La Catalunya Central reclama protagonismo. El Vilar de la Duquessa de Cardona se ha convertido este fin de semana en el escenario de un encuentro del mundo político y empresarial catalán, organizado por el hotelero Eduard Torres, como prolegómeno de la agenda de citas que se ponen en marcha con la llegada del verano. Ha sido la primera convocatoria de una reunión que quiere tener continuidad y que el sábado por la noche consiguió reunir a dos de los máximos protagonistas de la actualidad política como son el secretario general de Junts, Jordi Turull, y el expresidente de ERC Oriol Junqueras. El primero, enzarzado en las negociaciones para la investidura del próximo president de la Generalitat; y el segundo, en plena ofensiva para recuperar el liderazgo de ERC después de que este lunes renunció formalmente a la presidencia del partido, que ocupaba desde el 2011.

Turull fue el último en llegar, proveniente de una reunión de la cual se zafó de dar detalles, mientras un Junqueras distendido escuchaba estoicamente los comentarios que los invitados le regalaban sobre qué habría o no tendría que hacer ERC en la presente coyuntura. Los dos compartieron mesa, con el anfitrión, para degustar el plato de mar y montaña preparado bajo la batuta de Josep Barragán por la Bodega Amposta, que se encargó de la cena que se sirvió y de los aperitivos previos.

La complicidad entre los dos políticos, que han compartido mucho más que la habitual vecindad de escaños en el Parlament, se hizo evidente. Junqueras no desperdició la ocasión para subrayar el extraordinario peso del ducado de Cardona más allá de las fronteras de Catalunya o para debatir con Eduard Torres sobre la fecha de la Carta de Poblamiento de la ciudad y dejar claro que la del Conde Borrell II fechada el 986 no es la primera. No obstante, la presión de la actualidad dirigió rápidamente la mirada hacia cuestiones menos evocadoras pero más arraigadas a la presente centuria. A partir de aquí la conversación quedó reservada a la discreción de los manteles, pero no decepcionó a los comensales de aquella mesa, entre los cuales Oriol Guixà, conocido como el gigante del cobre catalán y presidente del Femcat, que aquella misma mañana había aterrizado de Chicago donde tiene ubicada una de sus empresas.

Oriol Junqueras con el empresario Eduard Torres este sábado en Cardona

La cena estuvo precedida por el aperitivo en la terraza del Vilar, que ofrece un imponente panorama de la zona, presidida por el castillo de Cardona. El objetivo era una cita transversal desde todos los puntos de vista. Pero la política dominaba. Estaba presente la presidenta de Junts, Laura Borràs, y el delegado de la Generalitat en Madrid, Joan Capdevila, Capi, un veterinario que se afana por volver a sus pacientes sin esperar al final del actual mandato ya en funciones.

Junts era la formación con más representantes, entre otros la número dos de la candidatura al Parlament, Anna Navarro -que protagoniza uno de los jet lags más largos de la historia mientras intenta reubicarse en la Catalunya que abandonó el siglo pasado-; el cabeza de lista gerundense y promesa destacada del plantel de Junts, Salvador Vergès; y el portavoz del partido, Josep Rius. Demòcrates contaba con Toni Castellà -también miembro del Consell de la República, como Teresa Vallverdú, una de las organizadoras del acto-, y la exdiputada Titón Laïlla. Entre los diputados de otras formaciones, Jordi Riba y Ferran Verdejo del PSC -Alícia Romero había confirmado asistencia, pero no pudo asistir finalmente-; Jordi Castellana de ERC o Àngels Esteller del PP.

Jordi Turull en un momento del aperitivo que precedió a la cena

A pesar de este protagonismo político, atizado por la incertidumbre del escenario en el Parlament y en el Congreso, la cita tenía un profundo acento empresarial y económico, y de apelación a una sensibilidad de país. De hecho, aparte de Eduard Torres, expresidente de Turismo de Barcelona y fundador de la cadena hotelera Grup Duquesa, el acto fue coorganizado por los también empresarios Gabi Jené, Toni Fitó, Ernest Pérez Mas y Albert Pijuan.

Había representantes de todas las Cámaras, el vicepresidente de Foment, Jaume Roura; el secretari general de PIMEC, Josep Ginestà, enfundado en un impresionante traje rosa; la secretaria general de FemCat, Muntsa Vilalta; el secretario general de Cecot, Oriol Alba; los presidentes de las Cámaras de Sabadell, Terrassa y Girona, Ramon Alberich, Ramon Talamàs y Jaume Fàbrega.

En una breve intervención de bienvenida, el anfitrión recordó que 1.200 años atrás Cardona formaba parte de la Marca Hispánica, encrucijada del imperio Carolingio y del territorio del al-Andalus, dominado durante 200 años por razzias y enfrentamientos, pero también por intercambios comerciales y culturales, un espacio de encuentro que dio pie al nacimiento de Catalunya.

El periodismo y el mundo de la cultura y la ciencia tampoco quedaron de lado en la cita. En este capítulo uno de los nombres destacados fue David Madí, que hace justo hace diez días presentó su libro Merecer la victoria, donde explica la intrashistoria del procés y ya ha conseguido situarse como número 1 de los libros más vendidos de no ficción. De hecho una de las conversaciones que más atención despertó fue la que el escritor, exmiembro del pinyol de Artur Mas, mantuvo con Junqueras. Madí acudió al encuentro con su compañera, la escritora mallorquina Maria de la Pau Janer, lo cual no dejó de provocar también comentarios, aunque este punto entraría más bien en territorio EnBlau.

Pérgola del Vilar de la Duquesa de Cardona

Cultura y ciencia estaban también representados por la presidenta del Ateneo, Isona Passola; los rectores de la UB, Joan Guàrdia; de la UOC, Àngels Fitó; y de la Universidad Ramon Llull, Josep Antoni Rom; el escritor Jordi Cabré; el comunicador Toni Rodríguez; el economista Oriol Amat; el exconseller de Salud Josep Maria Argimon; y los doctores Josep Maria Llovet, Arcadi Navarro y Manuel del Castillo, entre otros.

La cena se celebró bajo una escultural pérgola al aire libre, que acogió a los 120 invitados custodiados por una noche clara y fresca de junio en la Catalunya central, que terminó con la promesa de repetir el próximo año.