El régimen penitenciario es estricto y tiene un escrupuloso reglamento de comunicaciones con el exterior. El vicepresident, Oriol Junqueras, y los consellers Jordi Turull, Josep Rull, Raül Romeva, Carles Mundó, Joaquim Forn, Dolors Bassa y Meritxell Borràs tienen visitas semanales en las cárceles madrileñas donde están internados, Estremera y Alcalá-Meco, pero las tienen que recibir detrás de un cristal. Los encuentros familiares sólo están permitidos cada tres meses.
La prisión de Estremera, donde están Junqueras y los cinco consellers, cuenta con salas de visitas para diferentes funciones. Aparte de las cabinas para las visitas semanales, están las salas para los encuentros infantiles, algunos de ellas incluso, con juegos, y las habitaciones para los vis a vis, que están permitidos sólo una vez al mes.
En este contexto, los consellers, que este fin de semana recibieron las primeras visitas de familiares y de los amigos más íntimos, realizaron los primeros encuentros a través del cristal. Las familias sí que tuvieron contacto con ellos. Pero en caso de que decidan llevar a los hijos, sólo podrán estar con ellos durante 3 horas y media cada tres meses.
Se espera una estancia larga en la prisión. No hay plazos establecidos. Por el momento, se han presentado los primeros recursos para poder dejar inhábil la querella y conseguir la libertad, pero en el caso de los Jordis, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, los president de la ANC y Òmnium, 21 días después de estar entre rejas, el tribunal penal de la Audiencia Nacional, lo ha desestimado.
La vida en la prisión
A diferencia de los Jordis, los consellers están juntos y por parejas en celdas. El vicepresident, Oriol Junqueras, está con el conseller de Justícia, Carles Mundó, en el módulo 7. Jordi Turull y Josep Rull están juntos en el módulo 4. Y Joaquim Forn comparte celda con Raül Romeva en el módulo 3. Están en módulos separados y, con la única perspectiva de verse todos el miércoles, que es cuando hay misa, y los reclusos de todos los módulos se encuentran. Los módulos 7 y 4 son módulos de respeto, donde los reclusos gestionan las normas de convivencia. En el módulo 3 hay presos que por primera vez ingresan en la prisión y no tienen antecedentes.
Los que los han visitado explican que tienen buena relación con el resto de reclusos.
Las conselleres Meritxell Borràs y Dolors Bassa comparten celda en el módulo de respeto de la prisión de mujeres de Alcalá Meco, en Alcalá de Henares.
Al margen de las comunicaciones y las cartas que les puedan llegar, no tienen ningún contacto con el exterior. Por eso, han decidido comprarse una de las televisiones que hay en la prisión.
También pasan las horas con las actividades que se llevan a cabo en el centro. Entre juegos y talleres. Como ping-pong, clases de francés o cerámica, como es el caso de las conselleres Bassa y Borràs, que también van al gimnasio de la prisión de mujeres Alcalá Meco, una prisión de 34 años, construida en 1983 con más de 600 celdas a 5 km de la ciudad de Madrid.
Estremera, en cambio, es uno de los centros más modernos de Europa. La prisión se construyó en el 2008. Junqueras y los consellers están en celdas de 12 metros cuadrados en módulos donde los presos no son conflictivos.
La rutina
La vida en la prisión empieza a las 8 de la mañana. Después del desayuno se realizan diferentes actividades. Tanto en los talleres como en el polideportivo y en la biblioteca.
A las 14h se sirve la comida y a las 16'30h les hacen salir al patio. A las 20h, la cena y, después, los reclusos vuelven a la celda.
Todos los presos tienen una tarjeta para hacer compras en la prisión. Es el peculio. Los familiares pueden ingresar dinero, hasta 100 euros. Con este dinero pueden comprar en el economato y adquirir la televisión.
Cada recluso tiene un juego de sábanas y cubiertos para las tres comidas del día.
Los internos pueden realizar 10 llamadas a la semana, de cinco minutos cada una. Pero sólo pueden llamar a 10 números que previamente se hayan identificado y registrado.
Al margen de las llamadas, tienen 40 minutos a la semana de visitas, el sábado y domingo, en las cabinas. Entre una y tres horas para el vis a vis íntimo que es una vez al mes. Y entre 3 horas y media y 4 horas para el vis a vis familiar y convivencial, con los hijos menores de 10 años.