El Partido Popular es "el partido que paró el plan Ibarretxe y el plan Puigdemont". Y así seguirá siendo. En estos términos se ha expresado el líder del PP, Pablo Casado, desde la plaza de toros de Valencia. No sólo eso, sino que ha garantizado que mantendrá la mano dura contra el independentismo. E incluso se ha comprometido a "traer a Puigdemont al Tribunal Supremo aunque tengamos que viajar hasta el último país de Europa". Una parte del público asistente ha respondido con gritos de "Puigdemont a prisión". Casado ha recuperado hoy el discurso más duro y ha dado una vuelta de tuerca, apelando a un "constitucionalismo militante", a diferencia de la actual Constitución española, que no reclama militancia.
Con el lastre de la extrema derecha de Vox y de la misma Isabel Díaz Ayuso, el líder del PP se encuentra en pleno intento de relanzamiento de la formación y también de su marca personal. Y por eso ha querido interpelar a todos los votantes "liberales" y "conservadores" que en su momento abandonaron la formación para ir a otras. También se ha dirigido a los socialdemócratas decepcionados con el Gobierno. Pedro Sánchez "ya es el pasado", les ha garantizado. Les ha prometido "un nuevo pacto social".
Hoy se ha cerrado una semana de convención itinerante. El líder del PP, a pesar de todo lo que se cuece internamente, ha conseguido la fotografía que quería: la de una plaza de toros de Valencia llena (con un aforo del 75% por la COVID), la misma que consiguieron en su día sus predecesores a José María Aznar y Mariano Rajoy en su carrera hacia La Moncloa. Según el partido, dentro del recinto había más de 9.000 personas y más de 3.000 se han quedado en las puertas por haberse llenado el aforo. Estaban todos los barones , también Isabel Díaz Ayuso, pero esta vez sin eclipsar.
La cuestión nacional ha centrado buena parte del discurso de Pablo Casado, que ya ha aprovechado el emplazamiento para empezar su parlamento contra los "supuestos Países Catalanes". Y ha lanzado: "Para cultura, para historia, para lengua, la valenciana". Ha utilizado esta lengua justamente para defender que el País Valencià "siga ofrendando glorias a España". Pero pronto ha pasado al tema estrictamente catalán, cuando se ha vanagloriado de que el PP haya parado el plan Ibarretxe y Puigdemont. "A uno lo enviamos a su casa, y a los otros a la prisión". En este sentido, ha garantizado que volverá a detener cualquier "desafío a la legalidad nacional y a la legalidad constitucional".
Pablo Casado ha insistido en que no "consentirán la ruptura de la ley ni la convivencia" y que "no dejarán solamente a los constitucionalistas catalanes", a diferencia del PSOE, que los ha "traicionado". Los populares quieren contundencia y ha aprovechado el cuarto aniversario del referéndum del 1-O para defender que "hicimos lo que teníamos que hacer" y que lo volverán a hacer si es necesario. "Lo haremos con firmeza y duración", ha remachado, antes de prometer "traer a Puigdemont al Tribunal Supremo aunque tengamos que viajar hasta el último país de Europa". Parte del público ha respondido con gritos de "Puigdemont a prisión".
Después de proclamar el "constitucionalismo militante", el dirigente conservador ha hecho y renovado toda una serie de promesas. En primer lugar, que volverá a penalizar la convocatoria de referéndums, que reformarà la rebelión para que no sea necesaria la violencia o que prohibirá los indultos a los condenados por sedición. Pero no se ha quedado aquí. Casado también ha planteado la recentralización de la competencias de prisiones de Catalunya y el País Vasco, la retirada de la financiación a organizaciones "que promuevan la violencia", "acabar con la propaganda independentista a los medios públicos" modificando la ley audiovisual o el cierre de las "fases embajadas" catalanas", entre otras cosas. Finalmente, se ha comprometido a aprobar una "ley de símbolos" para que no queden impunes las "quemas de banderas y las humillaciones al Rey" y una "ley de lengua para garantizar el español a todos los ámbitos públicos y la administración".
El acto de la plaza de toros de Valencia ha contado con la participación de mandatarios europeos, como el canciller austríaco Sebastian Kurz, que ha intervenido con un vídeo grabado, o el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis, presente en la plaza. Mitsotakis ha reivindicado un "centro progresista" que plante cara "tanto a la extrema izquierda como a la extrema derecha".