Mireia Boya ha vuelto hoy al Tribunal Supremo para que le notificaran su procesamiento por desobediencia y ha realizado una declaración ante Pablo Llarena en la que ha cuestionado su instrucción judicial, la imparcialidad como magistrado y la diferente vara de medir a la hora de imputar los delitos.
Boya está procesada por desobediencia mientras que gran parte del Govern, que está en la cárcel, y la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, lo están por rebelión.
La exdiputada de la CUP ha criticado la imparcialidad del proceso judicial: "Los autos tienen indicios de parcialidad". Y ha afirmado que no reconoce el delito de desobediencia.
Y es que Boya ha comparado sus hechos con los de Carme Forcadell, que está en la prisión de Alcalá Meco acusada de rebelión. Para la exdiputada de la CUP no tiene sentido que ella, que entró iniciativas parlamentarias, esté procesada por desobediencia y la presidenta del Parlament, que permite el debate político, lo esté por rebelión.
Y ha sido en este punto que Llarena ha intervenido con un cierto tono burlón para decirle si prefiere que le cambie el delito y la procese por rebelión: "Si quiere se lo cambio por rebelión".
Boya ha defendido que ni rebelión ni desobediencia, que no hay caso.