Pedro Sánchez tiene en el bolsillo los seis votos de EH Bildu para su investidura. Los abertzales ya se comprometieron el día después de las elecciones del 23 de julio y han consolidado su apoyo después de reunirse con el presidente en funciones en el Congreso de los Diputados, en el marco de la ronda de contactos. En un comunicado, la izquierda independentista vasca ha asegurado la "plena disposición a volver a colaborar con el desarrollo y consolidación de una legislatura de continuidad" y ha considerado "crucial" parar el avance de la ultraderecha como "mandato democrático". Aun así, le pide "ambición" para avanzar en políticas sociales, así como abrir el "debate en torno a la plurinacionalidad del Estado", así como los "derechos nacionales" de los vascos.

Según los abertzales, el encuentro se ha desarrollado en un ambiente "positivo" y "constructivo" y, a su entender, tiene que permitir "construir un marco de confianza para abordar un ciclo de diálogo, negociación y acuerdo". De hecho, optan por no "especular" en un ciclo político que consideran "crucial". "Frenar la ultraderecha es un mandato democrático y una condición indispensable para abrir una nueva legislatura".

 

Además, añaden que, como resultado de las elecciones del 23-J, "la inmensa mayoría del pueblo vasco" envió un mensaje a través de las urnas: "No permitir que el bloque reaccionario, liderado por PP y Vox, conformara gobierno al Estado español". Y es en este mandato que "reiteran su compromiso".

Después de una legislatura en quela que los abertzales han colaborado activamente con el plan legislativo del PSOE y Unidas Podemos, Sánchez había evitado cualquier fotografía con la izquierda independentista vasca. Hasta hoy. Ante la fotografía de Sánchez con la portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, el Partido Popular ha salido en tromba y, a través de la red social X, la secretaria general, Cuca Gamarra, ha escrito que es "la imagen de la vergüenza". Ahora bien, los socialistas esquivan de cualquiera de las maneras una estampa que sería más incómodo todavía, una en la que saliera Arnaldo Otegi. El líder de Bildu y Carles Puigdemont son, a ojos de la derecha reaccionaria y los sectores conservadores del PSOE, los grandes demonios de la escena política española. "Los herederos políticos de ETA" y el "prófugo de la justicia"

A la espera de que acabe la reunión con Junts per Catalunya, Pedro Sánchez cerrará una semana cargada de reuniones con todas las formaciones políticas, a excepción de Vox, y habiendo superado el temporal del 12-O. De esta manera saborea la tranquilidad de haber superado el indigesto desfile militar de la Fiesta de la Hispanidad. Casi como una coral polifónica, los sectores más radicalizados de la derecha le profirieron insultos de todo tipo este jueves en la plaza de Neptuno de Madrid, con el ya célebre "Que te vote Txapote" como hit destacado. Fue el improperio estrella durante la campaña electoral del 23-J y, tres meses después, sigue haciendo fortuna para criticar los pactos de Sánchez con el independentismo vasco.