En medio de un momento donde las propuestas ruralistas de Castilla y León están en el foco mediático, hay que recordar que la Catalunya vaciada también existe y se organiza. Todo empezó en junio del 2021 con un grupo de WhatsApp de cuatro alcaldes. Cosa de medio año más tarde, ya son más de 500. Se han constituido como grupo de interés bajo la marca Eines de Repoblament Rural (ERR), con la finalidad de evitar el despoblamiento rural continuado y situar la ruralidad en el centro del debate político del país. Con tanto músculo, el salto a los próximos comicios catalanes les sería fácil. Igualmente, este movimiento estratégico todavía no está sobre la mesa: confían en el hecho de que el Govern les hará caso. Pero si la respuesta de la Generalitat no es la adecuada... nadie descarta que no vayan a elecciones en un futuro.
El origen de este lobby se encuentra en un estudio de la Universitat de Lleida publicado el junio pasado bajo el título "Nuevos índices de relieve generacional en el mundo rural". Una investigación que es contundente en sus conclusiones: "Las comarcas las Garrigues, la Noguera, el Solsonès, los dos Pallars, la Alta Ribagorça, el Alt Urgell, Terra Alta, Ribera d'Ebre, Priorat, Conca de Barberà y parte de la Cerdanya y del Urgell se nos están vaciando". La misma conclusión se puede extraer de las proyecciones del Idescat, que apuntan al hecho de que 354 municipios catalanes perderán población durante la próxima década.
Un crecimiento exponencial
La información no es nueva, pero la situación ha cambiado. Los alcaldes y alcaldesas de los municipios del país con menos de 2.000 habitantes han decidido pasar a la acción, hasta el punto que en cuestión de siete meses han pasado de ser cuatro a superar los 500, una cifra que supone más de la mitad de todos los municipios catalanes. Funcionan debajo la coordinación de Jaume Gilabert, jefe del gobierno de Montgai (Noguera), que asegura que el crecimiento exponencial que ha vivido ERR se debe al hecho de que "el mundo rural comparte los mismos problemas". "Nadie nos hace caso", dice. Y ante dificultades compartidas, medio millar de alcaldes y alcaldesas se han unido para evitar el despoblamiento de su hogar. Así, la organización aglutina el 90% de los municipios catalanes con menos de 2.000 habitantes. "Si no somos más es porque no contamos con el teléfono móvil de los que faltan", bromea Gilabert.
Con tantas voces, ERR es probablemente la entidad ruralista más importante de Catalunya. Uno de sus rasgos característicos es que solo está formado por jefes de gobiernos municipales, ya que consideran que "en el mundo rural, todos los asuntos de la gente se concentran en el ayuntamiento". "Somos los alcaldes los que luchamos por el día a día de las personas. Conocemos las dificultades de la ciudadanía y somos los responsables", explica el coordinador del grupo de interés. Es por eso que los alcaldes y las alcaldesas tienen el deber de plantarse ante el Govern para exigir las herramientas necesarias para repoblar el territorio.
Un Estatut del Municipi Rural
Justamente eso es lo que quieren: herramientas. No quieren una tutela administrativa basada en la subvención continuada, quieren herramientas para utilizarlas ellos mismos, aunque a estas alturas la legislación no se lo permite. Es por eso que una de sus principales reivindicaciones es que el Parlament saque adelante un Estatut del Municipi Rural (EMR). Se trata de un tipo de paraguas legal para impedir que cualquier ley los pase por encima y que no es ninguna locura, como mínimo en el estado español: tanto en el País Vasco como en Castilla la Mancha ya cuentan con algo similar. "No queremos dinero, queremos fechas concretas. Si lo que pedimos no se hace, es por falta de voluntad política", subraya Gilabert.
El EMR es la propuesta estrella del grupo de interés y tiene que servir "para aplicar políticas desde todos los departamentos que hagan posible la equidad de las personas que viven en las zonas rurales", así como "definir como municipios rurales todos aquellos de menos de 2.000 habitantes, que representan el 62,62% de los municipios de Catalunya y el 63,88% del territorio catalán". Con todo, prevé cuatro herramientas estratégicas a desarrollar como una mejora de la financiación, la obligatoriedad de informes de impacto demográfico tanto en el proceso de redacción y aprobación de cualquier cambio normativo, legal o de gobernanza, y el despliegue de un Pacte contra el Despoblament Rural.
