La ofensiva económica del Gobierno español en contra del independentismo catalán ha tomado hoy nuevo impulso con la presión que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría ha querido imponer sobre el soberanismo alertando que Catalunya está a punto de entrar en recesión y culpando de ello al Govern y al president Puigdemont.
La vicepresidenta ha llegado a asegurar que en estos momentos se está produciendo "una caída dramática del turismo", cifrando la caída de reservas de hoteles en un 20 por ciento, para añadir que la Generalitat "está creando todas las condiciones para una desaceleración aguda".
Ahora bien, los datos que aporta Sáenz de Santamaría no se corresponden con la realidad, según los últimos informes del Idescat, que revelan que la llegada de turistas no se ha visto afectada por los recientes acontecimientos en Catalunya, incluidos también los atentados en Barcelona y Cambrils del mes de agosto. Aquel mismo mes, a pesar de los trágicos acontecimientos, tanto la llegada de turistas como su gasto aumentó en un 2,3% y 9,9%, respectivamente. Es decir, que no se registra ningún retroceso, sino al contrario.
Datos "temerarios"
Aparte del crecimiento registrado en agosto, el hecho es que no hay datos oficiales de turismo más allá de este mes, razón por la cual, según fuentes del Departament d'Economia, los datos de Sáenz de Santamaría son "temerarios", ya que "no son robustos". "Es de gran irresponsabilidad crear inestabilidad económica, tanto en Catalunya como en España", señalan las mismas fuentes, ya que tanto la afirmación de la caída de reservas como la que también ha hecho a la vicepresidenta española, según la cual la inversión extranjera ha caído en un 10%, no se sustenta en ninguna cifra oficial, sino sólo en "expectativas".
"No es serio que un gobierno comente datos que no están cerrados y que pueden perjudicar a muchas personas en varios sectores", se señala desde Economia, ya que es "el contrario de lo que tendría que hacer un Gobierno".
Buenas perspectivas
Además, el anuncio catastrofista de Soraya contrasta con las buenas perspectivas que auguran informaciones de este mismo viernes, como la concesión a la ciudad de Barcelona del premio World Travel al mejor destino de reuniones y conferencias del 2017 y el compromiso del Mobile World Congress de seguir vinculado a la capital catalana al menos hasta el 2023.