Una sala Bookeria llena a tope. El profesor e historiador Agustí Colomines Companys (Barcelona, 1957) ha presentado este martes en la librería Ona de la capital catalana su nuevo libro Amnistia i llibertat! Els 113 de l'Assemblea de Catalunya i el final del franquisme (Penguin-Rosa dels Vents, 2023), donde recoge en primera persona cómo vivió la detención de los 113 miembros (de un total de unos 150 que había en aquella reunión) en el encuentro clandestino de la Assemblea de Catalunya el 28 de octubre de 1973, hecha en la iglesia barcelonesa Santa Maria Mitjancera. Él, que entonces solo tenía 15 años, consiguió escapar, pero sus dos hermanos fueron encarcelados. En esta obra, más allá de lo que en el marco de la presentación se ha llamado como la 'caída' de los 113, Colomines desgrana el cambio político, cultural y social que fructificó en Catalunya a partir de la década de 1960 para construir un clamor unitario en forma de oposición al franquismo y caminar hacia la transición. Es el germen de la Assemblea de Catalunya, constituida el 7 de noviembre de 1971. En este frente consiguen confluir sensibilidades muy diversas, pero con el denominador común de plantar cara a la dictadura franquista y en defensa de Catalunya. Y, aunque lo que pasó aquel 28 de octubre de 1973 supone desde un punto de vista convencional una derrota, se interpreta con un espíritu de victoria y se lee como un mensaje claro al franquismo: "Os hemos ganado", ha exclamado el también articulista y colaborador de esta casa, ElNacional.cat.
De aquel impacto de ver cómo se llevaban a sus hermanos, de aquel "acojonamiento", surge el hecho de "sacar más fuerza". Es la fuerza de ver que ganarían al franquismo, que eso estaba llegando, en palabras de Agustí Colomines. Entre los 113, hay nombres de figuras que han marcado la historia política y cultural de Catalunya. Agustí Colomines ha presentado su libro —prólogo que, por cierto, hace el profesor Agustí Alcoberro, quien ha moderado el acto— acompañado de dos personas que fueron encarceladas aquel 28 de octubre de 1973, el periodista y expolítico de CDC Miquel Sellarès, y el ministro de Universidades en funciones, Joan Subirats. Ha participado, también, la periodista Àngela Vinent, que fue detenida en Sabadell en septiembre de 1974, junto con otros 66 compañeros de la Comisión Permanente de la Assemblea de Catalunya que se habían reunido en la ciudad del Vallès Occidental. Y los cuatro han plasmado en la librería Ona —delante de un público con nombres propios como la consellera de Justícia, Gemma Ubasart; o el presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich, entre muchos otros— el elemento clave del éxito de la Asamblea de Catalunya: ser capaces, desde corrientes diversas, de leer aquella caída como una "gran aceleración histórica" hacia un "cambio democrático hecho desde la base" —como ha manifestado el autor—.
En opinión de Joan Subirats, que ha compartido este diagnóstico, a partir de aquel momento se estaba "a caballo entre las postrimerías" del franquismo. "En esta amplia panorámica de la resistencia antifranquista, donde confluían asociaciones de vecinos, sindicatos, colegios profesionales; el ambiente que había era de victoria", ha subrayado el titular en funciones del Ministerio de Universidades. Àngela Vinent se ha sumado a esta tesis y ha señalado que, desde aquel momento, "se envalentonaron más" a la hora de hacer oposición al régimen franquista.
La contribución del pujolismo
Quien ha querido hacer una reivindicación de la contribución del pujolismo en la Assemblea de Catalunya es uno de los dirigentes de la extinta Convergència, Miquel Sellarès: "Costó mucho la implicación del mundo pujolista en la Assemblea porque había un sector del partido que intentaba hacer otra operación. Su aportación no hubiera sido posible sin Josep Benet o Antoni Gutiérrez Díaz", ha explicado. Sellarès ha expresado que "es hora" de reconocer el papel de Pujol en este órgano: "Desde la discreción, ayudó y financió muchas de las actividades de la Assemblea, y conviene decirlo".
Los ingredientes de la Assemblea
En el libro, el historiador Agustí Colomines indaga en documentación inédita de las autoridades de Estados Unidos y la visión que tenían de esta confluencia antifranquista. Buena parte de la documentación la recoge en su etapa en el país norteamericano, paso que emprendió después de ser destituido como director de la Escola d'Administració Pública de Catalunya por la aplicación del artículo 155. Después de la investigación, Colomines se muestra seguro del hecho de que "si hubiera existido una oposición liberal, de izquierdas, en España el año 1953, Estados Unidos se habría deshecho de Franco". Por eso, hace bandera de la Assemblea de Catalunya, como la semilla de esta oposición en tanto que "fusión de las dos grandes corrientes" que había en el país: "El de izquierdas y el nacionalista en todas sus versiones". Con todo, el profesor de la Universitat de Barcelona hace énfasis en que se creó en 1971: "De 1939 a 1971 estuvimos discutiendo por qué habíamos perdido la guerra, y eso nos lleva a inutilidades".
El ensayo de Colomines desarrolla, también, la evolución de los movimientos políticos y sociales del país en una década marcada por las históricas movilizaciones del 1 al 8 de febrero de 1976 para reclamar 'Llibertat, amnistia i Estatut d'autonomia' (puntos nucleares de la Assemblea de Catalunya), la primera Diada 'legal' en Sant Boi de Llobregat aquel mismo año o la restauración de la Generalitat y el retorno del president Josep Tarradellas. También se destaca, naturalmente, la amnistía parcial promulgada en un real decreto de 1976, así como la ley de amnistía del 15 de octubre de 1977. 46 años después, se podría aprobar otra ley que haga 'tabula rasa'.
El título forma parte de la colección 'Días que han hecho Catalunya', que dirige Agustí Alcoberro, quien ha explicado que pidió a Colomines hacer este libro por la importancia de hacer lo que se busca en esta colección: "La historia como relato, la reconstrucción de los hechos de unos días que marcan un antes y un después". Estos capítulos trascendentales en los que el país avanza solo se explican, sostiene Agustí Colomines, cuando hay un "cierto espíritu colectivo con personas de ideologías muy diversas". Y la lección que extrae de 1973 y que aplica a la actualidad es la siguiente: "No hay nada peor en política que perder el tiempo".