"But I'm a democrat". El exprimer ministro del Reino Unido, David Cameron, deja para la historia una ambivalencia política en su legado que refleja con nitidez las filias y las fobias enfrentadas sobre el papel de los referéndums, en el marco del conflicto entre el independentismo y el Gobierno del Estado. Es la revelación resultante del debate "Catalunya en la encrucijada", celebrado entre el expresident de la Generalitat, Artur Mas, y el exministro de Exteriores, José Manuel García- Margallo, este martes en el Ateneo de Madrid, con el velo de fondo de la inhabilitación del catalán por haber puesto las urnas del 9-N de 2014.
Escocia era el ejemplo de Mas para reivindicar que Cameron dejó al margen el argumento histórico que le proponía Margallo, sobre la relación entre Catalunya y España, con la idea de dar "una solución" al conflicto territorial. Ha recordado que éste se originó en el Estado con el recorte del Estatut, por parte del Tribunal Constitucional, cosa que habría dejado la Constitución "sin legitimidad" para los soberanistas. ¿"Cómo se puede anidar la concordia en el corazón de los catalanes cuando se presume de "cepillar" nuestra norma de autogobierno"?, se ha quejado sobre las famosas declaraciones del entonces dirigente del PSOE, Alfonso Guerra.
Margallo, por su parte, ha contraargumentado que sin crisis económica no habría habido el paso del autonomismo, al soberanismo. El hecho es este argumento evoca a las causas de los populismos, y se remonta a las mismas tesis que los partidarios del Brexit utilizaron para propugnar la salida del Reino Unido de la UE. Al respecto, el exministro ha señalado los temores del ejecutivo central a la independencia de Catalunya, cuando ha ironizado que Mas debe ser la "única persona" en Europa que tiene a Cameron en buena estima porque sacó a los británicos del proyecto "sin plan B".
Precisamente, las ofertas políticas de Cameron y Rajoy han servido al político catalán para ejemplarizar las diferencias del conflicto territorial. Mas ha explicado que los principales representantes de los partidos del Reino Unido visitaron Escocia y desplegaron la artillería para vencer el referéndum, tras decidir la pregunta. "Que el Estado nos explique cuál es su proyecto para Catalunya, si es que tiene alguno", ha reivindicado. En este punto, ha recordado a Margallo que él como ministro era un defensor de la reforma constitucional, aunque no es la posición compartida por el Gobierno del PP, a la hora de resolver el conflicto soberanista.
Pero el exministro se ha vuelto con los dos argumentos clásicos del unionismo, tras reconocer que una de sus cruzadas como ministro fue combatir el procés. El primero es que "una crisis económica se supera, un conflicto político, también, pero la disolución de España es irreversible". El segundo, el imperio de la ley y el intento de desmontar el derecho a decidir. Ha explicado que solamente la Constitución de Etiopía y Saint- Nevitts lo contempla, y que en otros casos, es en los pueblos coloniales, ocupados militarmente, o donde se violan derechos humanos, dónde se aplicaría. "Por eso ERC debatió en su ponencia política de 2013 cómo demostrar a la comunidad internacional que Catalunya es un pueblo oprimido", ha dicho.
La anécdota ha llegado cuando Margallo ha intentado desafiar a Mas a celebrar una consulta en Tarragona. El segundo ha replicado que la diferencia es que en el Parlament de Catalunya hay 72 diputados independentistas, es decir, una mayoría absoluta y que en Tarragona nadie tiene esa reclamación. Así y todo, lo ha tumbado cuando ha recordado que en el Estatut este derecho sí está contemplado para la Vall d'Aran, que son 8.000 personas, de casi 7 millones y medio catalanes.
El exministro se ha mostrado más sabido en términos de política internacional, y ha explicado que el Reino Unido podía salir de la UE porque así estaba contemplado ya desde el momento de su anexión al espacio comunitario. Sin embargo, para Catalunya no había precedente, y en todo caso, los tratados dirían que se tiene que poner "a la cola" para reingresar. Aquí Mas le ha girado el argumento, asegurando que hay las mismas garantías de no-reconocimiento que de reconocimiento, si es que hay un vacío legal al respecto. "A Alemania oriental se lo pusieron fácil porque Europa es pragmática", ha cerrado sobre la reunificación de dicho país.
Las buenas palabras y los toques irónicos del interior de la sala han contrastado con la entrada de Mas, increpado por unos ultras en un acto organizado por la Falange.