El abogado Gonzalo Boye ha asegurado que la agenda que la Comisaría General de Información atribuye a Josep Lluís Alay en el informe sobre la injerencia de la trama rusa al independentismo catalán "es falsa" y exige a la policía española que demuestre de dónde lo ha sacado, según ha declarado a ElNacional.cat este jueves. En el informe, encargado por el juez de Barcelona Joaquín Aguirre, se sostiene que del móvil confiscado al director de la oficina del president Puigdemont, el 28 de octubre de 2020, (que es en el arco del caso Volhov), se ha extraído una fotografía hecha el 16 junio de 2019 "donde se muestran dos hojas de una libreta manuscrita que contiene un esquema con palabras clave", y dónde aparecen los nombres de Evgeny Primakov, periodista y con familiares en el gobierno ruso, y Oleg Syromolotov, exviceministre de Asuntos exteriores y exdirector de contraespionaje.
Con estas anotaciones atribuidas a Alay, la policía afirma que "revela la planificación en estado avanzado de una estrategia de internacionalización para conseguir la independencia de Catalunya por la vía unilateral con el apoyo de la Federación de Rusia y al margen de cualquier acuerdo previo con el Estado Central y la Unión Europea".
Un informe policial con material del caso Volhov
Este informe policial es fechado el 9 de junio pasado, pero un día antes el magistrado Aguirre hizo la exposición razonada, con estos indicios policiales, para derivar la investigación de la injerencia rusa al Tribunal Supremo, y en la cual implica 13 investigados, entre ellos los presidents Artur Mas y Carles Puigdemont, por los delitos de traición, malversación de fondos y organización criminal.
Las defensas han tenido acceso a este informe, finalmente, este jueves y reiteran que toda esta investigación es nula porque es la misma que la hecha en el caso Volhov, instrucción que la Audiencia de Barcelona detuvo el mayo pasado y solo permite validar diligencias hechas hasta el 1 de agosto de 2023.
Un cargo ruso muerto el 2015, entre los contactos
En las 196 páginas del informe policial, los investigadores también hacen gráficos con fotos, sobre la supuesta implicación de políticos y ciudadanos catalanes con los contactos con dirigentes rusos. Boye también ha encontrado un error garrafal: ¡se asegura de que Alay se habría entrevistado con Yevgeny Primakov Jr, porque buscó información de él, pero en el gráfico policial se pone la foto de Yevgeni Primakov, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, muerto en junio de 2015! Esta investigación policial es hecha con Fernando Grande-Marlaska de ministro del Interior, apunta Boye
Alay, investigado en el caso Volhov y ahora en la pieza de la injerencia rusa, certificó ante notario sus 3 viajes a Rusia (marzo y junio del 2019 y febrero del 2020), debido a lo que considera una "persecución e investigación prospectiva", desde que en junio del 2018 asumió el cargo de director de la oficina del president Puigdemont.
En entrevistas, algunas de ellas recogidas en el informe policial, Alay yaindicó que contactó con medios periodísticos rusos que habían mostrado su interés por entrevistar al president Puigdemont, como el Komsomolskaya Pravda, y en otros casos, fue a Rusia por su trabajo como historiador. Tampoco niega que en junio del 2019 participó en una comida en Rusia con Alesander Dmitrenko, ciudadano ruso que vive en Barcelona y también investigado, donde coincidieron y hablaron con el assesor del ministerio de Energia ruso Arkady Seregin.
En el informe policial de la injerencia rusa se citan seis nombres de ciudadanos rusos, con las cuales habrían contactado Víctor Terradellas y Alay. Ente ellos se citan Andrey Bezrukov y Elena Stanislavovna Vavilova, a los cuales se los define como exagentes de la KGB detenidos por el FBI e intercambiados con el Gobierno ruso durante la Guerra Fría; pero nada se dice que Alay trabajó con ellos para traducir el libro de Vavilova El secreto de la clandestina. Precisamente, la Guardia Civil cometió la pifia de incluir el primer capítulo de esta novela como prueba en el caso Volhov. Una prueba más que la pieza de la injerencia rusa es una copia del caso Volhov.