Primero fue el popular Alberto Casero, después el socialista Herminio Sancho y ahora el diputado de Junts Eduard Pujol. En la segunda votación que ha hecho fracasar la investidura de Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a reinar la confusión porque el parlamentario independentista, al ser llamado por la Mesa, se ha levantado y ha dicho 'sí' a la candidatura del popular. Enseguida ha rectificado y ha gritado 'no' mientras se sentaba en su escaño, ante el jaleo que se ha generado en el Congreso. Al final y después de una discusión entre los miembros de la Mesa, la presidenta Francina Armengol ha considerado nulo el voto de Pujol. La votación se ha resuelto, pues, con 177 votos en contra, 172 a a favor y el nulo del diputado de Junts.
Desde Junts per Catalunya afirman que Pujol ha tenido un "lapsus" al pronunciar el sentido del voto y aseguran que, después de rectificar desde el escaño, la secretaría de la Mesa no ha recogido la enmienda instantánea. Después de un intenso debate, en el que el PP defendía que no se tenía que recoger la rectificación, Armengol ha decidido que el voto se considerara un voto nulo. Durante los 15 minutos en que la Mesa debatía qué se tenía que hacer con el caso, la bancada del PP ha llamado "vergüenza" por el desenlace final. ¿Por qué? Pues el PP recuerdan el caso de Alberto Casero, el diputado del PP que se equivocó en la votación de la reforma laboral y su error propició que se aprobara 'in extremis' aquella modificación de la legislación laboral. En aquella ocasión, recuerdan los populares, la Mesa del Congreso, presidida por Meritxell Batet, no dejó rectificar el sentido del voto a Casero, que había votado a distancia porque estaba enfermo.
El enojo del PP: “El voto es irrevocable”
Después de la votación, el vicepresidente segundo del Congreso, el popular Francisco Bermúdez de Castro, se ha quejado de la actuación de Armengol, a quien ha acusado de tomar “decisiones arbitrarias y discrecionales”: “El voto es irrevocable”. El diputado ha recordado que hay jurisprudencia del Tribunal Constitucional según la cual solo se puede modificar el sentido el voto por “problemas técnicos, nunca por errores personales”. Tampoco se ha ahorrado de hacer memoria y recordar el caso de Alberto Casero.
A su entender, el voto de Pujol tendría que haber contado como positivo, a pesar de que tampoco hubiera cambiado la mayoría aritmética -Feijóo necesitaba una mayoría simple- que lo ha fulminado como candidato a la investidura. De hecho, el ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, se ha reído de la insistencia del PP por cambiar el sentido del voto en la red X. “Por no querer los votos de JxC, cómo está luchando el PP el voto del diputado de JxC que se ha equivocado. Aunque no les valga para nada porque pierden igual”, ha dicho Bolaños mientras la Mesa resolvía el lío.
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