El campo saca los colores de la clase política. Los campesinos han intervenido este martes en el Parlament, ante la casa de todos los catalanes, con el fin de reivindicar las demandas del sector. Después de semanas de protestas, en que se han visto tractoradas hasta Barcelona y decenas de cortes en las carreteras, representantes de cuatro organizaciones agricultoras y ganaderas han tenido la oportunidad de hacerse oír. Mientras tanto, en el exterior, un centenar de manifestantes han hecho sonar esquilas de vaca y una motosierra en señal de protesta y de apoyo para los compañeros protagonistas. Y, aunque en algún momento las intervenciones han sido propositivas y buscando la complicidad con el Govern y los partidos, en ocasiones han sido mucho más duras y han hurgado duramente en la clase política.

Imma Puigcorbé, de Plataforma Pagesa, ha sido la más contundente, señalando con el dedo contra todos los representantes parlamentarios y sin ahorrarse críticas. Después de reivindicar las protestas del sector de estas semanas y las victorias conseguidas últimamente, ha culpabilizado a la política de los agravios de la agricultura y la ganadería. "Por la mala gestión que durante décadas han llevado a cabo con unas políticas nefastas que han llevado al campesinado a la cuerda floja", ha lamentado, acusando a los partidos también de una "falta de acción" que lleva a muchos profesionales a abandonar el campo.

En esta línea, ha puesto sobre la mesa algunas de las demandas ya repetidas por el campesinado, como reducir la burocracia poniendo fin a la información duplicada y a la fiscalización de sus actividades. El enfado se ha hecho todavía más claro con respecto a la situación de sequía, argumentando que sufren las restricciones de agua más agresivas a pesar de ser el sector "más concienciado". Y en esta línea ha cargado directamente contra la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) y su "espolio del Ter y la Muga", así como "la concesión de grandes cantidades de agua a empresas como el ICL del Bages [una multinacional minera israelí] y el famoso Hard Rock", proyecto protagonista en las negociaciones por los presupuestos. Por ello, el campesinado ha pedido ya una reestructuración del ACA para que el campo tenga "peso y representatividad" en este organismo. No es sorprendente, pues, que su discurso haya reunido los aplausos casi exclusivos de la CUP y los comuns.

Representantes de entidades de campesinos en el Parlament en el pleno monográfico / Foto: Carlos Baglietto

Mensajes conciliadores, pero no pacifistas

Las demás intervenciones no han sido tan impactantes, pero también han reivindicado el sector de la mano de Ramon Sarroca, presidente de la Federació de Cooperatives Agràries, Joan Carles Massot, presidente de Joves Agricultors i Ramaders de Catalunya, y Joan Caball, coordinador nacional de Unió de Pagesos. Ha habido más críticas contra la burocracia que hace "mucho tiempo" que se denuncia y las restricciones de agua que "han culpabilizado y criminalizado" al sector. Pero también por el envejecimiento poblacional y la "competencia desleal" que provocan los productos que vienen de fuera de la Unión Europea y que tienen que cumplir una normativa más laxa. "Conseller, es momento de entomar lo que está pasando, no tocan ni pasos al lado ni dimisiones", han remarcado, en un mensaje conciliador. Pero no han faltado los avisos: "Si queréis un país rico y con soberanía alimentaria, os tenéis que poner las pilas".