Ante la pujanza de Ciudadanos, Partido Popular y PSOE intuyen que la garantía de continuidad del bipartismo es un cordón sanitario a Albert Rivera, al par que la unidad en cuestiones de Estado. El PP necesita un final de legislatura tranquilo para remontar unas encuestas a la baja. Y los socialistas ven en la pugna en la derecha española una oportunidad para abrirse paso. Por eso, los dos viejos partidos hace días cierran filas en conflictos como el soberanista, o la dispersión de los presos tras la disolución de ETA, además de preparar una potente ofensiva en materia de financiación autonómica, agua o pensiones.
"Aprovechategui" soltó Mariano Rajoy al líder de la formación naranja en el Congreso, minutos antes que este diera por roto el acuerdo para mantener el 155 ante la "laxitud" del Ejecutivo. Si bien, desde filas populares insisten en denunciar que Cs capitaliza las acciones de la Moncloa contra el procés: la intervención de la Generalitat, las cargas policiales o los recursos al Tribunal Constitucional. "Impulsamos medidas y ellos se las apropian", denunciaba un miembro de la dirección del PP, asumiendo de forma implícita algunos errores de relato en la política del Gobierno.
El hecho es que el gabinete ministerial atribuye el auge de Cs a costa del procés a una falta de "lealtad", como explicó El Nacional con el affaire de la presunta malversación. "Sea leal como el PSOE", cargó Rajoy esta semana contra Rivera. Lo mismo ocurre con la crítica de Cs sobre por qué el ejecutivo no recurría los votos delegados de Carles Puigdemont y Toni Comín. Fuentes del Gobierno alegan que sus servicios jurídicos alertan que sólo lo podría hacer un partido, como Cs o PP –si bien, las impugnaciones del Ejecutivo sí suspenden la vigencia del acuerdo, pero las otras, en cambio, no.
Por ende, se desvanece una relevante oportunidad de dificultar la investidura catalana, precisamente, en un momento en que la legislatura colgaba de un hilo y Rajoy necesitaba aprobar los presupuestos generales antes del 26 de mayo con el voto del PNV. Estas cuentas y las inversiones que les acompañan son esenciales en la lucha con Cs para las elecciones autonómicas y municipales de 2019. Es más: el jefe del ejecutivo se había fijado la fecha de la validación de las cuentas relanzar una ofensiva con que remontar la pujanza de Cs.
El apoyo del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, será esencial para alcanzar pactos que afectan a las autonomías y donde la formación naranja no puede competir porque no gobierna en ningua de ellas. El primero es sobre el agua, y los populares esperan presentarlo pronto; el segundo podría ser relativo a una reforma del sistema de pensiones en la comisión del Pacto de Toledo, y el tercero, el proyecto financiación autonómico ahora que Catalunya podría tener Govern. Ahí, los socialistas saben que le ha favorecido comportarse como "partido de Estado" para superar a Podemos.
De rebote, el PNV también saldría beneficiado de la pujanza del bipartidismo. Los vascos intuyen que el cupo estará en peligro si gobierna Cs, pues les acostumbra a acusar "de insolidarios" con el resto de los españoles. También son conocidos los enfrentamientos entre Rivera y Aitor Esteban, portavoz de la formación en el Congreso. Por este motivo, los jeltzales admitieron a trámite los presupuestos de Rajoy la semana pasada, cuando todavía no se conocía si habría candidato efectivo o plan D a la investidura, con la idea de no dejar el PP en jaque y alimentar el auge de Cs.
Cuanto el conflicto vasco, el bipartidismo tampoco prevé conflictos con cuestiones como el acercamiento de los presos de ETA, disuelta la semana anterior. El Gobierno se niega por activa y pasiva a acabar con la dispersión, aunque con algunas fisuras discursivas en el seno del PP vasco –que avisa de posibles varapalos judiciales. Los socialistas, sin embargo, abogarían por el acercamiento "con discreción", como dijo el portavoz Patxi López. Ahora bien, no forzarán Rajoy a hacerlo, en un momento en que la formación naranja destaca por un posicionamiento nítidamente en contra.
Y en cuanto a la aplicación del 155, socialistas y populares abogan por su supresión, una vez haya Govern, aunque manteniendo la "vigilancia" de la Generalitat, como la Moncloa advirtió en un comunicado el sábado. Pero Rivera ha encontrado el filón al acusar al PP de "laxitud" con los independentistas, mientras reivindica que se le aplique la intervención hasta que no se "acate" la Constitución. "No nos ha gustado lo que hemos visto, pero habrá que juzgarlo por sus actos" avisó Rajoy sobre los tuits de Torra. "Ni aprovechategi, ni amarrategui [conservador], se trata de ser responsable" sentenció Sánchez.