La 15.ª legislatura en Catalunya ha arrancado con la incertidumbre de saber si habrá un nuevo president o habrá que volver a las urnas el domingo 13 de octubre. Esta semana, el president del Parlament, Josep Rull, ha activado la cuenta atrás electoral con un acto equivalente a una investidura fallida. Con esta resolución, Rull ha constatado la "imposibilidad" de proponer un candidato a la presidencia de la Generalitat dentro del plazo de 10 días hábiles posteriores a la constitución de la cámara que la ley estipula para celebrar un primer pleno de investidura. De esta manera, se ha abierto el periodo de dos meses reglamentario que se pone en marcha cuando un primer pleno de investidura no prospera. Ahora, los dos partidos que han manifestado su intención de concurrir a la investidura –el PSC y Junts– tienen hasta el 26 de agosto para intentar forjar una mayoría que les permita llegar al Govern: Salvador Illa busca construir un acuerdo con Esquerra Republicana y Comuns, mientras Carles Puigdemont apuesta por una alianza del independentismo que requiere la abstención de los socialistas –y que Illa ha descartado–.

De entrada, conviene señalar que, si bien no es la primera vez que se activa un acto equivalente a una investidura fallida, sí que se trata de un escenario inédito en el sentido que nunca se había ejecutado con posterioridad a unas elecciones, certificando la inviabilidad de celebrar un primer pleno de investidura en los plazos marcados. Tanto Illa como Puigdemont quieren ir a una investidura, pero pidieron más tiempo a Josep Rull para poder encauzar sus acuerdos y no dar pasos en falso. El otro precedente se remonta al octubre de 2020, cuando el president Quim Torra fue condenado e inhabilitado. El entonces president del Parlament, Roger Torrent, hizo una ronda de consultas que fue estéril, ya que ningún grupo propuso un candidato a la investidura. Es en este contexto cuando activó este mecanismo que supuso la convocatoria de elecciones para el 14 de febrero de 2021.

Lo que sí que ha sido igual que entonces es el formato con que se ha comunicado: la lectura de la resolución se hizo en el pleno y se hizo un pequeño debate con una intervención de los grupos parlamentarios por un tiempo máximo de cinco minutos cada uno. La sesión, que tuvo lugar el miércoles, acreditó que los potenciales pactos todavía son lejanos. Todo sitúa la política catalana en un verano de escenarios insólitos: desde la posibilidad de no tener ningún pleno de investidura hasta el 26 de agosto a una posible investidura el mes de agosto.

Sin plenos de investidura en el plazo permitido

La impresión es que, hoy por hoy, los posibles pactos se encuentran en un callejón sin salida. Si no hay ninguna solución a lo largo de las próximas ocho semanas, cogería fuerza la posibilidad de una repetición electoral. En este contexto, existe la posibilidad de que no haya ningún pleno de investidura a lo largo de estos dos meses y que ningún candidato intente postularse. Tanto el PSC como Junts han pedido más tiempo para cerrar los acuerdos y ya han apuntalado que, sin estos, no irán a una investidura fallida. En una rueda de prensa de la semana pasada, el líder de los socialistas, Salvador Illa, señalaba que se presentará cuando tenga los apoyos: "Estoy trabajando en esta dirección". A su vez, el secretario general de Junts, Jordi Turull, también apuntaba que su grupo no quiere "hacer un Feijóo": "Preferimos ir a la investidura cuando pensemos que saldremos adelante".

Esta circunstancia no se ha producido nunca, ya que siempre se ha celebrado un pleno de investidura en todas las legislaturas. Mayoritariamente, los presidents de la Generalitat han sido investidos en un primer pleno con algunas excepciones: Jordi Pujol fue elegido por primera vez jefe del ejecutivo en una segunda votación, hecho que se reprodujo en el año 1995. Quien también fue investido president en segunda vuelta fue Artur Mas el año 2010. Justamente Mas fue el protagonista de una investidura fallida en dos votaciones el 10 y 12 de noviembre de 2015. El exdirigente de Convergència acabó dando un paso hacia al lado y Carles Puigdemont fue escogido president de la Generalitat justo el último día antes que se acabara el plazo de dos meses para evitar elecciones. Finalmente, la investidura de Torra prosperó en segunda vuelta; mientras que Aragonès fue elegido a la tercera (en las dos primeras no salió bien su propuesta).

