Se podría decir que todo empezó en Andalucía, pero el punto de partida inicial y final siempre ha sido Catalunya. Es la que llevó a Pedro Sánchez a convocar elecciones españolas para el 28 de abril, por un polémico relator que, de momento, ni está ni se le espera. Justamente este diálogo entre gobiernos, que ni siquiera ha tenido tiempo de dar frutos materiales en la resolución del conflicto, será puesto a prueba en las urnas de todo el Estado. No es lo mismo decantarse por una opción que por la otra en este plebiscito cuando en uno de los bandos está la extrema derecha. Y con el juicio al procés en marcha.
La disyuntiva de estas elecciones es clara: avanzar o retroceder, diálogo o involución, resolución del conflicto o enquistamiento. Dos opciones y dos bloques. El primer bloque es el de la moción de censura, una coalición caótica que necesita de posiciones valientes para avanzar. Los partidos independentistas no pondrán el listón tan bajo como el junio pasado. El segundo bloque, el de las derechas de Colón, el del PP y Ciudadanos que no tuvieron problemas a blanquear la extrema derecha tan pronto como irrumpió en el Parlamento de Andalucía. A diferencia de otros países europeos, donde los partidos de centroderecha ponen cordones sanitarios a los ultras.
La triple alianza de Andalucía, que se certificó en la fotografía de la plaza Colón, tiene muy claro su programa: aplicación del artículo 155 de la Constitución española, desmantelamiento del Estado autonómico, represión judicial contra los dirigentes independentistas, intervención de los medios públicos y la escuela en catalán, cortar las subvenciones a los partidos soberanistas y expulsarlos como mínimo del Congreso de los Diputados... Su declaración de intenciones es muy precisa.
Un programa de gobierno que, de ser puesto en la práctica, no sólo no resolvería el conflicto, sino que podría enquistarlo todavía más. Según el último barómetro del CEO, hasta el 78,7% de los catalanes está a favor del "derecho a decidir su futuro como país votando en un referéndum" (incluye el 55,9% de votantes del PSC, el 44,5% del PP y el 40,7% de Ciudadanos). También según el CEO, el 70,3% de los catalanes no considera "justo" el encarcelamiento y el exilio de los dirigentes independentistas. Sólo el 15,1% de los ciudadanos de Catalunya, según esta encuesta, aprueban la aplicación del artículo 155. El 56,1% la suspende.
¿Influencia de los partidos catalanes?
Una incógnita por resolver, en caso de que a Pedro Sánchez le den los números para seguir en la Moncloa, es si volverán a ser decisivos los votos de los partidos independentistas catalanes. El CIS de esta semana dibujaba dos escenarios. El primero, el del pacto con Ciudadanos. El segundo, el de la reedición de la mayoría de la moción de censura. Si todo le va bien al PSOE, podría tener suficiente con Unidos Podemos o, como mucho, el PNV. En el escenario menos optimista, volvería a necesitar de los votos de ERC y JxCat.
El conflicto catalán planará sobre toda la campaña electoral española y los líderes españoles se dejarán ver. El que más visitará Catalunya será Pedro Sánchez, que tiene previstos actos en cuatro ciudades: Lleida, Tarragona, Badalona y Barcelona. Pablo Casado lo hará en dos ocasiones, a Barcelona y Tarragona. Podemos visitará también dos veces Barcelona, una con Pablo Iglesias y la otra con Irene Montero. Albert Rivera sólo tiene un acto previsto, en la capital catalana. Vox enviará a su secretario general, Javier Ortega Smith, a Tarragona.
Los presos políticos que serán cabezas de lista de los partidos independentistas no podrán hacer campaña. Pero es probable que después del 28-A haya que negociar con ellos.
Sánchez: la lección andaluza
Pedro Sánchez, candidato a la reelección, no quiere que le pase lo mismo que a Susana Díaz en Andalucía: que los votantes se queden en casa. Por eso, su campaña estará centrada en la movilización y el llamamiento a la participación. Y su target serán los indecisos. Fuentes de su campaña remarcan su prioridad: el votante urbano y, más importante todavía, el votante indeciso. Según la encuesta, son el primer partido en el Estado español, hasta el 38%. Habrá un relato y un programa basados "en los meses al gobierno y en los cuatro años en que venden por delante", en su agenda social interrumpida supuestamente por las derechas y los independentistas. Aspira a gobernar en solitario, pero de todos modos tendrá que bajar al barro a negociar.
Casado: reducción de daños
Pablo Casado sabe que va a las elecciones del 28-A a perder, pero aspira a salvar mínimamente los muebles. El CIS de esta semana pronostica una bajada de una sesentena de diputados. Su objetivo es, en primer lugar y más importante, mantenerse como el primer partido del bloque de la derecha. Según fuentes de la dirección de su campaña, la selección de los actos de campaña tiene que ver con allí donde "es más importante que quede el mensaje de que Pablo Casado es el valor seguro". En este sentido, quieren "explicar que la división del voto de la derecha es lo que quiere Sánchez" para seguir en la Moncloa.
Iglesias: papel secundario
La crisis sistemática del mundo Podemos será el gran lastre de Pablo Iglesias, que parece condenado a adoptar un rol secundario, subalterno. Su relato irá en este sentido: si no fuera por ellos, Pedro Sánchez no habría llegado tan lejos en determinadas cuestiones sociales; si les votas, podrán influenciar todavía más su agenda de gobierno. La gran mayoría de sus actos tendrán lugar en la España periférica, desde Catalunya y el País Valencià hasta Galicia y Euskadi.
Rivera: entre Macron y Abascal
Albert Rivera está desubicado. Mientras en las elecciones europeas quiere ir con el partido liberal de Emmanuel Macron, en Andalucía llega al poder con los votos de la extrema derecha y ya se está ofreciendo cada día de precampaña a Casado para repetir la fórmula. Por ahora, no quieren saber nada de Sánchez, a quien mantienen el cordón sanitario, aunque es una de las posibles alternativas dibujadas por el CIS. A pesar de las diferencias personales, con él se ha llevado a Inés Arrimadas, su activo más importante. O sobreviven los dos o mueren los dos. No se conoce toda su agenda de campaña, pero sí que pasará la semana santa en Andalucía y que este domingo intentará repetir un Altsasu en la localidad vasca de Errenteria.
Abascal: actor revelación
Eñ Vox de Santiago Abascal es, sin duda, el actor revelación de estas elecciones. Nunca un partido extraparlamentario había atraído tanto los focos mediáticos. Incluso,su candidato estará presente en el debate en cinco del día de Sant Jordi en LaSexta y Antena 3. Su primera victoria ha sido marcar la agenda, con debates que ni existían en el Estado español, como el de las armas. La incógnita será ver qué porcentaje de voto oculto tienen. La extrema derecha resucita con entidad propia.