Si alguien tuviera que escribir un guion de película o de cuento de hadas con el mejor final posible, tendría que mirar la final de la Champions de este sábado en San Mamés. Las chicas del Barça femenino fueron las protagonistas de una actuación memorable e histórica, porque no salían como favoritas contra el todopoderoso Olympique de Lyon, ocho veces campeón de Europa (cinco de ellas de manera consecutiva), un equipo al cual no habían ganado nunca, verdugo de las blaugranas en dos finales (en Budapest y Turín), y que afrontaban el gran duelo con una suficiencia pasmosa. "Somos el mejor equipo del mundo", decía el día anterior Sonia Bompastor, la entrenadora del equipo francés. Pues, no, mire, señora Bompastor, el mejor equipo del mundo es el Barça. Y lo dejó muy claro en Bilbao, ante 40.000 aficionados que las llevaron en volandas, porque este equipo revalidó el título de campeonas conseguido el año pasado en Eindhoven, sumó la tercera Champions en su palmarés (tres de cuatro), redondeó una temporada de ensueño conquistando los cuatro títulos que ha disputado (Champions, Liga F, Copa de la Reina y la Supercopa de España), sometió con autoridad al conjunto francés, que destaca por una combinación de talento y poder físico perfecto y, lo que es tan importante como ganar el trofeo, lo hizo imponiendo su fútbol y de la manera más emotiva posible: con dos goles de las dos Balones de Oro, el de la esperanza de Aitana y el de la tranquilidad de Alèxia, dos chicas catalanas, de Sant Pere de Ribes y de Mollet del Vallès, que comparten la corona más preciada.
El Barça ha iniciado una nueva dinastía en Europa y ya es considerado un equipo de leyenda, no solo por sus éxitos y méritos deportivos, sino por lo que ha conseguido más allá del deporte, un cambio de paradigma en la sociedad, construyendo referentes para las niñas, convirtiendo a las futbolistas mujeres en un orgullo para sus padres, cuando hace no tantos años sentían vergüenza cuando sus hijas les decían que querían jugar al fútbol, como los niños. Pero también por haberse convertido en un modelo de conducta y unos valores que, en estos momentos de crisis existencial, económica y deportiva que vive el club blaugrana, es el que da más sentido al "més que un club". Por todo eso, y mucho más, el Barça femenino merecía ser la noticia más importante de las portadas de este domingo, pero solo lo ha sido en las cabeceras catalanas —no era para menos—, y también en El País. "Tricampeonas de Europa", titula sobre la imagen grande de la portada La Vanguardia. "Legendarias", dice El Periódico, que sí que le dedica el titular principal de su portada. "¡Campeonas!", dice el diario Ara, e incluso el Punt Avui, que siempre se desmarca del resto, ha dedicado prácticamente toda su página noble a las "tricampeonas eternas", mientras que El País, el único diario español que le da un protagonismo merecido a las blaugranas, le reserva la fotografía principal de la portada con un titulillo engatillado (pequeño, vaya) de "El Barça conquista su tercera Champions en cuatro años".
En el resto de la prensa madrileña, como también era de prever, el triunfo del Barça, y encima del equipo femenino, no merece demasiada atención. El Mundo prefiere darle todo el protagonismo a su reina particular, Isabel Díaz Ayuso, a la que vuelve a entrevistar por enésima vez. "El PP no puede ser la tabla de salvación de un Gobierno roto que se ahoga", dice a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Damos por hecho que si es el titular de la portada, será el más interesante que dice en toda la entrevista. Bajo la cabecera, pequeñito, Alèxia (no con la copa, sino sin camiseta) comparte el mismo espacio que Toni Kross, que ayer se despidió del Bernabéu. La Razón, también le reserva un espacio minúsculo a las blaugranas para decir que "El Barça gana su tercera Champions femenina delante del Lyon (2-0)", el mismo espacio que le dedica a Taylor Swift, que el miércoles aterriza en España, o a Eduardo Álvarez Aznar "el número 1 en salto (de caballo) que "se impone en el Gran Premio La Razón". El ABC, por su parte, también como era de prever, desprecia absolutamente a las campeonas de Europa. Nada de nada.