El Bloque Nacionalista Galego confía que es posible que Ana Pontón se convierta en presidenta de la Xunta de Galicia. Es una puerta que abren las encuestas, especialmente las del CIS, y que desde el nacionalismo gallego “palpan” en la calle. No es menor que el primer objetivo del BNG a la hora de diseñar la campaña electoral fuera “romper psicológicamente la barrera que provocaba que la gente estuviera convencida de que no se produciría un cambio en la Xunta” y “hacer que la posibilidad del cambio fuera verosímil”. Así lo apunta a ElNacional.cat el director de campaña del BNG, Rubén Cela, que recuerda que la encuesta preelectoral del CIS revelaba que el 80% de los gallegos creían que ganaría el PP, pero el 49% querían que gobernaran las izquierdas. Ana Pontón y los suyos encaran ahora los últimos tres días de campaña con el convencimiento, verbalizado por Rubén Cela, que “nunca en las últimas décadas había habido un escenario tan abierto” en el cual el nacionalismo gallego hubiera tenido tan “al alcance de la mano” liderar una alternativa.
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Y es que el BNG ha sido capaz de “reunir todo el bagaje de conocimientos y experiencia que ha ido labrando durante años” para llegar al momento “de más fortaleza” y conseguir “competir con posibilidades de vencer”. Es una reflexión de Anxo Quintana, vicepresidente de la Xunta entre 2005 y 2009 en el único gobierno de coalición PSdeG-BNG, que atiende por teléfono ElNacional.cat y verbaliza que, en relación con los comicios del 2005, los contendientes son diferentes, pero los posibles resultados muestran ciertos paralelismos: “No hay un PP en declive político, ni hay una oleada como el Nunca Máis, pero sí que hay una alternativa sólida y fuerte”. Vuelve a ser la novedad contra lo de siempre.
La formación de Ana Pontón llega a la cita después de conseguir los mejores resultados de su historia en escaños en 2020: con 19 diputados, se convirtió en el principal partido de la oposición y firmó el sorpaso al PSdeG por tercera vez. Lo logró después de dos elecciones relegado a la cuarta posición por la irrupción de la Alternativa Galega de Esquerda (AGE) y En Marea. Bran Barral, profesor de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidade de Compostela, pone de relieve el hecho de que la izquierda “se haya reagrupado en torno al BNG y no en torno a una candidatura de izquierdas clásica o estatal”. Actualmente, el BNG gobierna dos de las seis grandes ciudades de Galicia: Santiago de Compostela (la capital) desde el junio pasado y Pontevedra desde 1999.
Una campaña con el foco sobre Ana Pontón
Observando los mítines y las imágenes del BNG, se constata que el partido ha impulsado una campaña con un talante personalista, poniendo más énfasis en la candidata que en el partido. Rubén Cela, que coordina la campaña electoral de las autonómicas desde 2016 y previamente había estado durante muchos años en el comité electoral, reconoce que nunca habían hecho una campaña como esta, pero apunta que este planteamiento tiene la voluntad de reflejar que es la primera vez que su candidata “está luchando por la presidencia de la Xunta en el plano real”. “No es nuestra cultura política y nuestra tradición, pero es una decisión muy meditada y está funcionando francamente bien”, justifica. Para Cela, la ventana de oportunidad que se ha abierto el 18 de febrero es una confluencia de dos factores: “El reforzamiento del BNG como orgnaització y como imagen de marca y una líder con una altísima valoración”.
Las encuestas ilustran que Ana Pontón es la líder mejor valorada (amb un 5,7 sobre 10), recibe una valoración alta entre los votantes del PSdeG (un 6,5) y no crea demasiado rechazo entre los del PP (un 4,1). Lo que está claro es que, desde la llegada de Pontón, el BNG ha experimentado una recuperación meteórica: llegó al liderazgo en 2016 y en las elecciones de septiembre, remontó las encuestas y obtuvo seis escaños, el triple de lo que le daban los sondeos. En aquel momento, Pontón era una desconocida para el 57% del electorado y solo el 5% quería que ganara. Ahora la conoce prácticamente todo el mundo y el 30% de los encuestados y el 30% de los que dicen que votaron el PSdeG en el 2020 quieren que el BNG se imponga.
Una reconciliación después de un divorcio de once años
Uno de los movimientos más relevantes de la campaña electoral del BNG fue el acto conjunto entre Ana Pontón, Xosé Manuel Beiras y Martiño Noriega. Para entender el impacto de esta fotografía, tenemos que remontarnos a 2012, cuando Beiras y Noriega protagonizaron un terremoto político: el Encuentro Irmandiño, una corriente interna del BNG, se escindió alegando que no se daban las condiciones para impulsar una “regeneración”. No era un gesto menor: Beiras había sido uno de los fundadores del BNG y cabeza de lista en cinco elecciones gallegas (de 1985 a 2001). A raíz de esta salida, en julio de 2012 nació Anova-Irmandade Nacionalista. Desde entonces, y durante la última década, Anova “ha normalizado las relaciones entre el soberanismo gallego y la izquierda federal”, pero justo hace un año “dio por cerrada” esta hipótesis de colaboración y se produjo “un trasvase natural y espontáneo” hacia el BNG, según relata a ElNacional.cat Martiño Noriega, actual portavoz de Anova. En este contexto, poco antes de empezar la campaña electoral, el BNG y Anova, que en las generales de julio ya había pedido el voto para el BNG, firmaron un documento en el que se comprometían a un “proceso de colaboración para propiciar el cambio político en Galicia” delante de la “encrucijada histórica” del 18F.
