El verano pasado, por primera vez desde el 1-O, los contrarios a la independencia pasaron por delante de los que están a favor, según el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat. El sí cayó hasta la cota más baja desde el otoño de 2017. Ahora, una encuesta de este mismo instituto señala que se mantiene la tendencia a la baja. Un 41,9% de los encuestados con nacionalidad española en Catalunya quieren que Catalunya sea un Estado independiente, mientras que el 48,8% se opone. El sondeo, eso sí, se hizo antes de conocer la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes independentistas.
El estudio incluye también la opinión de personas que no tienen la ciudadanía española. Si se agrega este colectivo de la muestra, la distancia entre favorables y detractores crece tímidamente y pasa de 7 a una distancia de 9 puntos.
La última vez que el CEO preguntó por la independencia -en julio-, el si se situó en el 44%, más de dos puntos por encima que ahora, y se decantaban por el no un 48,3%, prácticamente los mismos que en esta oleada.
El barómetro se realizó entre el 16 de septiembre y el 7 de octubre, por lo tanto, se finiquitó una semana antes de que el Supremo hiciera públicas las condenas por el 1-O y de la posterior oleada de protestas en la calle. También fue previo a las elecciones del 10-N.
Un tercio de los votantes de los comunes quieren la independencia
Si nos fijamos en los datos desglosados por partidos, destaca que el 36% de los que aseguran haber votado En Común Podem en las elecciones del 28-A defienden la independencia de Catalunya, por un 55,4% que son contrarios. Si se comparan estos datos con las de la última encuesta del CEO que preguntó sobre qué relación tendría que haber entre Catalunya y España, salta a la vista que el electorado independentista de los comunes se ha doblado en menos de medio año. En julio sólo el 14,5% se posicionaba a favor de una Catalunya independiente.