Las declaraciones en el Tribunal Supremo de ayer de los exmiembros de la Mesa del Parlamento fueron relámpago, y hoy los consellers Carles Mundó, Meritxell Borràs y Santi Vila no han sumado un cuarto de hora entre los tres dentro de la sala de vistas.
Meritxell Borràs ha entrado y ha salido de la sala sin que ni tan solo el equipo de prensa que está en el pasillo comprobando cómo van las declaraciones para informar a los medios se haya dado cuenta de ello.
Carles Mundo ha estado dentro de la sala de vistas un minuto. Y según fuentes judiciales solo ha manifestado que no está de acuerdo con el procesamiento porque no ha cometido los delitos que le imputan y se ha referido al recurso que ya está presentado contra la resolución de Llarena.
Y poca cosa más.
Santi Vila también ha entrado y ha salido rápido. Tampoco ha respondido a nadie y se ha acogido a su declaración de la Audiencia Nacional y al recurso del procesamiento.
Mireia Boya, de la CUP, procesada solo por desobediencia, se ha desahogado más. En solo un cuarto de hora ha cuestionado todo el caso, ha afirmado que la sentencia ya está dictada, que no hay imparcialidad judicial y se ha ganado el exabrupto del magistrado Llarena, que le ha acabado preguntando si quiere que le cambie el delito de desobediencia por uno de rebelión.