Desde la ruptura de 2012, Anova había tejido alianzas fundamentalmente con Podemos y con Esquerda Unida (EU) y había conducido a una conexión, por ejemplo, entre Xosé Manuel Beiras (histórico líder del nacionalismo gallego) y Yolanda Díaz, que en aquel momento encabezaba EU. En las sucesivas elecciones, este entendimiento dio lugar a Alternativa Galega de Esquerda (el primer enfrentamiento electoral entre el BNG y Anova en las autonómicas de 2012), En Marea (en las gallegas de 2016 y en las generales de 2015 y de 2016, cuando dejó el BNG fuera del Congreso de los Diputados por primera vez desde 1993) y Galicia En Común (en las dos generales de 2019 y en las autonómicas de 2020, aunque quedó fuera del parlamento gallego). Además, en 2015 Anova estaba integrada en Compostela Aberta, la plataforma con la que Martiño Noriega consiguió llegar a la alcaldía de Santiago de Compostela con Marta Lois, ahora candidata de Sumar a la Xunta, como número 2.
Después de cerrar este ciclo, Anova pone todo su capital a disposición de Ana Pontón porque ve una “posibilidad real” de llegar a la Xunta: “Si el cambio de gobierno está liderado por el BNG, tiene mucha más garantía de que puede evolucionar hacia otro modelo de país”, argumenta Noriega. Las dos partes entienden este gesto como “un punto de partida para redimensionar el nacionalismo gallego en los próximos años”. En un escenario todavía incierto, esto podría permitir recuperar la concepción del BNG como casa común del nacionalismo gallego, una visión con la que se concibió el espacio político en 1982 y que recientemente había quedado en entredicho.
La transición del BNG vista por Anxo Quintana, exvicepresidente de la Xunta
Una voz autorizada para radiografiar la evolución que ha experimentado el BNG desde que abandonó la Xunta de Galicia en 2009 es Anxo Quintana, que fue portavoz del BNG de 2003 a 2009 y vicepresidente gallego durante el gobierno de coalición. A pocos días para las elecciones del 18F, atiende la llamada de ElNacional.cat y reflexiona sobre el proceso que ha vivido la formación en los últimos tres lustros y que la ha llevado a estar en condiciones de disputar al PP la presidencia: “En 2009 era una fuerza política con cierta immadurez y sin demasiada experiencia de gobierno, digirió mal la pérdida de la Xunta en unas elecciones traumáticas y le costó salir de aquel boquete”.
Durante los cuatro años en la Xunta del brazo del PSdeG, el nacionalismo gallego demostró que es un proyecto político dedicado a generar bienestar por la gente y eso chocó con ciertos intereses económicos: “Para enfrentar una batalla así, es necesario tener un ejército civil que esté dispuesto a luchar por estas acciones de gobierno y quizás en aquel momento no fuimos capaces de mantener cohesionado a este ejército civil. Ahora Ana Pontón ha conseguido cohesionar el nacionalismo y hacer del BNG una organización más adulta y con más capacidad de enfrentar cualquier batalla. Esta experiencia será muy importante si el BNG tiene otra oportunidad de gobernar”. Después del camino que ha recorrido el BNG, esta campaña le está sirviendo para “dinamitar estereotipos y abrir muchos ojos”: “Siempre se ha intentado por todos los medios que la cuestión plurinacional del Estado quede reducida únicamente a Euskadi y Catalunya, y el BNG conseguirá romper esta idea”.
Objetivo en clave nacional: “Dotar a Galicia de un nuevo estatus político”
Desde la óptica del nacionalismo gallego, en la Carta de principios y valores políticos e ideológicos, el BNG explicita que Galicia “es una nación y tiene derecho a la autodeterminación” y subraya que el BNG defiende “la libertad de la nación gallega para establecerse en la República de Galicia”. Ahora bien, Rubén Cela puntualiza que “la concreción del derecho a la autodeterminación puede tener diferentes expresiones en función del momento histórico y de la coyuntura”. Asimismo, Cela pone de relieve que “no es indiferente que Galicia tenga voz propia y peso específico” en el debate abierto sobre el carácter plurinacional del Estado, pero deja claro que “no tiene sentido ningún mimetismo con respecto al nacionalismo catalán o vasco, ya que cada nación tiene que seguir su proceso y Galicia está en una fase muy previa”.
El primer paso tiene que ser concluir las transferencias pendientes: por ejemplo, en tráfico y seguridad vial, en salvamento marítimo, en inspección y vigilancia pesquera o en fomento de la industria audiovisual gallega. La segunda fase sería “dotar a Galicia de un nuevo estatus político como nación para que no esté ni un milímetro por detrás de Catalunya y Euskal Herria”.
“A primeira presidenta do noso país”
En este contexto inédito y con la voluntad de marcar un punto de inflexión en la política gallega, el BNG se aferra a su candidata para multiplicar las opciones de llegar a la praza do Obradoiro. Antón Losada apuntaba en ElNacional.cat que, sin ningún tipo de duda, Ana Pontón, que genera más confianza y está más bien valorada que Alfonso Rueda, es “la gran ventaja comparativa que tiene el BNG”. Una líder que aspira a conducir el nacionalismo gallego por primera vez a la presidencia de la Xunta y que anhela convertirse en la primera mujer presidenta de Galicia.