El proceso de refundación que está viviendo Ciudadanos lejos de ser una balsa de aceite, certifica la profunda división que hay al partido. Al goteo constante de renuncias y bajas después de los sucesivos descalabros electorales se suma ahora la división a la dirección de los partidarios de la actual presidenta del partido, Inés Arrimadas, y el número dos del partido, Edmundo Bal. Esta división se escenificó en la reunión del comité ejecutivo de la formación celebrada este viernes en la cual, después de más de cinco horas de debate, se acordó que la formación adopte un modelo bicéfalo, con una dirección política y otra de orgánica, más técnica.
La reunión del comité ejecutivo fue, según asegura El Mundo, de las más tensas de los últimos tiempos. En ella, Edmundo Bal y otros dirigentes, como Francisco Igea o José Ramón Bauzà, se mostraron partidarios de mantener el actual sistema presidencialista al partido. Por el contrario, el sector encabezado por Inés Arrimadas, con Begoña Villacis, Carlos Carrizosa y Jordi Cañas al lado, apostaron por el modelo bicéfalo. Finalmente, la ejecutiva aprobó por unanimidad duro a la Asamblea General que la formación tiene que celebrar el 13,14 y 15 enero la propuesta defendida por la número 1 del partido.
División en la cúpula de Ciudadanos
A pesar de esta unanimidad, la división de la cúpula es un hecho y hay quien apunta que habrá un enfrentamiento entre ambos bloques en las primarias que Ciudadanos celebrará a enero. Se tendrá que escoger al portavoz nacional, el encargado de la dirección política, y el secretario general, encargado de la organización del partido. Este último no podrá presentarse a las primarias para ser candidato a las elecciones generales.
Hay preocupación entre la militancia ante la división existente entre dirigentes de la formación en un momento en que el partido intenta levantar cabeza. Las pugnas internas no ayudan, según ha reconocido un alto cargo de Ciudadanos en el rotativo madrileño. No hay ninguna duda, sin embargo, que la relación entre Inés Arrimadas y Edmundo Bal no pasa por su mejor momento. Hay quien habla de ruptura de confianzas. Una prueba de este estropicio tuvo lugar este jueves en el Congreso de los Diputados cuando fue Inés Arrimadas, y no Edmundo Bal, reconocido abogado, quien defendió la posición del partido en la reforma del Código Penal por la derogación del delito de sedición. Eso, después de que la ahora presidenta hubiera pedido explicación al portavoz adjunto por|para el papel jugado por Ciudadanos en la aprobación de la ley del solo si es sí. La formación naranja dio luz verde al texto legislativo sin advertir del riesgo que hubiera reducciones de condenas, como si hicieron otras formaciones.