Una nueva encuesta realizada en diciembre a 5.200 ciudadanos de Francia, Alemania, Dinamarca, Lituania y Eslovenia publicada por el medio europeo Politico demuestra que hay más europeos que conocen al líder de Junts, Carles Puigdemont, que a la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. De hecho, el 37,9% de los encuestados afirma que sabe quién es Puigdemont, mientras que el 36,6% reconoce a Metsola. Según los datos del sondeo, en el país donde más conocen a Puigdemont es en Eslovenia —42,2%—, y donde menos, en Dinamarca —35,9%—. Así pues, el candidato de Junts a las elecciones catalanas del 12 de mayo, es más conocido en todos los países de la encuesta, menos en Lituania, donde el 45,5% de los ciudadanos conocen Metsola, enfrente del 38,1% de Puigdemont. Con todo, hay que tener en cuenta, que, tal como apunta el medio, se trata de un sondeo encargado por la delegación en el Parlamento Europeo de Junts-Lliures per Europa y elaborado por Verian Group y Sibilare.
Líderes europeos
La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, es la líder europea más reconocida por los ciudadanos con un 74,4%, seguida del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, con un 40%, mientras que la tercera posición es para Carles Puigdemont, con un 37,9% de grado de conocimiento. Un punto que llama la atención, es que el eurodiputado sea más reconocido que los líderes de los principales partidos europeos, como la presidenta del grupo Socialdemócrata en el Parlamento Europeo, Iratxe García; el presidente del grupo Popular, Manfred Weber; el copresidente de los Verdes, Philippe Lamberts; la copresidenta del grupo de la Izquierda Radical, Manon Aubry; el presidente de ERC, Oriol Junqueras; el presidente del grupo Renovar Europa, Stéphane Séjourné; el presidente del partido independentista flamenco Nueva Alianza Flamenca, Bart de Wever; y el presidente del Tirol del Sud, Arno Kompatscher. El único país donde el jefe del PP Europeo, Manfred Weber, es más conocido que Puigdemont es en su país, Alemania, donde el 40% de los encuestados reconoce su cara.
Escepticismo con la independencia
La encuesta también consulta sobre las posibilidades de los diferentes movimientos independentistas de triunfar. En general, los europeos se muestran escépticos porque ninguno de los movimientos nacionales por los cuales son preguntados supera el 50%. Con todo, el que recibe más confianza es el independentismo catalán, ya que el 40,2% de los encuestados considera que podrá alcanzar la independencia. Casi tres cuartas partes de los encuestados en Lituania y Eslovenia han mostrado su apoyo a la independencia, mientras que en Alemania recibe el 63,9%, y en Dinamarca, un 53,6%. En un bloque en el que se incluía el País Vasco, Córcega, Flandes y Galicia, Catalunya era vista como la región con más posibilidades de conseguir la autodeterminación.
El sondeo también ha destapado que la minoría nacional catalana es la más conocida entre los europeos (54,5%), seguida de la vasca (46,7%), y a bastante distancia, la corsa (35,3%) y la flamenca (28,5%). Sobre la gallega, solo un 21,5% de los encuestados la conoce.
Decepción con la UE
El estudio también pedía que puntuaran las respuestas de la Unión Europea a las diversas crisis recientes. Más de la mitad de los encuestados se han mostrado satisfechos con la gestión de Bruselas de la pandemia de la covid-19, sobre todo entre los ciudadanos de Dinamarca y Lituania. Sobre la guerra en Ucrania, se muestra una gran división de opiniones, el 49,85% de los encuestados creen que la UE ha respondido bien, mientras que un 49,81% tienen una visión negativa de sus acciones. Los más críticos con Bruselas son Francia, Alemania y Eslovenia.
Esta división no se muestra con la guerra de Gaza, pero más de la mitad ha asegurado que la respuesta de la UE "había sido muy o bastante mala". Los más críticos han sido los ciudadanos de Eslovenia, donde casi tres cuartas partes de los encuestados criticaron las acciones de Bruselas. Con respecto a la crisis migratoria la valoración tampoco mejora, el 70% de los encuestados considera que se ha hecho un mal trabajo para abordar el problema.