Nuevos detalles sobre la relación entre el CNI y el imán del 17-A. La primera intención de los servicios secretos españoles era colocar a Es Satty en Barcelona como confidente, pero controlarlo directamente desde el cuartel general de Madrid, según publica este jueves el diario Público. El responsable del CNI en Barcelona se negó, a no ser que lo pudiera controlar él personalmente.
Finalmente, tuvieron que situarlo en un lugar en la demarcación de Girona a partir de donde tenía que infiltrarse en las redes del terrorismo islamista europeas. Fue entonces cuando surgió el sitio vacante en el oratorio de Ripoll y el delegado del CNI en la zona de Girona (de muy menor rango que el de Barcelona) aceptó ceder el control de la operación. Para introducirse en Ripoll, lo avaló delante a la comunidad islámica un destacado informante musulmán del CNI en Girona.
A continuación, se hicieron desaparecer los antecedentes que lo vinculaban con el yihadismo islamista de los archivos policiales por si la comunidad islámica local solicitaba una revisión de sus antecedentes. Por eso, cuando los Mossos buscaron información sobre su pasado en las bases de datos un año después, no aparecía nada.
El CNI lo escondió todo a los Mossos
La situación era grave. Mientras Es Satty actuaba como imán en Ripoll (predicando doctrina salafista para radicalizar a los jóvenes de la población), también estaba manteniendo estrechas relaciones con el yihadismo en Europa. El CNI lo sabía, pero no se advirtió a los Mossos en ningún momento. Ni siquiera cuando los jóvenes hacían búsquedas a través de sus móviles (en teoría, intervenidos) sobre posibles objetivos donde atentar en Barcelona.
Por si todavía quedaban dudas, los vínculos del imán con el atentado se acaban de confirmar con detalles como este: cuando se confiscó el móvil de Younes Abouyaaqoub, después de abatirlo en el Garraf, tenía numerosas llamadas del mismo hombre que había avalado a EsSatty para acceder a la mezquita de Ripoll un año antes.