El socialismo catalán se sumergirá a partir de este viernes en la actualización de su proyecto político con un objetivo por bandera: volver a gobernar Catalunya y convertirse en el referente del catalanismo no independentista. Será en el marco del XIV congreso del partido, que se celebrará este fin de semana -entre viernes y domingo-, y que se presenta mucho más plácido que el último, el de hace tres años.
Entonces, en noviembre de 2016, el PSC se encontraba en plena travesía del desierto, tocado por la explosión de un corriente crítico favorable al derecho a decidir que acabó fuera del partido y con una pugna intensa por el liderazgo entre Núria Parlon y Miquel Iceta. En la cita de este año, en cambio, el primer secretario no tendrá que luchar con ningún rival para revalidar su liderazgo y los socialistas llegan después de haber recuperado posiciones, consolidándose como primera fuerza no independentista en las urnas. Superado el último ciclo electoral -con municipales, europeas y generales-, el nuevo hito pasa ahora por las próximas elecciones catalanas, cuando el PSC aspira a recuperar la Generalitat una década después.
Las propuestas clave sobre las cuales pivotará el cónclave tienen que ver con la flexibilización de la inmersión lingüística -el punto que ha generado más controversia y que se ha optado por matizar incorporando una mención explícita a que el catalán seguirá siendo la lengua vehicular-, la eterna apuesta por una reforma federal de España o la necesidad de que el primer paso de la solución al conflicto catalán pase por un acuerdo amplio entre los partidos catalanes, como el de 2/3 que requirió el Estatut. Un pacto que, entonces sí, podría llevarse y sellarse con Madrid para que lo acabaran refrendando los catalanes en las urnas. De estas tres propuestas, la única que es nueva es la que tiene que ver con la enseñanza.
Pescar en el calador de Cs
La intención de la cúpula socialista es trasladar y proyectar un espíritu ganador. La idea es que cale el mensaje de que están preparados para volver a ser el primer partido de Catalunya y sacar pecho de su resurgimiento, sin haber cambiado de siglas, cuando más de uno, de dos y de tres les daban por amortizados.
Recuperar el liderazgo significa necesariamente saber seducir a un electorado que ha quedado huérfano, el que hace solo un par de años otorgó la victoria en el Parlament a Ciudadanos, con 1.109.732 votos.
Flexibilizar la inmersión
Por primera vez en décadas, los socialistas se han decidido a abrir el melón de uno de los aspectos que más consenso han generado entre las diferentes fuerzas catalanas a largo de la historia, el modelo de inmersión lingüística en la escuela catalana. Lo hace a través del apartado de la ponencia política que ataca la "instrumentalización que ha hecho el procés independentista de la lengua, que ha asociado el catalán a su causa" y plantea "hacer desaparecer la confrontación entre lenguas que está poniendo en riesgo la convivencia". La propuesta aboga un "modelo plurilingüe" que "defienda el catalán y el castellano", a través de una flexibilización del modelo de inmersión actual.
El punto en cuestión ha recibido una veintena de enmiendas por parte de las agrupaciones locales y finalmente se incorporará una modificación para dejar claro que el catalán seguirá siendo la lengua vehicular en la escuela y que se aumentarán las horas de castellano e inglés exclusivamente en función de las necesidades de cada centro.
El concepto 'nación' y la solución al conflicto político
Como ya ha venido haciendo en todos los documentos que ha aprobado desde el 78, el PSC vuelve a recoger en esta nueva ponencia que hay "que reconocer a Catalunya como nación y a España como un estado plurinacional". A partir de ahí, el documento marco que deberá validar el congreso socialista desgrana como tendría que ser el camino para llegar a solucionar el conflicto político catalán.
En la línea de lo que desde hace meses han ido exponiendo en conferencias, discursos e intervenciones públicas sus principales dirigentes, la ponencia sitúa el aumento del autogobierno y la reforma constitucional como la vía para "recomponer consensos rotos e impulsar una modernización del Estado" que sea "más respetuosa con la diversidad y las singularidades territoriales". El texto recoge que cualquier reforma sobre la relación de Catalunya con el Estado debe ser primero "acordada entre las fuerzas catalanas", para después pactarla "en todo el Estado" y que acabe siendo "refrendada por el conjunto de la ciudadanía".
Según explican fuentes socialistas, eso significa que cuando en el Parlament de Catalunya se den las mayorías necesarias, que no existen actualmente, para alcanzar esos amplios consensos de dos tercios, podría iniciarse el camino de la reforma estatutaria y constitucional.
Iceta, sin rival
Sábado al mediodía, los asistentes ratificarán a Miquel Iceta como primer secretario del partido, un cargo que ocupa desde la dimisión de Pere Navarro, el verano de 2014. Iceta cogió las riendas en un momento de máxima agitación interna, con una corriente díscola que discrepaba del alejamiento de los socialistas del derecho a decidir. Dos años después, revalidó el liderazgo al vencer en una ajustada batalla con Núria Parlón, que apostaba por un viraje a la izquierda.
Con respecto al equipo que le rodeará en la ejecutiva, no habrá grandes cambios. Salvador Illa y Eva Granados seguirán siendo sus principales escuderos y la intención es que Parlon también siga en el equipo. Núria Marín sustituirá a Àngel Ros en la presidencia del partido.