Navegando entre dos agua. La guerra comercial desatada por Donald Trump (ahora congelada durante un mes y medio) ha provocado una ligera tregua en la batalla política diaria entre el Gobierno y el PP. Los populares celebran que el ministro Carlos Cuerpo se haya abierto a hablar con ellos desde el primer día, ponen en relieve su predisposición a negociar con el Ministerio de Economía y siguen exigiendo que los socialistas aceptan algunas de sus demandas. Ahora bien, después de contactos fluidos durante cinco días entre la Moncloa y Génova, el martes al mediodía la complicidad tejida hasta entonces se tambaleó. Junts anunció que había acordado con el PSOE adecuar el decreto contra los aranceles al peso de las exportaciones catalanas. Es decir, establecer que el equilibrio territorial sería un criterio a la hora de distribuir las ayudas.

Y a partir de allí afloraron las dos almas del PP. Tres horas y media después de la rueda de prensa de Josep Maria Cruset, el interlocutor de Junts con Carlos Cuerpo, el PP difundió un mensaje a los periodistas en el que denunciaba que el Gobierno había “decidido expulsar” a los populares de las negociaciones al “pactar unilateralmente con el independentismo un cupo arancelario que reparte de manera desigual los recursos de todos los españoles”. El día siguiente, una fuente de peso en la Dirección del PP reconocía a ElNacional.cat se habían pasado de frenada. “No es posible que cuenten con el PP si es para blanquear un acuerdo que vuelve a comprometer la igualdad entre ciudadanos y entre territorios”, añadían desde Génova, reprobando lo que consideraban que era una “falta de respeto a la interlocución”.

Sin embargo, después de la airada reacción comunicativa, el ministro Carlos Cuerpo llamó al vicesecretario de Economía del PP, Juan Bravo, que está siendo su interlocutor, para rebajar la polémica y devolver los contactos a la senda de colaboración que había habido hasta ese momento. “Si hubieran llamado antes, no hubiera habido el comunicado. Pero si no hubiera habido el comunicado, quizás no hubieran llamado. Como nadie ha desmentido a Junts, hemos hecho el comunicado”, justificaban voces de la Dirección del PP a ElNacional.cat el martes por la tarde. Ahora bien, las mismas fuentes rebajaban la tensión y defendían que Cuerpo había transmitido a Bravo que el texto del decreto “no era exactamente” como Junts lo había “escenificado y vendido”. “No hay reparto de dinero a los territorios, cada uno quiere vender su parte”, señalaban las mismas voces. “Si es como dice Cuerpo, lo reencauzamos”, añadían. E insistían que continuarían negociando “siempre que haya lealtad”. Era un tono pacificador.

Del “no estamos más cerca que ayer” a la “mano tendida”

El decreto se publicó en el BOE el día siguiente. Y desató la polifonía en el PP. Una de las voces más críticas fue la de Alberto Núñez Feijóo. Desde Bruselas, el líder del PP cargó contra la “negociación encubierta” con Junts: “Lo desconocíamos y no tuvimos información. No tengo ninguna duda de que la disposición adicional segunda tenga exclusivamente el objetivo de contentar al separatismo”, denunció. Y esgrimió que el precepto acordado entre socialistas y juntaires “puede dotar de arbitrariedad y confusión el reparto de préstamos y avales”. “No lo compartimos: las empresas afectadas son las empresas españolas, actúen en el territorio que actúen. Nada que ver el criterio territorial con el criterio de exportaciones a Estados Unidos”, argumentó. “No estamos más cerca que ayer en la posibilidad de apoyar un decreto que es un parche y no una solución”, verbalizó en su primera intervención. Y, a preguntas de los periodistas, fue un paso más allá y aseguró que el PP está “más alejado que ayer” de un posible acuerdo. “No vamos a discriminar empresas en función del territorio en el que se ubican”, concluyó. Con la poca pequeña, Feijóo alejaba el entendimiento con el Gobierno y exhibía sus reticencias a avalar el decreto.

 

Pocos minutos antes de estas palabras de Feijóo, quien habló del tema fue Juan Bravo en el pleno del Congreso durante la comparecencia del ministro Carlos Cuerpo. Y su discurso fue mucho más de avenencia y mano tendida que el del líder del PP. “Partimos de la presunción de que usted está aquí por los españoles y que su objetivo son los españoles. Pero le avisamos: si vemos que eso cambia y que ustedes empiezan a hacer juegos políticos con el futuro de las empresas españolas, nos iremos de las negociaciones”, advirtió. No es menor que lo planteó como una hipótesis futura. “Nosotros estamos en el mismo sitio, mano tendida. Si usted también, todo sigue igual. Pero si usted es el que cambia y empieza a hacernos trampas, nos iremos”, remachó con el mismo tono.

En tono de elogio, Juan Bravo reconoció a Carlos Cuerpo su “disposición a sentarse” con los grupos parlamentarios: “Creo que es el camino y lo que los ciudadanos esperan que nos sentemos a tratar los temas que les afectan”, verbalizó, aunque le afeó que no quisiera dialogar con Vox. Y exhibió puntos de sintonía con el ministro: “He tenido la oportunidad de trasladarle que las medidas que contemplan no son suficientes y creo que usted también lo comparte”. Eso sí, también tuvo tiempo de poner en duda el acuerdo entre la Moncloa y Junts a través de una batería de preguntas: “¿Quién tiene razón, los independentistas con lo que dijeron ayer o lo que dijo usted en el Senado y nos trasladó a nosotros? Si la tiene usted, ¿por qué ha cambiado el borrador del decreto con lo que se ha publicado hoy? ¿Por qué no nos informó en la tarde de ayer que iba a cambiar el decreto? ¿Es por cuestiones técnicas o es por amoldarse a las exigencias de los independentistas?”.

