Con un retraso de una hora sobre lo previsto y en medio de una enorme expectación mediática, el president, Carles Puigdemont, ha comparecido ante el pleno del Parlament este martes para anunciar que asume el mandato de que Catalunya se convierta en un Estado independiente en forma de República, pero para añadir acto seguido -y "con la misma solemnidad"- la propuesta de suspender los efectos de la declaración para abrir un diálogo con el Estado que permita una solución acordada.
La hora de retraso ha tenido que servir para tranquilizar los ánimos de los diputados de la CUP -y algunos de JxSí-, informados en el último momento de la decisión de suspensión la declaración. El acoso del Gobierno de Mariano Rajoy, por la vía policial, judicial y económica, ha provocado una fuertísima presión sobre del Govern al cual se han sumado las peticiones de los mediadores internacionales reclamante un gesto que favorezca el diálogo.
Tanto pronto ha llegado al Parlament, a las cinco de la tarde, el president ha tenido que ir directo al grupo de JxSí, donde también estaban los representantes de la CUP, para intentar tapar la grieta abierta en el acuerdo de los independentistas. Por las dependencias del grupo han ido desfilando los máximos responsables de los partidos que integran JxSí y los presidentes del ANC y Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, mientras en la sala cinco de la Cámara el resto de diputados de JxSí esperaban la anunciada reunión y la oposición empezaba a llenar el hemiciclo.
Casi mil periodistas acreditados contemplaban perplejos la escena, mientras intentaban no tropezar con las cámaras que ocupaban hasta el último metro cuadrado del Parlament.
Finalmente, poco antes de las siete de la tarde, las conversaciones han acabado y el president se ha presentado a la reunión con sus diputados para explícarles la conclusión. En contrapartida al anuncio de suspensión, el Govern ha ofrecido el acto posterior en el auditorio del Parlament en que se ha leído la declaración de independencia después de que fuera firmada por todos los diputados de JxSí y la CUP. Este episodio ha generado también un nuevo problema, porque muchos diputados han tenido que firmar el documento sin saber previamente lo que decía, lo cual ha provocado malestar en los sectores más moderados.
De dos a cuatro semanas
Ante el pleno, Puigdemont ha argumentado su propuesta señalando las diferentes iniciativas de diálogo que se han puesto en marcha los últimos días, algunas públicas y otras no. "Los llamamientos al diálogo se han oído desde todos los rincones del planeta", ha asegurado.
El president no ha concretado el tiempo durante el cual la declaración estará en suspenso, aunque se había planteado la voluntad de delimitarla a tres semanas. Fuentes de JxSí aseguran que la previsión es que este margen tenga una duración de entre dos semanas y un mes.
Puigdemont ha asegurado que Europa se siente interpelada por la situación en Catalunya y pide tiempo para encontrar una salida acordada, y ha advertido que si en los próximos días todo el mundo actúa con responsabilidad y cumple sus obligaciones, el conflicto se puede resolver de manera acordada. "Por nosotros no quedará", ha remachado.
La intervención de Puigdemont ha durado apenas media hora y ha sido acogida con aplausos de buena parte de los diputados de JxSí de pie, mientras los diputados de la CUP se mantenían sentados en sus escaños.
Al tomar la palabra, la diputada de la CUP Anna Gabriel ha confirmado que los diputados cupaires no pueden callar ante la propuesta de suspensión de los efectos de la declaración ni pueden aceptarla.
Por el contrario, el presidente de JxSí, Lluís Corominas, sí que ha expresado el apoyo a la propuesta de Puigdemont. "La opción más valiente en este momento es asumir los resultados, apostar por la independencia, pero extender la mano a todo el mundo", ha asegurado.
Estado independiente
El anuncio de la suspensión ha sido precedido por la declaración del president asumiendo el resultado del referéndum."Hay un antes y un después del 1-O, y como presidente de la Generalitat asumo, al presentarles los resultados, el mandato del pueblo de que Catalunya se convierta un Estado independiente en forma de República", ha asegurado Puigdemont en una proclamación que ha levantado, esta sí, los aplausos de todos los diputados independentistas.
El president ha dado repaso de los acontecimientos de los últimos años que han llevado hasta la presente situación, ha recordado los intentos de conseguir un referéndum acordado y que las respuestas del gobierno español han sido reiteradas negativas y represión policial.
"Muchos ciudadanos han llegado a la conclusión que la única manera de garantizar la supervivencia es que Catalunya se constituya en un Estado", ha concluido.
Durante la intervención, ha dedicado unas palabras en castellano dirigiéndose directamente a los ciudadanos españoles. "No somos golpistas, no somos unos abducidos, somos gente normal que quiere votar. No tenemos nada contra España y contra los españoles", ha asegurado mientras desde los escaños del PP se oía un diputado que exclamaba "carroña!".
Previamente, ha recordado las "condiciones extremas" en que se celebró el referéndum del 1-O, el cierre de ciudadanos en los colegios, las cargas de la policía y la Guardia Civil que "golpearon personas indefensas"... "Lo vimos todos y también el mundo se estremeció", ha añadido. El president ha subrayado que a pesar de todo, más de dos millones de catalanes "vencieron el miedo" y fueron a votar y en los colegios encontraron urnas y papeletas.
El pleno, que se ha celebrado con el Parlament blindado y con medidas de seguridad que han obligado a cerrar todo el parque de la Ciutadella, se ha visto precedido por una enorme tensión que la hora de margen que ha reclamado al president no ha hecho más que incrementar.
Cuando finalmente se ha puesto en marcha la sesión, ha habido un nuevo momento de desconcierto porque, de repente, toda la Mesa se ha levantado y ha salido, lo cual ha provocado que el líder del PP, Xavier García Albiol, visiblemente irritado interpelara a gritos a los miembros del órgano de gobierno de la Cámara para saber qué pasaba. El tono del popular ha molestado al vicepresidente primero, Lluís Guinó, que le ha preguntado, enfrentándose, si se dirigía a él.