El presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Rafael Mozo, ha oficializado la salida de la vocal Concepción Sáez, que renunció al cargo al considerar que la situación al órgano de gobierno de los jueces era "insostenible". En decreto firmado este viernes, Mozo aplica la ley del Poder Judicial, que contempla que los vocales "solo" cesarán de sus cargos por el transcurso de los cinco años para los que fueron nombrados, por "renuncia aceptada" por el presidente o por incapacidad, incompatibilidad o incumplimiento grado de los deberes del cargo. La renuncia, que tiene efectos a partir de este sábado 1 de abril, no cierra la crisis en el bloqueo por la renovación del CGPJ mientras el ala progresista todavía medita si vale la pena dimitir en bloque.
En el decreto, el presidente interino del órgano agradece a a la vocal nombrada por Izquierda Unida "los servicios prestados" y reconoce "la dedicación y la profesionalidad durante el largo periodo en el que ha ejercido sus funciones". Mozo también acepta los motivos que esgrimió en una carta enviada el 13 de marzo. En la misiva, Sáez justificaba la renuncia al considerar que la situación era "insostenible" y decía que su continuidad al pleno era "inútil". Según dejó escrito, el bloqueo en la institución, que dura cuatro años y medio, deja un escenario "radical y quizás ya irreversible degradación de la institución". "La incapacidad de tomar determinadas decisiones en el ejercicio ordinario de las competencias de este órgano a la vez que se clama por la recuperación de competencias impropias de un Consejo en funciones ha acabado por agotar mi paciencia", tecleó Sáez.
La marcha de la progresista amplía la mayoría conservadora que hay en el órgano. Si no hay más dimisiones, ahora quedarán diez vocales elegidos por el Partido Popular, seis a propuesta del PSOE y otro del PNV, que se acostumbra a alinear con el espacio progresista. En cualquier caso, la dimisión de Sáez originó un movimiento en este sector porque llevó a otro vocal del mismo sector, Álvaro Cuesta, a plantearse una dimisión en bloque. La vía planteada, sin embargo, no tiene el consenso del resto y la reunión que se hizo esta semana acabó sin acuerdo para pactar una posición común. Algunos de ellos temen que la acción coordinada no tenga ningún efecto práctico, que se quede en un acto simbólico y que, encima, el ala conservadora pueda hacer funcionar el órgano igualmente.
Después del encuentro de este martes, algunos magistrados explicaron que fue un "intercambio de opiniones" para discutir el planteamiento de dimisión colectiva por primera vez aunque los convencidos no pudieron seducir a los reticentes. Sea como sea, a medida que pasan los días, la renuncia grupal se está desvaneciendo y va perdiendo fuerza por la percepción instalada de que no sería efectiva.