"Pocos días han sido suficientes para destrozar a una persona, hundirla emocionalmente hasta casi el punto de no retorno". El hermano de una profesora del IES El Palau de Sant Andreu de la Barca ha escrito una emotiva carta en la que lamenta la "pesadilla" por la que ella está pasando.
Mario, hermano de la profesora Gemma Daban, ha publicado una carta en la que denuncia cómo el eco mediático en contra de los nuevos profesores investigados por un delito de odio ha hecho mella en su hermana. En este sentido, Mario apunta a los medios de comunicación y ciertos usuarios de la redes sociales como autores del señalamiento que sufren los profesores. "Me preocupa cómo hemos llegado a tanta bajeza moral en esta sociedad que nos ha tocado vivir", expone el hermano de la profesora en una carta, en la asegura que Gemma sufre un "linchamiento público". Dirigiéndose a medios e internautas, sentencia que están cometiendo un error: "A todos vosotros os he de decir que os equivocáis profundamente".
En la carta, Mario también pone todo su empeño en demostrar el amor de su hermana por su profesión. Asegura que forma parte de una tres pasiones en la vida, como lo es su familia y bailar, y que una "buena profesional, comprensiva, empática y absolutamente dispuesta a ayudar" a todos sus alumnos. El hermano de Gemma cuenta que, pese a que ahora la profesora esté "hundida", "su familia, sus amigos, sus compañeros y sus alumnos la ayudaremos a levantarse".
"No puede adoctrinar algo que no comparte"
El hermano de una de las profesoras investigadas no da ninguna credibilidad a los delitos de los que se le acusan, entre los que hay "lesionar la dignidad de las personas por motivos de discriminación por nacionalidad" y a cinco de ellos también un "delito de injurias graves contra los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado".
En este sentido, cuenta que Gemma "no puede adoctrinar algo que no comparte" y que "no pudo hablar de hechos que no vivió", dando a entender que ella no está con la causa independentista ni que tampoco participó en el referéndum del 1-O. Mario sigue la carta negando que su hermana pudiera discriminar a los alumnos ni insultarles o humillarles porque no va con su forma de ser y de actuar.
La carta, completa
"Hoy es uno de los días más tristes de mi vida. Ver y sentir los apoyos a un ser querido, lejos de creer que me reconfortarían, me han devuelto a esta pesadilla que nunca podía imaginar que nos tocaría vivir. Mi experiencia pasada como docente me llegó a idealizar una profesión que siendo dura es terriblemente reconfortante y enriquecedora.
Pero esta máxima se ha pulverizado en cuestión de días. Este corto espacio temporal ha sido suficiente para destrozar a una persona, hundirla emocionalmente hasta casi el punto de no-retorno, humillarla profesionalmente y señalado públicamente en el ojo de un huracán que no es el suyo.
Ella sólo tiene, espero que aún se mantenga, tres pasiones en la vida, educar, su familia y el baile, no sé si en este orden. Su pasión por la educación le ha tenido más de 20 años con distintas generaciones de alumnos que solo tienen palabras de agradecimiento hacia ella, buena profesional, comprensiva, empática y absolutamente dispuesta a ayudar a cada uno de sus alumnos en su avance en la materia que comparte. Jamás en estos años, a pesar de lo duro que supone ejercer esta profesión, ha tenido el mínimo problema que le haya quitado la ilusión de levantarse por las mañanas.
La pregunta constante que me hago es que cómo alguien así puede pasar de tener una vida llena, rica, feliz, coherente a unos principios basados en los valores, la igualdad, la no discriminación, la objetividad, el compromiso y la generosidad con los demás, y muy especialmente con sus alumnos, puede levantarse una mañana y vivir un linchamiento público hacia su persona. Esta pregunta aún no tiene respuesta.
Ella es una persona totalmente alejada del activismo político, jamás le ha interesado lo más mínimo. Ella no necesita lucir símbolos en la solapa ni ondear banderas para decirle a la gente quién es y qué piensa.
Ella no puede adoctrinar algo que no comparte.
Ella no pudo hablar de hechos que no vivió.
Ella no puede discriminar a nadie porque tiene principios.
Ella no puede insultar a nadie porque siempre ha creído que esa no es la forma de imponer su criterio.
Ella no puede humillar a nadie porque no hay ninguna razón para hacerlo.
A los periodistas de medios escritos y TV que no solo la han juzgado sin conocerla sino que han difundido su imagen pública, a los cientos que habéis dejado, y lo estáis haciendo en estos momentos, comentarios en su Facebook y en los artículos anteriores, os he de decir que a pesar de los terribles insultos, vejaciones, amenazas, ataques a su privacidad, humillaciones…lo que realmente me preocupa es cómo hemos llegado a tanta bajeza moral en esta sociedad que nos ha tocado vivir, como nos dejamos llevar por personas que nos dicen a quién debemos linchar, qué debemos opinar y a quién debemos seguir. Nuestra condición de ser humano se pierde cuando humillamos a alguien que ni tan solo conocemos, de lo dispuestos que estamos todos en buscar satisfacción a nuestro odio y rabia apuntando a alguien desconocido sin importarnos las consecuencias que le puedan acarrear.
A todos vosotros os he de decir que os equivocáis profundamente, desapareceréis muy probablemente el día que aflore la verdad, aunque os costará horrores admitirla, pero de acuerdo, habéis conseguido lo que queríais, aunque muy probablemente querréis más. Sólo que uno de vosotros reconociera que se ha equivocado me sentiría reconfortado.
Ahora su familia, sus amigos, sus compañeros, sus alumnos… la ayudaremos a levantarse e intentaremos que vuelva a ser la misma de antes del linchamiento, a mantener los mismos principios, la misma integridad, la misma criticidad y objetividad. Quizá con suerte podamos olvidar algún día lo que estamos viviendo y simplemente lo atribuyamos todo a un episodio terrible de mala suerte, de confusión, de agitación mediática y podamos volver a convivir en paz.
Los que la conocéis quizá estéis de acuerdo con mis palabras. Los demás simplemente tenéis la mala suerte de no conocerla.
Los niños nunca mienten. Es posible, pero algunos de nosotros, los adultos, sí."