El presidente de C's, Albert Rivera, nunca ha escondido que su objetivo es la gran coalición. Pero las condiciones como cree que ésta debería cooperar sí han dado un giro. Tradicionalmente, Ciudadanos ha tendido a la abstención en aquellos gobiernos que ha facilitado, como en Andalucía, donde gobierna al PSOE. Ahora bien, con el acuerdo firmado con el PSOE para investir al candidato Pedro Sánchez, Rivera ha decidido votar a favor en la investidura, como hizo con el PP en Madrid. Así, deja la puerta abierta para entrar en el ejecutivo, cosa que ha afirmado "no descarta", pero asegura no es el objetivo principal. Pero para que prospere el tándem PSOE-C's hace falta la abstención del Partido Popular (PP) o de Podemos, y mientras los socialistas presionaban a la formación morada, Rivera se encomendó a los "partidos clásicos y constitucionalistas" ante el cuadro El Abrazo de Juan Genovés. Es decir, al PP.
Sin embargo, en un acuerdo blindado que Sánchez aseguró que sería “el primero de muchos” que quedan para firmar y “no tiene fecha de caducidad pase lo que pase”, parece que el hito de C's ya no es un ejecutivo a tres con el presidente en funciones, Mariano Rajoy. Todavía menos, si el potencial socio niega por activa y por pasiva que quiera ceder el poder, cuando "es la lista más votada". Y todavía menos, si el acuerdo PSOE-C's va más allá del 5 de marzo. Entonces se produciría un escenario donde los 130 apoyos que ambas formaciones suman son superiores a los 123 de los populares, cosa que cierra el paso en Rajoy para que el Rey lo vuelva a nombrar candidato, y hace que lo sea el líder del PSOE hasta la disolución de la cámara el 3 de mayo.
Villegas (C's) tenía dudas de que el líder del PP "pudiera considerarse candidato" para presidir el Gobierno, debido a la corrupciónAsí, la voluntad de prescindir de los populares y de su presidente ha emergido desde C's en forma de campaña de presión para que Rajoy se abstenga. Ahora bien, la estrategia llevaba días insinuándose. Decía hace unas semanas el vicesecretario general de C's, José Manuel Villegas, que tenía dudas de que Rajoy "pudiera considerarse candidato" para presidir el gobierno español. Eso, después del resurgimiento de los casos de corrupción que tuvieron lugar cuando la policía registró la sede de Génova, nuevamente, en el marco de la trama Púnica. A su vez, el secretario de Comunicación de C's, Fernando de Páramo, fue tajante afirmando que "no contaremos con un PP podrido de corrupción", desmarcándose de este partido.
Incluso, el mismo Rivera sentenció, días antes de sellar el pacto a dos, que "una cosa es un caso de corrupción y otra una banda organizada", en relación con los populares, o también que "alguien que no sabe limpiar su casa, no es capaz de limpiar a un país como España", en referencia a su cabeza de lista. Es en el discurso asociado a los casos de corrupción donde PSOE y C's han coincidido a fin de que Rajoy de un paso al lado. Así, con el pacto blindado, la finta del tándem se puede entender como la voluntad de que no sea un obstáculo, desacreditándolo para que el presidente se aparte –no necesariamente que dimita–.
Además, sorprendió que en una rueda de prensa, el portavoz socialista en el Congreso, Antonio Hernando, había utilizado justo las mismas palabras que Villegas, sobre si Rajoy se veía en condiciones ser candidato. Tantas horas de negociación derivan en dialécticas similares.
Los barones del PP estarían de acuerdo en que su partido se abstuviera para frenar el avance de la formación de Iglesias y preservar el sistema institucionalParece que los socialistas también contribuyen a la posibilidad de que los populares se abstengan, por medio del fantasma del miedo a un Podemos que pueda romper el sistema institucional. Precisamente, el portavoz del PSOE en el Senado, Óscar López, fue hace unos días especialmente beligerante con Podemos –algo inédito en los de Ferraz hacia los morados– asegurando que "quieren una involución para la democracia". López añadió que querían "controlar" el Estado. Curiosamente eran unas palabras muy similares a las pronunciadas por el candidato de C's, Juan Carlos Girauta, que explicó que los morados querían "el BOE, el CIS, el poder".
Preguntado por El Nacional sobre si la estrategia del PSOE era presionar el PP en ese sentido, Hernando afirmó que no. Así y todo, los barones de Génova están dispuestos a la posibilidad de que su cabeza de lista se aparte, amparados en las tesis del rupturismo. En un programa en La Sexta, la expresidenta de los populares de Madrid, Esperanza Aguirre, y algunos exministros, afirmaron que sería lo más conveniente para el partido dejar que Sánchez gobernara. Aguirre misma recordó que había puesto en bandeja la alcaldía de Madrid al PSOE, a fin de que Manuela Carmena (Podemos) no gobernara la ciudad. Parece que la vieja política teme una posible ruptura del sistema político que conocen. En esa línea, algunos vieron un gesto hacia Rajoy cuando Aguirre dimitió por la corrupción en el partido, aunque no estaba siendo juzgada por este hecho, como tampoco el popular.
López (PSOE) aseguró que Podemos "quiere un involución para la democracia", siendo los socialistas inéditamente beligerantesEn este escenario, las reuniones que el líder de Ciudadanos ha mantenido con Rajoy, antes y después del pacto con el PSOE, podrían quedar amparadas en el marco de una estrategia electoral del partido, y no en la voluntad real de una gran coalición de tres socios. Antes del pacto, si Sánchez fracasaba, a Rivera le podía interesar mantener buenas relaciones con Rajoy, para apostar como candidato, en caso de un nuevo intento de investidura con él como protagonista. Pero incluso pensando en la posibilidad de una gran coalición, él mismo la acabó descartando cuando en una entrevista de radio reconoció que su error había sido "pensar que se podían dar la mano" populares y socialistas. Hacía alusión a la reunión Sánchez-Rajoy, donde el presidente español negó el saludo al candidato a la investidura.
Pero después del blindaje del pacto con el PSOE, la carta que Rivera dirigió al presidente del PP pidiéndole encontrarse, no parece creíble, cuando el PP ha reiterado que nunca se abstendría para que gobierne al secretario general socialista. Más aún, cuando el PP "es la lista más votada" y no quiere suscribir "un contrato de adhesión para derogar las leyes que ha impulsado" su ejecutivo, como la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría dijo el viernes en el Consejo de Ministros. En consecuencia, la abstención de los populares queda por ahora descartada, a pesar de las intenciones con subterfugio de Rivera y Ciudadanos.