Nueva cita histórica a conmemorar y analizar. El 8 de enero pasado se cumplieron cien años de la firma de la creación del Comité de Acción de la Libre Alianza (CALA) para conseguir la independencia de Catalunya, estrangulada por la dictadura de Primo de Rivera. Francesc Macià, fundador y líder del partido independentista Estat Català, exiliado en París con otros compañeros, consiguió que representantes de las comunidades catalanas de América que financiaban a Estat Català; los sindicalistas de la CNT y los independentistas vascos de Aberri firmaran el acuerdo del CALA para protagonizar un alzamiento independentista en Catalunya y en el País Vasco.

Unos seis meses después, la unidad sellada el 8 de enero de 1925 se deshizo como un terrón de azúcar cuando el grupo financiero internacional, que daba apoyo a esta revuelta militar, se desdijo. No obstante, Macià impulsó los hechos de Prats de Molló en 1926, a pesar del fracaso de alzamiento al ser delatados a las autoridades francesas, pero consiguió la resonancia internacional que buscaba. Después de una condena leve, Francesc Macià volvió a Catalunya el 1930, fundí Esquerra Republicana de Catalunya, ganó las elecciones y fue ser elegido president de la Generalitat, cargo que ocupó del 17 de abril de 1931 -tres días después de proclamarse la Segunda República- hasta la Navidad de 1933, cuando murió por una apendicitis aguda, a  los 74 años. Lluís Companys lo sustituyó.

Acto en Barcelona

La Fundación Reeixida, en su tarea de difusión de la memoria colectiva de la resistencia nacional, ha anunciado que organizará una serie de actos para conmemorar "esta alianza primordial entre el independentismo y el sindicalismo catalanes". La primera cita es el próximo 17 de enero a las 7 de la tarde a la Lealtad Santsenca en Barcelona. En el acto, para explicar el valor histórico del CALA intervendrán Oriol Falguera, presidente de la Fundación Reeixida; Xavier Diez, historiador especializado en el movimiento anarquista, y Marc Santasusana, historiador estudioso del CALA y autor del libro Cuando la CNT llamó independencia, editado el 2015. Santasusana ha encontrado nueva documentación sobre la implicación de los cenetistas que hará público en el acto del viernes que viene.

Cartel del acto organizado por la Fundación Reeixida

 

El "conjuro" de Catalunya y Euskadi

El fondo documental del president Macià recoge el acta de la constitución del Comité de Acción de la Libre Alianza (CALA), que se hizo efectiva en las oficinas de los patrocinadores en la parisina rue Choron. Lo firmaron Francesc Macià por Estat Català y nombrado presidente del CALA; Marian Grau, miembro del grupo de catalanes exiliados y residentes por motivos económicos en América; los sindicalistas Francesc Lleonart y Diego Paris por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), y Francisco Gaztañaga, responsable de relaciones internacionales de la organización independentista vasca Aberri, que lideraba Eli Gallastegi.

"Los representantes de Euszkadi (sic) y Catalunya y los de la C.G. del T. y R. de C. ante el hecho de un régimen de opresión, obstáculo común al ideal de unos y otros, nos conjuramos a: LUCHAR JUNTAMENTE en revuelta en los términos del Pacto de la Libre Alianza, contra el mencionado régimen, de todos el más odiable, por los derechos, libertad y mejora moral y material de todos los hombres, sin distinción de clases y por el establecimiento inmediato de las Repúblicas Independentistas de Catalunya y Euskadi."

Así concluye el acta de aquella reunión. Habría más.

Acta de la constitución del Comité de Acción de la Libre Alianza (CALA), en París / Foto: Fundación Reeixida

Un movimiento aglutinador

En conversación con ElNacional.cat, el historiador Marc Santasusana destaca la importancia de esta unión en el CALA "por la variedad de los personajes y sus pensamientos", algunos antagónicos. Destaca dos personas bien contrapuestas: Manuel Carrasco i Formiguera, que ya había participado en la fundación de Acción Catalana —escisión de la Liga Regionalista— y que poco más tarde fundaría Unió Democràtica de Catalunya (UDC), y Joan Garcia Oliver, líder de la CNT, uno de los activos del pistolerismo y ministro de Justicia durante la Guerra Civil.

El historiador Santasusana  es quien califica de "accidentalista" el apoyo de la CNT al movimiento independentista catalán porque nunca lo había defendido. "Su apoyo es accidental, circunstancial, pragmático ante las condiciones inmejorables que ofrecía el independentismo catalán con la financiación extranjera y apuesta por la República Catalana" porque podía significar una mejora de las condiciones sociales y laborales para la clase obrera, que siempre había luchado en el ámbito estatal. "No es un cambio ideológico de la CNT", insiste el experto.

En las reuniones clandestinas del CALA, también se documenta la participación de Ventura Gassol, futuro conseller de Cultura y entonces miembro de Estat Català; Miquel Baltà, fundador de la Sociedad de Estudios Militares; el sindicalista Rafael Vidiella, futuro líder de la federación catalana del PSOE, y Ramon Jové, que acabaría fundando la Unión Socialista de Catalunya.

Finalmente, los inversores extranjeros se retiraron. Macià tampoco tuvo suerte con los compromisos de dirigentes rusos cuando fue acompañado de destacados comunistas. Sin financiación ni recursos, Macià intentó una incursión sin éxito desde Prats de Molló. ¿Y la CNT? "La CNT les dijo que empezaran y si todo iba bien ya convocarían huelga", explica el experto. El intento revolucionario quedó en nada.

Comparable a la huelga del 2017

Marc Santasusana añade que la única situación comparable a la de enero de 1925 es la vivida en la huelga general del 3 de octubre de 2017, convocada contra los ataques policiales a la ciudadanía que quería votar en el Referéndum de Autodeterminación de Catalunya del 1-O. "La CNT da apoyo explícito a la huelga del 2017 y se muestra a favor de las libertades democráticas y del derecho a decidir de los ciudadanos", manifiesta el historiador, que concluye: ¡"En plaza Urquinaona también había gran parte de los militantes de la CNT!"

Barricadas y protestas en la huelga general del 2017, en la plaza Urquinaona. / Foto: Sergi Alcàzar