El debate final de la ley de amnistía en el Congreso, el último antes de que esta ley quede aprobada y los jueces la tengan que aplicar, ha vivido momentos de mucha tensión. Después de una primera parte donde las intervenciones de Míriam Nogueras y Gabriel Rufián han hablado de un día histórico para el movimiento independentista y el conjunto de la sociedad, ha llegado el turno de Santiago Abascal. Con su tono belicista habitual, ha clamado al cielo contra esta ley, que ha descrito como “el mayor atentado contra los españoles” en las últimas décadas. Gerardo Pisarello, diputado de Sumar al hemiciclo, ha pedido la palabra a la presidenta del Congreso, Francina Armengol —hoy especialmente ajetreada— para responder al líder de Vox.

El catalán ha recordado entre aplausos de buena parte de los diputados, no solo de su espacio político, que es “nieto de republicanos andaluces” y que cuando oye su “neofranquismo” se siente especialmente orgulloso de ser de Catalunya y latinoamericano: “Aunque fuera de Donosti o del Senegal, no aceptemos ninguna lección de señoritos que siempre han vivido del cuento y que forman parte de organizaciones islamófobas y antisemitas que ha ido a rendirle pleitesía al carnicero de Rafah”, ha exclamado Pisarello en referencia a la foto de Abascal esta misma semana con Netanyahu después de que España reconociera el estado palestino.

Insultos y gritos de Vox contra la amnistía y el resto de diputados

A partir de aquí el Congreso se ha llenado de gritos, reproches e insultos entre parlamentarios de varios partidos. Armengol ha negado la palabra al ultra José María Figaredo para contestar a Pisarello y ha dado paso a Artemi Rallo, de los socialistas, que ni siquiera ha podido empezar a hablar ante los gritos de parlamentarios de Vox de que se han propuesto —sin éxito— boicotear la intervención de los socialistas. Ante los gritos de “fuera, fuera” de parte de la bancada ultra, especialmente la que se sienta en las últimas filas, Armengol los ha reprochado que esta “mala educación no lleva a ningún sitio”, unas palabras que han generado aplausos de buena parte del bloque de investidura. Figaredo seguía pidiendo intervenir y se ha enfrentado con Íñigo Errejón, portavoz de Sumar.

Con todo, el diputado ultra más beligerante no ha sido él, sino Manuel Mariscal, que ha empezado a insultar a los diputados de otros partidos. Sentado justo al lado de la bancada de ERC, la diputada por Lleida, Inés Granollers, se ha enfrentado directamente. Cuando  Artemi Rallo ha empezado a hablar defendido la amnistía y recordando que Europa la ha “bendecido”, los gritos han vuelto al hemiciclo.