A partir de las tres del mediodía de este miércoles, fue prácticamente imposible tropezarse con ningún miembro de la dirección estatal del Partido Popular. Los periodistas tan sólo pudieron arrancar unas palabras a Javier Maroto, portavoz del PP en el Senado, y porque lo pudieron pillar, cuando intentaba abandonar sigilosamente la cámara alta española. Hoy Pablo Casado ha estado en Lleida, y las únicas palabras que han llegado han sido a través de la señal del mismo partido, en una granja sin periodistas. Evidentemente, ninguna referencia. Y es que, desde ayer, tienen un nuevo quebradero de cabeza. Un quebradero de cabeza más que se suma a una larga lista de un 2021 lleno de citas con los tribunales. Un tsunami de corrupción que cierne sobre Génova.
No es poca cosa: su extesorero Luis Bárcenas, en la cárcel y ya con una condena por la Gürtel, decidió tirar de la manta y enviar un escrito de confesión a la Fiscalía. En el documento, el exdirigente popular relata cómo la financiación ilegal de la formación llegó a ser sistémica durante hasta tres décadas. Y apuntó directamente contra Mariano Rajoy, el expresidente del Gobierno que destruyó personalmente la documentación de la contabilidad B del PP cuando supo que todavía había rastros. Lo que no sabía M. Rajoy es que Bárcenas guardaba una copia.
El calvario del PP estalló con la primera sentencia del caso Gürtel, que desembocó en una moción de censura que acabó con el gobierno de Mariano Rajoy. Pero allí no quedó la cosa, sino que sólo era el prólogo. La confesión de Bárcenas es sólo la punta del iceberg judicial que tiene que atravesar el PP. Este próximo lunes empieza el juicio oral de esta causa, que investiga el pago de la reforma de la sede del partido con la caja B. Además de Bárcenas, está imputada la formación como responsable civil subsidiaria. Pero la lista no acaba aquí.
Sin ir más lejos, antes del 29 de julio de este año, después de varias prórrogas, tendrá que acabar la instrucción de la pieza de los papeles de Bárcenas (si no hay más prórrogas). Instruida en el juzgado central 5 de la Audiencia Nacional, investiga a fondo la contabilidad paralela del partido, y podría acabar en un juicio en 2022. En septiembre de este año también está previsto que llegue a juicio la segunda época del caso Gürtel, la etapa que va del 2006 al 2009. La trama Púnica, una macrocausa por corrupción autonómica y municipal en Madrid, Valencia, León y Murcia, también avanza en la Audiencia Nacional. Entre enero y febrero el juez Manuel García Castellón tiene previsto celebrar hasta 57 citaciones. A todo esto hay que sumar el juicio a la expresidenta madrileña Cristina Cifuentes, que ya quedará visto para sentencia. Se enfrenta a tres años de prisión por el máster falsificado de la Universidad Rey Juan Carlos. La misma universidad donde Casado se sacó el suyo.
Pero si algún caso dará que hablar este año es la Kitchen. En palabras del magistrado instructor de la Audiencia Nacional, los "órganos superiores y directivos de la Administración General del Estado" crearon un "operativo parapolicial" que actuó, al margen de la ley, "al menos entre los años 2013 y 2015". Su objetivo, conseguir "material documental comprometedor de altos dirigentes" en manos de Bárcenas y así neutralizar las amenazas políticas al gobierno de Mariano Rajoy. La causa no sólo avanza en los tribunales. También será investigada por una comisión del Congreso de los Diputados, a pesar de los intentos del PP para impedirlo. Ya se ha aprobado la lista de comparecientes, entre las que se encuentra la del excomisario José Manuel Villarejo, la gran estrella invitada que tiene muchas ganar de hablar.
Frente a todo esto, Pablo Casado ha optado por el silencio, esconderse, buscar refugio intentando que pase la tormenta y no se los lleve por delante. El amortiguador de los golpes ha sido Javier Maroto, encargado de visualizar la estrategia del actual del PP: desvincularse del pasado y pasar el balón hacia adelante. Insisten en presentarse como la nueva hornada de líderes, desvinculados de la etapa de Rajoy, cuando muchos de ellos, tanto Casado como Maroto, formaban parte de las ejecutivas del pasado. Y también en bloquear la renovación del Consejo General del Poder Judicial, este año que el Tribunal Supremo revisará la sentencia de la primera época de la Gürtel. Mientras tanto, la extrema derecha de Vox asoma la cabeza y amenaza con un sorpasso real, al menos en el Parlament de Catalunya.