En la Prisión de Estremera hace frío en invierno y mucho calor en verano. Lo que nos rodea, por lejos que esté, por muros de hormigón que haya, llega a nuestras celdas y empapa estos escasos metros cuadrados donde pasamos 16 horas al día. La estima, el amor de tantos y tantos, los millares de cartas entrañables que nos tienen entretenidos, el calor de tantos compañeros, amigos o sencillamente de ciudadanos anónimos nos permiten vivir conectados con el latido del país. También nos llegan algunas chispas airadas, pocas, que procuramos relativizar e incluso entender a pesar de las circunstancias.
Ningún partido, ninguno, ha dado tanto para llegar hasta aquí, por la libertad. Y ninguno está pagando un precio tan alto. Ninguno.
Los encendidos debates sobre el camino a seguir toman otro sentido cuando delante tienes una puerta de hierro y rejas. Esquerra Republicana tiene hoy a su presidente en la prisión, a su secretaria general en el exilio y ua na multitud de compañeros y compañeras, de dirigentes del partido, procesados o encarcelados, con gravísimas acusaciones que suman centenares de años de prisión. ¡Centenares! Ningún partido, ninguno, ha dado tanto por llegar hasta aquí, por la libertad. Y ninguno está pagando un precio tan alto. Ninguno.
Y aun así hemos tenido que aguantar infamias y acusaciones de todo tipo, desde cobardía (a pesar de dar la cara siempre) a pactos secretos con el PP. Y paradójicamente, los primeros a decir que no dudaríamos en sacar del Gobierno español a aquellos responsables de ordenar pegar a la gente el 1 de octubre -mientras otros especulaban otra vez- hemos sido nosotros. Compañeras y compañeros de Esquerra Republicana, sentíos orgullosos de todas y cada una de las sonrisas de dignidad que ha protagonizado este país porque no es que sin Esquerra Republicana no habría sido posible. Es que ha sido posible por el impulso decidido de la gente de ERC. También por el de muchos otros compañeros, también. Y nosotros, los primeros.
Cuanto más seamos más fácil será que nuestros sueños se hagan realidad
Nos llegan debates nominalistas que no me dejan de sorprender. El único debate que nos tendría que interesar de verdad es como lo hacemos para construir una fuerza imbatible que pueda doblegar la formidable alianza conservadora que no quiere que los catalanes decidamos nuestro futuro. Cuanto más seamos más fácil será que nuestros sueños se hagan realidad y más comprensión encontraremos en el escenario internacional. Y cuanto menos seamos más fácil será impedir que podamos construir un país en paz y en libertad. Así es que a trabajar, todo el mundo, con eficacia, menos ruido y más eficiencia si lo que de verdad queremos es la República Catalana. ¡Y a fe de Dios que nosotros la queremos!
Las estridencias, las proclamas blandidas y vacías, los discursos nacionalistas excluyentes son el camino más rápido para volver a ser una minoría ruidosa, para volver al autonomismo. La gente de ERC sabemos de dónde venimos. Estábamos aquí cuando sólo sumábamos una minoría en el Parlament de Catalunya y nunca nos rendimos. Hemos seguido trabajando y sumando. Y lo seguimos haciendo, cada día, porque de hecho somos los únicos que hemos sumado nuevos actores políticos y sociales al proyecto, picando piedra siempre, a menudo en solitario. Nosotros no somos los de la fe de los conversos, somos los que sabemos que sólo se avanza cuando se trabaja para avanzar, cuando se es efectivo y no efectista.
Somos un solo pueblo, no lo olvidéis nunca. Frente a los discursos identitarios o aquellos que querrían fraccionar en dos la sociedad catalana os digo que no importa donde hayamos nacido o qué lengua hablamos, lo que nos hermana es el proyecto de un futuro en común
Venimos de muy lejos, de trabajar en nuestros barrios, de defender nuestras escuelas, de querer un futuro justo y digno para todos y siente muy conscientes de que la victoria lo será de todos o no será de nadie. Y lo hemos hecho con honradez, con las manos limpias, 87 años de historia nos avalan. Somos un solo pueblo, no lo olvidéis nunca. Frente a los discursos identitarios o a aquellos que querrían fraccionar en dos la sociedad catalana os digo que no importa donde hayamos nacido o qué lengua hablamos, lo que nos hermana es el proyecto de un futuro en común, es la voluntad de vivir y convivir. Y de la capacidad que tengamos de seducir a nuestra sociedad, de amar a toda su gente, obtendremos el resultado que tenemos que poner al servicio del bien común. Somos la semilla de todas las victorias. Hemos sembrado y tenemos que seguir sembrando, sin descanso. Somos la gente de ERC, somos los que nunca nos cansamos, los que siempre estamos presentes, cuando el viento nos viene a favor y también cuando sopla en contra.
Somos los que hablamos con todo el mundo porque somos los que queremos sumar a todo el mundo. Porque sólo sumando saldremos adelante. Somos humildes y tenemos mucho que aprender. Pero os lo digo alto y claro: ninguna lección de dignidad y patriotismo, ninguna. Esquerra Republicana se tuvo que cargar todo el trabajo y responsabilidad en la espalda en julio para salvar el 1 de octubre, ERC ha tenido que hacer una campaña con su cabeza de lista en la prisión, el único cabeza de lista privado de hacer campaña. Esquerra ha alargado la mano a los compañeros que dudaban ante la adversidad y les ha ayudado a seguir adelante cuando se han encontrado solos. ERC ha trabajado para recuperar el Govern desde el primer día y no ha dudado un instante a hacer caer el Gobierno español responsable de toda la represión y fechorías, el 17 de agosto, el 20 de septiembre o el 1 de octubre.
Y también hemos sido nosotros los que una vez más hemos asumido la responsabilidad de gestionar el país, de optimizar unos recursos siempre escasos, de poner grandes ciudades metropolitanas al servicio de la justicia y la libertad, de tejer alianzas y complicidades allí donde es más difícil. ¡Estemos orgullosos! Mucho. Y que este sea un estímulo para seguir trabajando hasta conseguir la libertad, la justicia social y la fraternidad. Nadie ha dado tanto y nadie está pagando un precio tan alto.
El mejor fuego no es una llamarada y tampoco el que se enciende rápidamente. Es el del rescoldo, el que hermana
Quiero una ERC fuerte y cohesionada, trabajadora, de gente honrada y humilde. Quiero una ERC capaz de interlocutar con todas las formaciones democráticas, de establecer puentes y un diálogo sincero. Quiero una ERC que no se deje atrapar en el frontismo que nos hace pequeños y que divide el país. Hemos llegado más lejos que nunca. Y ahora lo que nos toca es trabajar, cada día, para hollar la cumbre, una cumbre a la que tenemos que conseguir llevar una mayoría política y social.
¡Viva Esquerra Republicana de Catalunya!
¡Viva la libertad!
¡Viva la justicia!
¡Y viva la fraternidad!
Perseverad porque yo lo haré y es en la constancia de nuestro esfuerzo sostenido en lo que se fundamenta la victoria. El mejor fuego no es una llamarada y tampoco el que se enciende rápidamente. Es el del rescoldo, el que hermana. Tal y como como la paciencia puede ser un árbol de raíz amarga pero de frutos muy muy muy dulces.
¡Un inmenso abrazo a todas y todos!
Os amo