Laura Borràs se ha presentado esta mañana ante el TSJC vestida con una chaqueta de terciopelo de color teja intenso. El mismo color que las paredes de la sala, pero más contundente. Y el mismo color de la camiseta del informático Isaías Herrero, que la ha incriminado, junto con el tercero de los acusados, Andreu Pujol, por el supuesto fraccionamiento de contratos cuando dirigía la Institució de les Lletres Catalanes. La Fiscalía pide 6 años de prisión y 21 de inhabilitación a cargo público para Borràs y Herrero por los delitos de falsedad documental y prevaricación. Este lunes, una vez superadas las cuestiones previas, el juicio se ha puesto en marcha.

A las puertas del TSJC, la única concentración que había a las diez de la mañana, hora de inicio de la vista, era un grupo de unas quince personas haciendo ejercicio y los únicos gritos que se escuchaban eran los de la monitora que dirigía la sesión. Dentro de la sala acompañaban a Borràs su hija y su hermano, que estaban sentados en la primera fila destinada al público, mientras, en el lado contrario, estaban el diputado Francesc de Dalmases, y el jefe de gabinete y el jefe de prensa de Borràs en el Parlament, con dos amigas de la familia. El resto de la sala estaba prácticamente vacía.

El giro argumental que ha introducido la incrimanación de Borràs por parte de los otros dos acusados no ha representado ninguna sorpresa. Su pacto con la Fiscalía, que se tendría que traducir en una rebaja de la petición de la pena de ambos, había corrido como la pólvora y los spoilers habían hundido la tensión dramática de la jornada antes de empezar.

No reconoce el delito

No obstante, Borràs ha mantenido la estrategia y el ademán. Cuando el presidente del TSJC, Jesús María Barrientos, ha preguntado a Borràs si se reconocía como autora de los delitos que se le imputan, la respuesta ha sido un: "De ninguna manera. No reconozco ningún delito". Acto seguido, ha sido Isaías Herrero quien ha tenido que contestar a la misma cuestión, que ha encajado admitiendo lacónicamente la responsabilidad en los hechos. Esta tenía que ser la señal para destapar la caja de los truenos dentro de la sala. Y no obstante, a pesar de la innegable potencia de la carga, la fiscal Assumpta Pujol, veterana pero poco hábil en el arte de interrogar, ha conseguido que las detonaciones sonaran como cohetes de verbena.

 

Las preguntas de la fiscal han servido para que Herrero explicara que con Borràs simulaban concursos para fraccionar contratos, presentando "presupuestos comparsa" para ser desestimados junto con los proyectos que sí salían adelante. El interrogatorio ha resultado lento y pesado. Ha habido momentos en que costaba encontrar los documentos en un embrollo entre los indexados elaborados primero por los Mossos y después por la Guardia Civil. En otras ocasiones, las preguntas sencillamente frenaban en seco a fin de que el acusado leyera los mails incriminatorios antes de confirmar su contenido. Todo ello se ha traducido en largas pausas y desconcertantes silencios. Barrientos ha tenido que interrumpir a la fiscal para preguntarle sobre el objetivo de las preguntas, además de instarla a no inducir las respuestas del testigo.

Toque de Barrientos a Borràs

Mientras Herrero asumía la autoría de todos los presupuestos falsos que aseguraba había orquestado con Borràs, esta le observaba hierática, con ademán serio y evitando mostrar ningún tipo de reacción. Libreta en mano tomaba apuntes e iba consultando el teléfono, primero discretamente, después sin ambages, en una sucesión inacabable de scrolls, que han acabado molestando a Barrientos hasta llamarle la atención. "Señora Borràs, no podrá utilizar el móvil", le ha recriminado.

El móvil ha desaparecido de escena y toda la atención de Borràs se ha concentrado en la libreta y en mantener el ademán inexpresivo, solo interrumpido, de vez en cuando, por algún vistazo —acompañado de sonrisa lacónica— dirigido hacia la hija y el hermano o hacia Dalmases y su equipo. En algunas ocasiones, pocas, se ha girado para dirigirse a su abogada, Isabel Elbal, sentada justo detrás de ella.

Sin preguntas de Elbal

La defensa de Borràs ha protagonizado alguna incursión durante el interrogatorio de la Fiscalía. Por ejemplo, para descalificar uno de los documentos que ha exhibido la Fiscalía correspondiente a uno de los proyectos que se había contratado en 2013, y que las propiedades del documento han demostrado que se había creado en 2014.

Isaías Herrero juicio Lara Borràs TSJC Efe
Isaías Herrero en la entrada al juicio de Laura Borràs en el TSJC / Efe

No obstante, ni Isaías Herrero ni Andreu Pujol han aceptado responder a las preguntas de la defensa de Borràs. Con todo, Isabel Elbal ha pedido poder plantear las cuestiones dirigidas a Herrero, aunque no tuvieran respuesta, pero claramente encaminadas a descalificar su testimonio, subrayando el acuerdo con la Fiscalía para incriminar a Borràs, pidiendo explicaciones sobre un informe pericial que encargaron juntos los tres acusados y que no se ha incorporado en la causa, o preguntando sobre sus antecedentes de adiciones. "Cocaína, anfetaminas, alcohol, éxtasis, LSD. En 2015 compra sustancias en la deep web, el verano de 2017 pasa a la heroína intravenosa. ¿Me dejo alguna sustancia? Metadona. ¿No tomaba metadona?", ha enumerado Elbal leyendo documentos que forman parte del escrito de la defensa y que se ha visto interrumpida por Barrientos, que, después de llamarle la atención repetidamente, ha cortado a la abogada y le ha retirado la palabra.

No obstante, el informático sí ha reconocido su condición de adicto en respuesta a su abogada, Marina Roig, y ha explicado que ha estado en tratamiento en diferentes ocasiones, que recayó, que delinquió para conseguir drogas y que fue condenado por estos hechos. El juicio se ha cerrado con un breve interrogatorio al tercero de los acusados, Andreu Pujol, cuya defensa está en manos del abogado Àlex Solà, y que ha asegurado que estaba al corriente del acuerdo entre Borràs y Herrero para llevar a cabo el fraccionamiento de contratos.