La presidenta del Parlament, Laura Borràs, ha tenido este martes el don de la ubicuidad, y es que por la mañana presidía la Mesa del Parlament, al mediodía presentaba candidatura conjunta con Jordi Turull y a las 15 horas ocupaba su sitio para iniciar el pleno del Parlament, que empieza hoy y se alargará dos días. Como es habitual en Borràs, no ha querido empezar la sesión sin una reflexión previa, y así lo ha hecho un día después del nuevo ultimátum que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya ha dado a la Generalitat para hacer cumplir la sentencia del 25% de las aulas catalanas. Borràs ha denunciado esta intromisión, y como también es habitual, partidos de la derecha la han intentado hacer callar, sin éxito.
"En días como hoy hay que recordar que los países democráticos están construidos en base a consensos que los explican e identifican, y el respeto que un país les dedica es un principio básico que define la calidad democrática de este país. En Catalunya, uno de los consensos es la necesidad de defender el catalán, que es la lengua común de los Països Catalans y un símbolo indiscernible de nuestra identidad. Ayer conocíamos una nueva intromisión judicial que afecta al consenso en la lengua catalana. Las leyes que emanan de este Parlament en materia lingüística se han aprobado con mayorías muy amplias y se tienen que respetar. Ante esta intromisión, hacen falta firmeza y consenso para preservar la lengua, pero no retroceder en su defensa", ha dicho la presidenta en su intervención inicial.
Tan pronto como ha acabado, ha tomado la palabra el diputado de Cs Nacho Martín Blanco, que ha empezado bromeando diciendo "a ver si soy capaz de acabar el argumento", ya que en otras ocasiones no se le ha dado la palabra o bien ha sido expulsado. El diputado naranja ha hecho, como siempre, un llamamiento a la observancia del reglamento del artículo 90, y después un llamamiento al artículo 39, que establece que la presidencia del Parlament tiene que dirigir los debates con imparcialidad. Ahora bien, Borràs ha recordado a los naranjas que no pueden hacer un llamamiento al artículo 90, ya que este habla del transcurso de un debate, y no del inicio del pleno, que es cuando Borràs ha tomado la palabra: "Desde el comienzo de la legislatura lo sabe", ha dicho Borràs ante la insistencia de Martín Blanco.
La presidenta ha recordado que como establece el artículo 69.4 de la norma de la cámara, ella puede hacer las declaraciones que considera oportunas, le ha dicho que no dialogaría con él sobre el reglamento, y ha querido seguir con la sesión. Ahora bien, ha llegado el segundo diputado que la ha querido boicotear, el ultra Juan Garriga, que ha dicho "es una pena" que la presidenta actúe de esta manera. Borràs le ha recomendado leer el reglamento del Parlament y aquí ha acabado la discusión. Poco después, Vox ha convocado una declaración el el Parlament para valorar esta situación, y en la sala sólo había dos periodistas: "La presidenta tiene que hacer su función con neutralidad política. Pronuncia discursos políticos para gustar en la bancada de Junts. Dimisión".
Hace dos semanas ocurrió una situación similar al pleno, que acabó con expulsión. Borràs inició la sesión haciendo una lectura de la declaración aprobada por la Junta de Portavoces que condena el caso de espionaje político que han sufrido líderes independentistas. Una vez acabada la lectura, el mismo diputado de Cs, Nacho Martín Blanco, volvió a reclamarle imparcialidad. Después de un debate tenso, Borràs acabó expulsando otro de los diputados de Cs Matías Alonso.