Primera repetición electoral y disolución anticipada de la legislatura por falta de acuerdo

Si tiene lugar el anterior escenario –se agota el plazo de dos meses sin la celebración de ningún pleno de investidura–, consecuentemente se producirá otra situación que no había pasado en Catalunya: una repetición electoral por la disolución automática de la cámara ante la imposibilidad de investir a un president de la Generalitat en el periodo apropiado. Transcurrido el tiempo de dos meses, el 26 de agosto se certificaría el final de la decimoquinta legislatura y las elecciones se tendrían que celebrar en un plazo de 47 días. Así pues, los nuevos comicios se harían el domingo 13 de octubre. Hasta ahora, en Catalunya sí que se han hecho varias convocatorias electorales anticipadas antes de que acabe la legislatura en su periodo natural, pero nunca ha ocurrido que haya una repetición ante el hecho de no haber podido escoger una nueva presidencia de la Generalitat.

Investidura en julio o agosto

El otro escenario novedoso es que se celebre un pleno de investidura en meses estivales. A lo largo de toda la historia, los plenos de investidura se han producido en los meses de enero, marzo, abril, mayo, junio, noviembre y diciembre. El único pleno para investir a un president de la Generalitat que se hizo en periodo estival fue el de Jordi Pujol el 22 de junio de 1988. De esta manera, con el calendario actual, la única manera de evitar la disolución de la 15.ª legislatura es que haya un pleno con una investidura que fructifique antes del 26 de agosto. Dicho de otra forma, sería la primera vez que tiene lugar una sesión de estas características el mes de julio o agosto.

 

De hecho, el Parlament acostumbra a tener un periodo inhábil del 1 al 15 de agosto. Este año, la Mesa del martes activó el mecanismo para que se pueda hacer un pleno en esta primera quincena de agosto. Ahora bien, lo que todavía queda es encontrar la fórmula exacta para hacerlo, un hecho que se prevé que se resuelva este próximo martes con una nueva reunión del órgano rector de la cámara: una opción es que lo autorice formalmente la misma Mesa o bien que sea la Diputació Permanent (un órgano que garantiza la continuidad de la actividad parlamentaria entre periodos de sesiones y entre legislaturas) quien convoque con una antelación de 48 horas el pleno si fuera necesario.

Tres diputados exiliados con la amnistía en vigor

Otra anomalía de esta legislatura es que todavía hay tres diputados en el exilio: Carles Puigdemont, Lluís Puig y Ruben Wagensberg. Todo esto, además, pasa en un momento en que la ley de amnistía ya ha sido aprobada y está en vigor desde el 11 de junio. La imagen de tres butacas vacías en la cámara no se ha desvanecido. En los sitios de Puigdemont y Puig, figuran dos lazos amarillos, mientras que este miércoles, en el sitio de Wagensberg, figuraba una camiseta con el lema 'Xàtiva renaix de les cendres'. De hecho, es una camiseta con una larga historia: la primera persona que la lució fue David Fernàndez, exdiputado de la CUP, el año 2012. Quien heredó esta prenda de ropa fue Lluís Llach, que la llevó en el primer pleno de la legislatura en la que el cantautor y ahora presidente de la ANC encabezó la lista de Junts pel Sí por Girona. Después de los comicios del 2017, Llach se la cedió a Ruben Wagensberg, que la llevó también el primer día de la nueva legislatura. Y, antes de volver al republicano, también estuvo en manos de la exdiputada de la CUP, Dolors Sabater.

Todo, pues, sitúa a Catalunya en un nuevo e insólito terreno político: la incertidumbre de saber si habrá pleno de investidura o se desbloqueará la situación con un pacto 'in extremis'.