"Convergència nos roba", "el partido que ha roto Catalunya en dos", "financiar el nacionalismo"... La prensa estatal ha aprovechado la condena a Fèlix Millet y Jordi Montull para vincular directamente un caso de corrupción con el procés catalán y hacer creer a sus lectores que todo el procés gira entorno al caso Palau y que, de hecho, es simplemente una tapadera.
Es el caso de La Razón, que ocupa prácticamente toda su portada con noticias vinculadas con Catalunya, y que no tiene ningún problema en soltar que esta "sentencia histórica sitúa al nacionalismo catalán ante el espejo de su propia soberbia".
En su editorial, titulada "No era un oasis, era una cloaca", ignoran todos los casos de corrupción vinculados con el PP, y aseguran que "tras el PSOE, que tuvo que afrontar el reproche penal por el caso Filesa, CDC se ha convertido en la segunda formación política española condenada como tal por el cobro de millonarias comisiones ilegales en la historia de nuestra reciente democracia".
Lamentándose —visiblemente— de que la sentencia se restrinja en el campo político solamente a Daniel Osàcar, piden que haya responsabilidades dentro del PDeCAT y ponen de relieve que "se hace muy difícil desvincular del descubrimiento del cas Palau, que se convirtió en el emblema de la corrupción del nacionalismo catalán, la reconversión de Convergència [...] hacia el separatismo".
Justamente por eso, vinculan el giro de Convergència hacia el independentismo con este caso de corrupción y aseguran que se trata de "una huida hacia adelante de sus dirigentes, los mismos que pretendían seguir al frente de los destinos de Catalunya, pero que solo han conseguido empobrecerla y llevar la división y la zozobra a sus ciudadanos". Y lo peor: los de Francisco Marhuenda añaden: "Los mismos que están emplazados por la justicia para responder, como han hecho Fèlix Millet y Jordi Montull, de sus actos".
Patriotas de la 'estelada'
Abriendo a toda portada con una foto de Millet en su ya habitual silla de ruedas y bajo el título "Las mordidas sepultan al partido que ha roto Catalunya en dos", ABC concluye que "Convergència saqueó a los catalanes", pero, como el otro diario citado, subraya que todo este "saqueo" se ha realizado "bajo la coartada emocional del independentismo" para, así, "delinquir sin miramientos".
Es precisamente en este punto que se lamentan, ahora sí, del funcionamiento de la justicia en esta cuestión porque consideran que de los 12 acusados, "solo" cuatro vayan a la cárcel. De hecho, como el resto de los cuatro grandes diarios españoles, insisten en subrayar y dejar claro que el expresident Artur Mas era entonces el número dos del partido.
El Mundo, en la misma línea, abre su portada destacando que éste es el "entramado delicitivo que financiaba al nacionalismo", mientras que en su editorial bautizan la sentencia del caso Palau como "El expolio de los patriotas de la 'estelada'".
Olvidándose, como el resto, de los escándalos de corrupción que salpican al partido que gobierna en España, ponen especial énfasis en señalar que "ni el mar de 'esteladas' ni las trapacerías antidemocráticas del separatismo catalán pueden tapar ya el fétido olor de sus vergüenzas".
Y es aquí donde vuelve a entrar en juego la figura de Mas, de quién aseguran que "ha dejado una Catalunya dividida" por su "incompetencia y sectarismo" y le atribuyen haber dejado a su partido "reducido a los escombros de un 'expresident' fugado".
De su lado, El País, que bautiza su editorial con una sola palabra, "Culpables", también personifica todo el caso en la figura de Mas y pone encima de la mesa que "el PDeCAT y Mas no engañan a nadie al desvincularse de la condena a CDC", mientras lamentan que el PDeCAT se haya "dado prisa para desvincularse de CDC", aunque quieren dejar bien claro que "políticamente no pueden engañar a nadie".
Pero este rotativo va un paso más allá y aprovecha la ocasión para cargar contra ERC y la CUP porque consideran que "ya lo sabían" y que "obviaron toda exigencia de limpieza en aras de la causa independentista", mientras que mete a los comuns por en medio para decir que "jugaron con la ambigüedad".
Y es que, obviando (todos) los distintos casos de corrupción que salpican al PP, aprovechan para personificar el procés en el caso Palau y lo dibujan como una tapadera para "expoliar" durante diez años fondos públicos a través de Convergència.