Confianza en el Govern
El lobby confía en el hecho que el Govern sacará adelante el estatuto antes no acabe el año, sobre todo porque el 2023 es año electoral. En este sentido, tienen cerrada una reunión con la consellera de Presidència, Laura Vilagrà, en los próximos días. Vilagrà es la encargada de impulsar el nuevo marco de trabajo y, de momento, su predisposición parece positiva. Una buena señal ha sido la constitución del Consell de Governs Locals, impulsado por la misma consellera. Además, Gilabert ya se ha reunido en estos siete meses con altos cargos de las conselleries de Educació y de Salut, así como con el vicepresident de la Generalitat, Jordi Puigneró.
La fe en la tarea del Govern es lo que evita que ERR se presente a elecciones, de momento. El alcalde de Montgai explica que si no han creado un partido político es porque confían que la Generalitat escuchará sus peticiones, como ya han empezado a hacer. "Pero si las administraciones nos vuelven a ignorar, ya veremos lo que pasa", expresa. En cualquier caso, Gilabert tiene bien claro que hay que enfrentar la situación con positividad: "Tenemos que ser optimistas, a pesar del pesimismo". Y es que los datos de la UdL y del Idescat no son "catastróficos", desgraciadamente. Son "realistas", puntualiza el coordinador del lobby. Es decir, ya hace tiempo que el problema es muy real.
Los problemas no se acaban
La problemática existente en el mundo rural no la solucionará solo el mencionado estatuto. Existen otras necesidades, como la vivienda. En los municipios afectados por el despoblamiento "hay viviendas en muy mal estado y de otros que están cerrados, sin pagar impuestos". "Eso escuece a los municipios, porque no se está haciendo nada", dice Gilabert. Y añade lo siguiente: "No hay posibilidad de hacer viviendas nuevas por la ley de urbanismo, ya que estamos tutelados como menores de edad. No podemos decidir nada, no existe autonomía municipal en el mundo rural", lamenta.
El alcalde de Montgai también remarca la falta de funcionarios en los municipios catalanes de menos de 2.000 habitantes, así como la falta de incentivos para atraerlos. Delante de eso, el grupo de interés propone contabilizar como mérito el hecho de prestar servicios en las zonas rurales que sufren despoblamiento, deducciones fiscales en la vivienda para vivir en una zona rural en despoblamiento y pensar en los pueblos pequeños antes de publicar nada. Eso último es importante porque a veces se viven situaciones surrealistas: en la última convocatoria para acceder a ayudas vinculadas a Garantía Juvenil, uno de los requisitos era que tenía que haber más de treinta jóvenes en paro en el municipio. "¿¡Cómo tenemos que tener más de treinta jóvenes en paro si no tenemos ni treinta jóvenes empadronados!?", exclama indignado Gilabert.
Independencia municipal
Cuestiones como estas son las que ERR reclama ante el Govern de la Generalitat. Pero aquí no acaba la tarea del lobby, ya que también se plantan delante de La Moncloa cuando es necesario. Así lo demuestran algunas de las reuniones que ha mantenido Gilabert con altos cargos del Estado: el secretario de Reto Demográfico o el ahora exdelegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera. Igualmente, el coordinador insiste en que la aprobación del Estatut del Municipi Rural depende del Parlament, que está donde hay que presionar.
La mayoría de los alcaldes y alcaldesas que integran Eines de Repoblament Rural son de ERC, aunque su voluntad es funcionar como un "lobby del mundo rural ajeno a injerencias partidistas". De esta manera, dentro del grupo hay personas independentistas, socialistas, de plataformas independientes e, incluso, el único alcalde que el PP tiene en Catalunya. Entonces, ¿dónde queda la independencia? "Somos muy independentistas: queremos independencia municipal", bromea Gilabert. Lo importante aquí es la transversalidad y la ruralidad: "Si remamos todos juntos hacia el municipalismo, saldremos adelante".