La información dada a conocer está basada en datos imprecisos de la  Agencia Catalana del Agua (ACA) en un claro intento de traspasar los errores de gestión a los ayuntamientos. En un momento en el que la atención mediática presta especial atención a la eficiencia en la gestión del agua, y cuando la sensibilización ciudadana al respecto de la sequía va en aumento, es de exigir que las informaciones relacionadas con esta sensible materia sean especialmente rigurosas. Mucho más cuando proceden de un organismo público.

Por todo ello, y ante la afirmación dada a conocer por algunos medios informativos, citando como fuente a la ACA, de que el rendimiento medio de las redes de abastecimiento de agua potable de los municipios catalanes es del 75% y que con el 25% correspondiente a las fugas se podía llenar el pantano de Sau, la Agrupació de Serveis d’Aigua de Catalunya (ASAC) considera necesario clarificar unos datos que, no solo son imprecisos, sino que contribuyen a generar desinformación sobre un tema especialmente sensible

Según esta asociación profesional, la más importante del sector y que agrupa a las empresas públicas y privadas del agua en Catalunya, que gestionan el abastecimiento de agua potable a más del 85% de la población, los datos acumulados al respecto demuestran la cifra media de fugas de agua es en verdad del 10%, incluyendo en esta proporción las pérdidas debidas a las averías causadas por obras ajenas al servicio de aguas y por purgas para el mantenimiento de los sistemas.

La ASAC señala que hay municipios donde las pérdidas son menores, como en el área metropolitana de Barcelona, donde apenas alcanzan el 6%. Por otro lado, si se tiene en cuenta que el 70% del consumo de agua en Catalunya corresponde es para uso agrario y que solo un 30% se destina a uso urbano e industrial, ese 10% de fugas en las redes de distribución equivaldría realmente a solo un 3% del consumo global.

En otro orden de cosas, esta organización profesional informa que para calcular el rendimiento general de la red de distribución es necesario tener en cuenta los volúmenes de agua consumida que no quedan registrados en los contadores, y que suponen un 11,5% de media.

Se trata de usos municipales no sujetos a conteo, como los destinados al riego de parques y jardines o el baldeo de calles, así como el destinado a las fuentes públicas o a las bocas de incendio, donde no es posible situar un contador por razones de seguridad. A todos ellos habría que sumar los consumos ocultos por los fraudes llevados a cabo de manera ilegal por algunos usuarios, y el subconteo de los aparatos de medida obsoletos, que no registran buena parte del consumo.

Si sumamos ambos porcentajes, el 11,5% correspondiente a los consumos no registrados y el 10% debido a las fugas, observamos que el rendimiento medio de las redes de distribución de agua potable en Catalunya es del 78,5%: una cifra superior a la media española (76,5% según datos de AEAS) y a la europea (75% según EUREAU).

El manejo de la información debe ser especialmente riguroso para trasladar a los ciudadanos un mensaje claro, honesto y veraz a la hora de solicitar su participación en el uso responsable del agua. En sentido contrario, se corre el riesgo de generar desconfianza hacia la administración, una circunstancia que debe eludirse especialmente ahora, ante una de las sequías más rigurosas de los últimos años, cuando todos debemos actuar conjuntamente para hacer un uso más responsable del agua, una actitud solidaria que nos permita hacer frente a los escenarios de escasez en los que nos vamos a adentrar con mayores garantías de éxito.

 

Imagen principal: pantà de Sau / ACN