, su carrera de spin doctor empezó con el populismo del popular Xavier García Albiol. Hay mucha literatura sobre su figura. Según a quién se pregunte, su influencia es real o un poco exagerada. Pero todo el mundo coincide en que dirige el cotarro. O como buen aficionado al ajedrez mueve muchas fichas. Es cierto que Murcia fue un error de cálculo, que sus próximos atribuyen al ministro José Luis Ábalos. Pero se tiene por un gran experto en jugadas maestras, redondas. Gestó el famoso efecto Illa con todo el aparato del Estado. Se tradujo en una victoria más simbólica que efectiva, pero victoria al fin y al cabo. Y ahora quiere repetir lo mismo en la capital del Estado, para seguir proyectando una imagen de hegemonía socialista. 

Redondo, sin embargo, se ha encontrado con el reloj en contra y un Madrid abandonado por el PSOE, a pesar de haber ganado las elecciones en mayo del 2019. En parte porque el discreto candidato socialista, Ángel Gabilondo, ha estado desaparecido durante los últimos dos años. Redondo ha aprovechado para darle una imagen renovada. El objetivo: pescar también en el botín de Ciudadanos, un partido en liquidación. De ahí la consigna nada improvisada de decir que no se plantea tener a Pablo Iglesias de vicepresidente, porque representa los "extremismos". Por eso ha dicho abiertamente que quiere un acuerdo con Más País y Ciudadanos. En la misma línea ha ido el compromiso de no tocar los impuestos del paraíso fiscal madrileño en los dos años de legislatura que quedan. El PSOE también ha reforzado al soso Gabilondo con algunos fichajes, como la polémica ex-UPyD Irene Lozano. Y sacará a pasear al presidente Pedro Sánchez todo lo que pueda, como hizo en las elecciones catalanas.

En esta batalla de Madrid también juegan, sin embargo, otros actores. Lo demuestra el salto de Pablo Iglesias a la arena madrileña, que ha sacudido el campo de la izquierda. Dos objetivos interrelacionados entre ceja y ceja: salvar a Unidas Podemos de la desaparición de la Asamblea de Madrid para así poder conservar su rol en la política española. También juega Íñigo Errejón, que según el entorno de Iglesias fue quien rechazó la candidatura unitaria. Su proyecto en solitario arrancó justamente en las autonómicas y municipales madrileñas de 2019, con gran éxito. Pero medio año después se estrellaba en su salto al Congreso, con dos escasos diputados por Madrid. Se está reconfigurando el tablero político del Estado para los próximos años. Como dijo Ayuso, Madrid es España. Y en la capital española no sólo aterrizan centenares de turistas franceses; también lo hacen los grandes estrategas de la política estatal.