Qué fenómeno. Oriol Junqueras ha conseguido estar presente en las portadas de los diarios tres días seguidos. El primero porque escribió a la militancia que quería someterse a su voluntad (la de la militancia) para decidir si optar de nuevo a la presidencia de ERC. El segundo, porque informó al sanedrín del partido de la mencionada carta y se dejó decir cosas por los altos cargos. El tercero porque tenía que informar al mundo de lo sucedido. No hay portada de las que aquí se comentan que no haya dicho algo algún día. Este viernes, El Periódico y El Punt Avui titulan la cosa con unos juegos de palabras muy parecidos. “Junqueras se marcha para quedarse”, dice uno, que parece que explique un milagro, quizá con un deje burlón —o de admiración, es difícil de averiguar. El otro escribe que “Junqueras se marcha para poder volver”, que tiene la misma gracia sin perder exactitud porque, si nos ponemos remilgados, para “quedarse” tiene que ganar el congreso del partido en noviembre del 2024 y este matiz lo recoge mejor el segundo título con ese “poder volver”. Da igual. Ambos títulos provocan en el lector la misma sorpresa y admiración que habrá acompañado a los que han seguido esta trepidante aventura.

Carles Puigdemont no se queda atrás, aunque estos días no recibe tanta atención de los diarios, sobre todo de los que miran con afecto el actual gobierno español de coalición —los cuatro barceloneses y El País. El Mundo le ha otorgado bastante presencia últimamente y este viernes abre la portada diciendo que “Sánchez calma a Puigdemont y le asegura que su amnistía estará en dos semanas”. La fuente de esta intimidad entre presidentes es “según ha podido saber El Mundo”. Viene a la cabeza aquel chiste de Eugenio: “Sí, vale, pero ¿que hay alguien más?”. Viendo que firma la pieza la misma persona que “pudo saber” las cuentas inexistentes de Xavier Trias y Artur Mas en Suiza, es fácil de adivinar que el diario no pretende informar de nada, sino presentar a Puigdemont como un narcisista inseguro, que organiza toda esta confusión de querer ser presidente y amenaza con provocar una repetición electoral para chantajear a Pedro Sánchez y atar con tres nudos marineros al PSOE para que tramite y vote la amnistía este mes.

La fabricación de La Razón no tiene tanta mala sombra ni es tan verosímil. Dice el diario del Grupo Planeta que Puigdemont “utilizará su investidura para explicar la ruptura con Sánchez”. No se entiende bien. Parece que aprovecharía el micrófono del Parlament para tumbar a Pedro Sánchez si no es presidente de la Generalitat, como queriendo decir que chantajea al PSC para que se abstenga en segunda votación, etcétera. En fin. Estamos a dos o tres portadas de acusar a Puigdemont de la sequía o de descubrir que ya es un reptiliano enviado para causar dolor de barriga permanente a los españoles de bien. La Vanguardia también escoge publicar Puigdemont en portada, en este caso como protagonista oculto de una noticia secundaria. Según el diario, al Círculo de Economía le gustaría que se estableciera una “mayoría estable” de PSC y Junts, aquello que se llamaba “sociovergencia”. El Círculo no lo dice expresamente, pero es muy, muy improbable que La Vanguardia se invente o fuerce la interpretación de un pronunciamiento de esa benemérita entidad. También es extraño que se lo haga decir en un título así, tan directamente. Quizá es porque también es la opción que el diario favorece.

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