Podemos ha querido demostrar en los últimos días que sigue vivito y coleando, y ha advertido a Pedro Sánchez que puede acabar sufriendo los daños colaterales de su choque perpetuo con Yolanda Díaz. La líder de los morados, Ione Belarra, instaba a finales de la semana pasada a PSOE y a Sumar a respetar las demandas de su partido, y advertía que los cinco diputados que tiene la formación dentro del Congreso de los Diputados podrían boicotear la investidura del líder socialista. Los chantajes de Ada Colau no calmaron la situación, al contrario. Amenazó a Podemos con sufrir represalias económicas y eso provocó que Pablo Iglesias saltara al cuello de la exalcaldesa barcelonesa. Fuentes del Gobierno niegan preocupaciones en la Moncloa por las rabietas de sus antiguos socios, pero los morados ya no solo amenazan con desbarajustar la investidura, sino hacer tambalear la estabilidad de Sánchez durante la legislatura.
En las últimas semanas, Podemos ha puesto sobre las mesas del PSOE y Sumar tres exigencias: aumentar el salario mínimo hasta los 1.500 euros, congelar los precios de los alquileres, y mantener a Irene Montero como ministra de Igualdad. La última de todas las medidas parece prácticamente imposible, sobre todo después de que Yolanda Díaz decapitara sin miramientos la cara más visible de Podemos en las elecciones generales del 23-J. Pero Ione Belarra quiso asegurarse de que las otras dos medidas se cumplían, y amenazó a Pedro Sánchez con el voto negativo de los cinco diputados de Podemos que hay en el Congreso a su investidura.
Este martes, Ada Colau echó la gasolina, y el acuerdo entre PSOE y Sumar para reeditar un gobierno de coalición encendió el fuego. La exalcaldesa de Barcelona advirtió a Podemos que incumplir un acuerdo con Sumar implicaría "no tener el retorno en materia económica". Los chantajes de Colau a los morados encendieron las alarmas en Madrid, y Pablo Iglesias salió en tromba contra la líder de los comuns, acusándola de autoritaria, de faltar al respecto a la autonomía política de un partido y de caer en el "patetismo". Solo lanzó una sola dosis de calma: "Podemos votará que sí a la investidura" de Pedro Sánchez, pero reivindicaba autonomía parlamentaria, "como la que han ejercido los comuns" en el Congreso las últimas legislaturas.
La relación de Podemos con el PSOE y Sumar se tensaba todavía un poco más cuando Ione Belarra e Irene Montero optaban por no hacer acto de presencia en la firma del acuerdo para reeditar un Ejecutivo de coalición. Es más, los morados se quejaban de que la formación de Yolanda Díaz no les había informado sobre sus pactos con el equipo de Pedro Sánchez.
Al acabar este acto, fuentes del Gobierno aseguraban que no hay ninguna preocupación en la Moncloa sobre las rabietas de Podemos, ni sobre la posibilidad que los cinco parlamentarios morados acaben en el grupo mixto. "Ya saben qué puede pasar", señalaban estas mismas fuentes, convencidas del mal negocio que puede suponer para Podemos cargarse una investidura. Ahora bien, Iglesias ya señalaba el miércoles que la investidura no es lo que está en riesgo. Advertía que su partido podría convertirse en una piedra en el zapato del líder socialista en las votaciones que se celebren en el Congreso en un futuro, si el PSOE y Sumar no los tratan con más respeto.
Sánchez deja en manos de Yolanda Díaz el papel de Podemos en el próximo Consejo de Ministros
Ya lo señalaba el mismo Pedro Sánchez el pasado 18 de junio. En una entrevista a las puertas de las elecciones del 23-J y después de haber pasado toda una legislatura llena de obstáculos con Podemos, alababa a la vicepresidenta Yolanda Díaz. Y situaba todas sus esperanzas futuras en una buena convivencia con el nuevo partido de la vicepresidenta española. El líder socialista señalaba, incluso, que un gobierno con Sumar sería "más fácil" que el ejecutivo que tuvo en la pasada legislatura.
¿Sánchez podrá librarse de Podemos de una vez por todas? La decisión está en manos de Yolanda Díaz. Al presidente del Gobierno se le preguntó el pasado viernes si los morados acabarán teniendo presencia o no dentro del Consejo de Ministros. Y decidió traspasar la responsabilidad a Sumar. "No soy yo quien tiene que responder", señaló ante las preguntas de la prensa en Bruselas.
El aislamiento de Sumar a Podemos
Podemos se siente maltratado. En cuestión de poco más de un año ha visto cómo las aspiraciones de Yolanda Díaz de fundar su propio partido se han traducido en la condena, prácticamente a muerte, de los morados. El partido anteriormente comandado por Pablo Iglesias ha sufrido una pérdida gigante de ingresos, a consecuencia, también, de su fracaso en las elecciones municipales y autonómicas del 28-M. Ha provocado, incluso, un ERE que ha despedido al 70% de la plantilla. Al fin y al cabo, Podemos sí que necesita el 23% de los ingresos que genera el grupo parlamentario de Sumar.
Una de las cosas que más cuecen a los morados es que han pasado de ser el socio de gobierno de Pedro Sánchez a tener solo cinco representantes diluidos dentro del grupo de Sumar. Por eso esta insistencia a hacerse ver como una gota de aceite dentro de un vaso de agua y marcar perfil propio. Sumar, además, rechazó colocar a ningún miembro de Podemos como portavoz del grupo liderado por Yolanda Díaz. "Seguiremos teniendo voz", aseguraba Isa Serra, a una de las líderes de Podemos.