 

“Beneficiar a Junts”, una “transacción corrupta” y un plan con “peaje”

Más voces. Ese mismo miércoles, a primera hora, varias voces del PP aprovecharon la sesión de control al Gobierno para cargar con dureza contra el pacto entre la Moncloa y Junts. “Están aprovechando la crisis de los aranceles para beneficiar a Junts. ¿Era esta su respuesta de estado a un asunto que tiene en vilo a todos los españoles?”, lanzó Cuca Gamarra a María Jesús Montero. La prudencia que exhibiría más tarde Juan Bravo era precedida por la contundencia de la secretaria general del PP.  “Cuando ustedes tienen que elegir entre España y sus socios, siempre eligen a sus socios. Si lo vuelven a hacer, no contarán con nosotros”, añadió.

En una línea parecida se expresó el diputado Jaime de Olano, que calificó de “transacción corrupta” el pacto entre la Moncloa y Junts y calificó el Gobierno de “banda peligrosa para la democracia y para el bolsillo de los españoles”. “Sería razonable que un gobierno democrático pensara que la financiación para hacer frente a la crisis de los aranceles sería para las empresas que lo necesiten, residan donde residan. Pero ustedes no son un gobierno democrático y Sánchez ha vuelto a usar el dinero de todos para garantizar a los independentistas un nuevo cupo”, lamentó. “¿Ha explicado a los andaluces que para usted y para Sánchez son ciudadanos de segunda?”, preguntó el diputado del PP a la vicepresidenta primera del Gobierno. Se alejaban del tono conciliador que más tarde exhibiría Juan Bravo.

Durante el pleno, la vicesecretaria de Sanidad y Educación del PP, Ester Muñoz, también arremetió contra el que considera que es un plan “insuficiente, ineficiente y sin consenso” que “viene con peaje”. “Lleva el cupo independentista revolucionario que lleva cada ley y que da crédito a este gobierno para poder ser aprobado”, denunció la diputada popular. “¿Qué pasa? Que los aranceles no afectan por igual a todos los ciudadanos de España en función de donde vivan. ¿Afectan más en Catalunya? Qué casualidad”, verbalizó. Sin embargo, lo que fija el decreto es que se garantizará que la puesta a disposición de las ayudas se haga con “respeto al equilibrio territorial” y sobre la base del porcentaje de las exportaciones a Estados Unidos de las “empresas de cada comunidad autónoma”. Y la realidad de los datos es que el 25% de las exportaciones provienen de Catalunya. “Han preferido darle el cupo a Junts que pactar con el Partido Popular”, lamentó Ester Muñoz pasando por alto la “mano tendida” que exhibiría Juan Bravo poco después.

 

“La cabra tira al monte y el PSOE vuelve a las andadas”

El día siguiente de todas estas manifestaciones, Miguel Tellado también fue muy contundente contra la nueva alianza entre el PSOE y Junts. “Mal empezamos”, denunció en una entrevista en El Programa de Ana Rosa. “Apreciábamos buena predisposición por parte del ministro Cuerpo. Lamentablemente, vemos que la cabra tira al monte y el PSOE vuelve a las andadas”, criticó el portavoz del PP en el Congreso. “Siempre que tiene ocasión de elegir entre defender interés general o los intereses de los independentistas, acaba haciendo lo que le exigen y no defender el interés general”, concluyó. La tesis de Tellado fue parecida a la de Feijóo: “Hoy estamos más lejos que hace unos días. […] Lo de territorializarlo todo para que Pedro Sánchez pague la factura al independentismo con nosotros no va y no lo vamos a avalar, no lo podemos compartir”. “El Gobierno va a encontrar al PP para mejorar la situación de nuestras empresas, pero no nos van a tomar el pelo y no se nos puede ocultar conversaciones en paralelo con Junts que perjudican a los empresarios y a la actividad económica de nuestro país”, remachó.

Ese mismo día, pocos minutos después, el tono de Juan Bravo fue más apaciguador. “No podemos convertir un decreto de carácter económico en un decreto de carácter político. No hablamos de territorios, se trata de ayudar al que lo necesite, esté donde esté”, sostuvo en una entrevista en Espejo Público. “Debemos olvidarnos de la parte territorial. Sinceramente, no nos gusta que no nos cuenten la verdad”, verbalizó. “Si no tiene importancia, la pega y la queja estaría en por qué no lo cuentan antes. […] Lo lógico sería que tengamos la máxima confianza y nos contemos las cosas”, dijo en relación con la comunicación con el ministro Cuerpo.

Si se escucha, el camino estará más cercano”, subrayó Juan Bravo, que no se ahorró el aviso dirigido a la Moncloa: “Si se pretende dejarlo solo en esa capa o salir del ámbito económico para llevarlo al ámbito político, las distancias son más grandes”. “Nosotros tenemos que pensar que se va a escuchar y estimar las propuestas del PP porque son sensatas y buenas”, concluyó. Mantenía la mano tendida para conversar y acordar con Moncloa. El mismo día, el portavoz del PP, Borja Sémper, había hecho equilibrios en La Mirada Crítica: “Somos conscientes del momento crítico y estamos dispuestos a colaborar con las empresas. Ahora bien, si por la puerta de atrás el Gobierno está pactando otras cosas con Junts que poco tienen que ver con las empresas y más con el confort de Pedro Sánchez, el Partido Popular no estará ahí”.