En junio de 2015 la política catalana vivió uno de los divorcios más históricos y sacudidores de las últimas décadas, el de Convergència y Unió. De aquella ruptura, motivada por el giro independentista que Artur Mas imprimió a su partido y a su gobierno, ya hace más de cuatro años. Los dos integrantes de la federación han desaparecido, pero existe la certeza en determinados sectores políticos y demoscópicos que desde entonces, unos 300.000 votantes huérfanos vagan en Catalunya en busca de un espacio que les cobije.
Ofrecerles un techo es precisamente el objetivo que se han fijado los organizadores de la reunión que este miércoles al mediodía celebrarán en un restaurante del Eixample de Barcelona los integrantes de varios partidos surgidos a lo largo de los últimos años y que orbitan en el catalanismo moderado: la Lliga Democràtica -con la politóloga Àstrid Barrio y el expresidente de Sociedad Civil Catalana Josep Ramon Bosch al frente, es el más nuevo, nacido este agosto y es también quien promueve el encuentro-, Lliures -que comandan el exconvergente Antoni Fernández Teixidó y el ex de Unió Roger Montañola- y Convergentes -representados por Germà Gordó, Sílvia Requena y Teresa Pitarch-.
Unitss per Avançar, que actualmente tiene una coalición con el PSC -con quien comparten grupo parlamentario y municipal en varios ayuntamientos catalanes- no estará como partido, pero sí que podrían asistir algunos de sus miembros a título individual. Asimismo, entre los invitados se prevé la asistencia de Santi Fisas, antiguo eurodiputado del PP y representantes de otros colectivos y entidades.
Sobre la mesa, según explican desde la organización, tendrán poner las bases para presentar "una candidatura catalanista de centro" a las próximas elecciones en el Parlament. Eso pasa, aseguran, por la búsqueda de una estrategia unitaria que pueda aglutinar al máximo un espacio alternativo al procés independentista. Sobre como organizarse, hay varias alternativas a debate, desde formar un nuevo partido único -cómo quiere la Liga- a federarse -que sería la apuesta de Convergents-. El target: todos aquellos catalanistas de centroderecha desencantados con el independentismo. Un punto de inflexión que algunos de los participantes ejemplarizan con el paso al lado de Mas.
Para empezar a trabajar en la unidad, se partirá de un documento base, al que ha tenido acceso ElNacional.cat, que arranca señalando "la polarización de la política" como la consecuencia "más nefasta del procés soberanista", a la vez que denuncia que "el Govern de Catalunya sólo gobierne para una parte de los catalanes". En contraposición a eso, plantea que la única manera de salir de "la actual situación de callejón sin salida" es "la moderación". Y para hacerlo fijan, de partida, cinco objetivos: reconocimiento de la identidad nacional propia y de la singularidad de Catalunya, plenas facultades para ejercer las competencias reconocidas en el Estatut, una fiscalidad propia para una financiación justa y equitativa, garantía de inversión en infraestructuras y promoción del bienestar, la cohesión y la justicia social. Este manifiesto es el borrador sobre el cual debatirán este miércoles.
¿Y el derecho a decidir?
La idea, tal como apuntan a este diario diversos de los actores consultados que participarán del encuentro, es tratar de pasar página del procés y superar la agenda soberanista. En este sentido, reivindican el ejercicio del autogobierno al cual consideran que han renunciado los independentistas. De ahí que la celebración de una consulta no se plantee, a priori, como uno prioridad.
La intención es dejar por escrito el respeto a las diferentes aspiraciones que pueda tener cualquiera sobre el futuro de Catalunya pero remarcar, a la vez, que es indispensable el respeto al ordenamiento jurídico. De hecho, este es el punto que genera discrepancias con la mano derecha de Manuel Valls en el Ayuntamiento de Barcelona, la ex de Unió Eva Parera. Tanto ella como el sector que representa dentro de la Lliga aspiraban a presentarse como un partido abiertamente contrario no sólo a la independencia sino también al derecho a decidir y por eso ha terminado saltando del proyecto.
Entre los presentes a la cumbre del Eixample, hay quien va un poco más allá y afirma que es evidente que cualquier solución que se plantee al conflicto catalán tendrá que terminar siendo refrendada por los catalanes. Eso sí, insisten que antes es obligado que los partidos catalanes sellen un acuerdo de amplia mayoría que supere los dos tercios del Parlament, como pasó con el Estatut o el pacto fiscal. Es, de hecho, el mismo remedio que receta el PSC.
Desde la Lliga desvinculan el encuentro de este miércoles del cónclave que habrá en Poblet este sábado, unas jornadas de reflexión que prevén reunir a unas 200 personas también desencantadas con el independentismo y que promueven Marta Pascal y Carles Campuzano. Muchos de los asistentes a la comida de este miércoles, repetirán el domingo en Poblet. De hecho, la de cita del fin de semana, a la cual a pesar de las muchas especulaciones no asistirá Artur Mas, se había previsto con anterioridad a la de este miércoles y algunos ven un intento de contraprogramar.
Duran y Lleida y otros intentos fallidos
Si la cifra de 300.000 votos que especulan sus impulsores fuera real, podría perfectamente equivaler a unos 7 o 8 escaños en el Parlament; actualmente los comunes tienen 8 con 326.000 votos.
Ahora bien, vale la pena recordar que desde la extinción de CiU y hasta ahora, los intentos de representar este sector han sido diversos y todos han acabado siendo fallidos. Poco después de la separación de CDC, Unió cayó en el error de pensar que contaba con suficiente apoyo electoral como para hacer un buen papel en las elecciones al Parlament del 27-S. Con Ramon Espadaler como cabeza de cartel, los democristianos recogieron 103.293 votos, insuficientes para obtener representación en la cámara catalana.
A pesar del batacazo, tres meses después, Duran y Lleida se creyó con la fuerza suficiente para volver a presentarse en solitario, en nombre de Unió a secas, a las elecciones generales de diciembre de 2015. Él también quedó fuera del Congreso, con un resultado paupérrimo de 65.388 votos, es decir, empeorando los números de Espadaler.
La última experiencia, la más reciente, ha sido todavía más discreta. El partido que encabeza Germà Gordó, Convergents, decidió presentarse a las últimas elecciones españolas, las del 28-A. Con Sílvia Requena como cabeza de lista acumularon 2.406 votos.