"Fue aquel día que nunca acabará y que los sancarlenses siempre recordaremos", indica al alcalde de la Sant Carles de la Ràpita, Josep Caparrós. El pabellón ferial municipal se convirtió en uno de los primeros colegios electorales de Catalunya donde las fuerzas de seguridad estatal cargaban contra los votantes el 1-O. "El objetivo no era exclusivamente evitar la votación, sino escarmentar al pueblo de Sant Carles de la Ràpita y de Catalunya", asume. Un total de 86 personas resultaron heridas. La mayoría presentaron denuncia, que todavía se tramita en los juzgados. Para mantener viva la memoria, el lunes se inaugurará, en la misma plaza del equipamiento donde tuvieron lugar los hechos, un monolito con la inscripción '1-O', que servirá para hacer efectivo el cambio de nombre aprobado por el Ayuntamiento.
Justo en el momento que llegaban los antidisturbios en vehículos de la Guardia Civil, Caparrós volvía de su coche aparcado cerca del pabellón donde había olvidado su DNI para poder votar. Eran las nueve y cuarto de la mañana, recuerda. A partir de aquel momento, el caos. "Nada puede justificar la agresividad y la contundencia con las cuales llegaron para evitar la votación. De hecho, creo que el objetivo no era este. El pabellón se desalojó. Se abrieron las puertas para que cogieran las urnas y, a pesar de informarlos de eso, siguieron cargando", insiste el alcalde.
Un total de 86 vecinos resultaron heridos. Justo al día siguiente, el consistorio decidió poner a disposición de ellos un servicio de asistencia jurídica para que los asesoraran a la hora de defender sus derechos: una sesentena de ellos decidieron presentar denuncia a los juzgados. Las diligencias continúan en marcha meses después: todo y que la mayoría ya han prestado declaración ante los juzgados, algunos todavía siguen haciéndolo durante estos días. Cinco agentes antidisturbios de la Guardia Civil figuran como investigados y declararon por videoconferencia: justificaron las cargas por una supuesta actitud violenta de los vecinos. El juzgado espera ahora los informes del cuerpo armado así como las grabaciones e imágenes sin editar del episodio que tienen que demostrar la "brutalidad" de la actuación policial a pesar de la pasividad de los votantes, según enfatiza Caparrós.
Daño moral y orgullo de pueblo
Consciente de que los hechos marcaron "un antes y un después" en Catalunya, pero en particular en el pueblo, Caparrós detecta que a medida que se aproxima la fecha del primer aniversario "afloran los sentimientos que de forma muy intensa se vivieron durante la jornada y los días posteriores". "De hecho, no han desaparecido a lo largo de todo el año", precisa el alcalde. "Tenemos un sentimiento especial, de recordatorio de que pasó y de orgullo de ser sancarlense", añade. ¿Se están cerrando las heridas? "Cada uno evoluciona como puede. Las heridas están cerradas pero el recuerdo muy presente. Uno de los sancarlenses que estaba allí y que más golpes recibió me comentó que no le dolían las heridas sino el daño moral, que nos atacaron de forma desproporcionada," abunda Caparrós.
Caparrós cree que el episodio ha hecho posible que la gente "se haya sincerado con el proceso". "Los hechos del 1-O no atacan el proceso independentista sino la democracia en el Estado español, los derechos humanos y las libertades fundamentales de cualquier persona que vive en un país teóricamente democrático. Es un ataque no al sector independentista, sino a la sociedad en general. Cualquier demócrata tiene que rechazar estos hechos y no permitir que vuelvan a pasar. No podemos tolerar que en un estado europeo del siglo XXI las fuerzas policiales agredan de forma desmesurada la ciudadanía que, de manera pacífica, alegre y respetuosa, quería ejercer el bien más preciado de la democracia, la oportunidad de votar, este derecho y esta libertad de los ciudadanos que vivimos en países democráticos las fuerzas estatales impidieron de forma violenta", sostiene.
Homenaje la plaza del 1-O
Este lunes por la noche, justo un año después, el Ayuntamiento de Sant Carles de la Ràpita ha organizado un acto conmemorativo que, según Caparrós, quiere servir para hacer un "reconocimiento al pueblo" y a las 86 personas que resultaron heridas "por parte de las fuerzas represoras del Estado". El homenaje servirá también para hacer efectivo sobre el terreno el cambio de nombre de la plaza anexa al pabellón ferial, que pocos días después de los hechos la Junta de Portavoces municipal decidió bautizar administrativamente como plaza del 1 de Octubre. Se inaugurará un monolito formado por los caracteres '1O' –piezas de unos 1,20 metros de altura-, justo al lado del equipamiento, que lo dará nombre de forma física. "Con eso queremos que los sancarlenses de generaciones futuras no olviden estos hechos", ha remachado.
El alcalde cree que los actos para rememorar la fecha se repetirán los próximos años. "No podemos ni queremos olvidar estos hechos, Ocasionan un agravio importante en un estado democrático, a los derechos y libertades de cualquier ciudadano. Como alcalde de la Ràpita, me siento muy orgulloso de la actitud que demostraron la mañana del 1-O, porque de manera serena, pacífica pero segura y convencida de los derechos, libertades y objetivos conjuntos y mayoritarios de la libertad de nuestro país lo demostramos. El 1-O se empezó a conseguir la libertad del pueblo catalán", concluye.