La campaña electoral madrileña ha acabado hoy de la misma manera que empezó hace dos semanas: con toda la carne en la parrilla. El presidente español Pedro Sánchez ha vuelto a bajar al barro, arrinconando a Ángel Gabilondo, para hacer un llamamiento desesperado a la movilización para superar una etapa "oscura" de 26 años a la Comunidad de Madrid. Una dinámica inversa a la de Isabel Díaz Ayuso, que ha eclipsado la compañía de Pablo Casado en el acto final, y ha insistido en su Madrid de cañas y libertad. Una campaña de alto voltaje, envenenada por amenazas de muerte, balas y navajas ensangrentadas. Ahora habrá que esperar a las urnas.
En su cierre, acompañada de un Pablo Casado secundario (y de Toni Cantó), Isabel Díaz Ayuso ha querido insistir en una idea: "El problema de Madrid es Pedro Sánchez, no al revés". La candidata del PP se ha presentado como la alternativa no al "socialismo clásico", sino al "sanchismo que se alía con el comunismo". La presidenta madrileña en funciones ha reclamado una "mayoría amplia" para poder tener un "gobierno en libertad". Eso sí, se ha mostrado dispuesta a buscar "el entendimiento" con otras formaciones, sin decir ningún nombre. Ha puntualizado que con el PSOE y lo que hay más a la izquierda, no. A Ciudadanos, que está más fuera que dentro, le ha culpado de la situación. Así que sólo queda lo extrema derecha de Vox.
En el acto final socialista, en el barrio de Entrevías, el candidato Ángel Gabilondo ha vuelto a quedar eclipsado por Pedro Sánchez, que ha pronunciado el discurso que más se ha escuchado. Se ha reflejado en Joe Biden, por su derrota a Donald Trump, y en Angela Merkel, por su cordón sanitario a la extrema derecha. El presidente español ha avisado de que la democracia está en peligro por la derecha: "Banalizar la violencia que sufren las mujeres, llamar enfermos a los homosexuales, estigmatizar a los menores migrantes, recortar la educación y la sanidad mientras dan regalos fiscales al 1%, burlarse de quién acude a buscar comida, ver presidente desfilar después de robar a dos manos... Esto dinamita los cimientos de la democracia". Y ha insistido en que la entrada de Vox en la Puerta del Sol podría ser "el principio del fin de una democracia vigorosa". Por eso ha verbalizado su deseo: "Me gustaría que en Madrid ocurriera lo mismo que acabó ocurriendo en Estados Unidos".
Por su parte, Pablo Iglesias ha advertido sobre la normalización del fascismo: "Cuando la derecha ve que puede perder el poder, enseña su verdadera cara: son los enemigos arrogantes y violentos de la democracia". Acompañado de la alcaldesa Ada Colau, el candidato de Unidas Podemos ha acusado al PP de hacer bromas y "banalizar la mayor amenaza contra Europa". Y ha insistido en esta línea el exvicepresidente del Gobierno: "Cuando la derecha ve perder el poder, se acabó la derecha que se inspiraba en los valores liberales y conservadores de Europa".
La extrema derecha de Vox ha llenado la simbólica Plaza de Colón, según el partido con 3.500 personas. Y se ha conjurado contra la izquierda: "Nuestro objetivo es evitar que la izquierda entre en el gobierno de Madrid, este será nuestro mayor éxito", ha asegurado la candidata Rocío Monasterio, que ha añadido que "conseguirán que Pablo Iglesias se vaya a su casa".
Un 2 de Mayo politizado
Este domingo al mediodía, Isabel Díaz Ayuso ha conmemorado el 2 de mayo, día de la Comunidad de Madrid, haciendo un Rajoy. Un micrófono le ha jugado una jugarreta, como le pasó al expresidente español diciendo que el desfile del 12-O era "un coñazo". La frase polémica de la presidenta y candidata a la reelección la ha pronunciado en conversación informal con el socialista Guillermo Hita, presidente de la Federación Madrileña de Municipios. Se puede escuchar en el mismo directo de la Comunidad de Madrid a Facebook, en el minuto 46: "No puedo tener más ganas que eso pase, porque es un plomo". No se sabe, sin embargo, si se refería al desfile civicomilitar que acababa de presidir o a la campaña electoral que acaba hoy. Los actos institucionales han estado marcados por su instrumentalización, a pesar de los avisos que ya había recibido Ayuso de la junta electoral.