Del 29% hasta el 7,1%, es decir, un 22,9% de diferencia. Eso es lo que ha caído la preocupación de los españoles por la independencia desde el referéndum del 1-O —momento en que más preocupación se respiraba en el estado español por esta cuestión— hasta este mes de junio, según el CIS. Dicho de otra manera, la independencia ha pasado de ser el segundo problema de los españoles a ser el décimo.
El paro repite como el problema que más preocupa a la ciudadanía española con un 62,4%, serie de la corrupción y el fraude con un 39,2%, los políticos, los partidos y la política con un 24,5%, los problemas económicos con un 21,9%, la sanidad con un 11,9%, la calidad del trabajo con un 10,7%, las pensiones con un 10,6%, la educación con un 8,8% y los problemas sociales con un 8,2%.
Además, si hablamos de independencia como problema que más afecta personalmente a los españoles, todavía cae más y baja hasta la 14ª posición del total de 42 y sólo preocupa al 2,2% de los españoles. Ahora bien. La situación política general no está nada bien valorada por parte de la ciudadanía.
Un 34,5% consideran que la situación es mala, mientras que un 32,4% creen que es "muy mala" y un 23% la ve como a regular. Sólo un 0,2% cree que es muy buena y un 4,4% sólo buena. El 5,4% restante o no sabe qué decir o ha preferido no contestar. De hecho, un 36,8% considera que la situación actual es peor que la del año pasado, mientras que un 43,4% cree que es igual.
Aunque en octubre la preocupación por la independencia se disparó, desde entonces el problema ha ido descendiendo y, de hecho, antes de la celebración del referéndum preocupaba, sólo, al 7,8%.