Xavier Domènech era conocido como el "arquitecto de los comunes", pero era mucho más que eso. Era el elemento cohesionador, el que trataba de apagar todos los fuegos de una confluencia compleja. Estaba al frente de todo: era el presidente del grupo parlamentario, el coordinador general de Catalunya en Comú, el secretario general de Podem y, también, el puente con Podemos. Con su renuncia a todo, el espacio de los comunes ha quedado completamente huérfano de liderazgo.

Ahora es la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien tiene que gestionar todos los conflictos internos que hace tiempo que están abiertos, y que la marcha de Domènech sólo ha evidenciado. Esta gestión tiene que hacerla a menos de un año de las elecciones municipales, donde aspira a mantener la alcaldía de la capital con unos rivales no se lo están poniendo fácil en las encuestas.

​Por ahora, para reconducir la situación de forma rápida, la alcaldesa ha escogido tres nombres. El primero es el de la diputada Jèssica Albiach, que como adelantó Nació Digital asumirá las riendas del grupo parlamentario de Catalunya Comú-Podem. Los otros dos son dos personas muy próximas, Susana Segovia y Marc Parés, a quienes les ha encargado la transición del partido, de manera provisional, hasta que se escoja una nueva coordinación.

Pero la renuncia del arquitecto de los comunes pone de relieve un problema de fondo que viene de lejos. "Hay un problema personal, pero no sólo: el mismo Xavi admite que también hay un problema político", constatan fuentes conocedoras de la confluencia.

"Se ha ido Coscubiela, pero no el coscubielismo"

Cuando las cosas van bien, los problemas estructurales son siempre más digeribles. Por eso, después de ganar en dos elecciones españolas en Catalunya en 2015 y en 2016, y de llegar al Ayuntamiento de Barcelona, el proyecto era ilusionante. Las turbulencias llegan cuando se sacan malos resultados, como los del 21-D, a los que Domènech hace referencia en su comunicado de renuncia. Entonces es cuando quedaron al descubierto las guerras internas.

"Una cosa es que haya corrientes, que es normal en los partidos, pero otra muy distinta es que tengas gente diametralmente opuesta en cuestiones importantes", explican las fuentes consultadas. "Cuando hay personas que dicen que el 1-O es importante y otros que fue un grave error, ya no hay corrientes, sino un choque", añaden. Este choque, analizan, "se ha ido haciendo cada vez más agrio".

La marcha de Xavier Domènech deja vía libre al sector más próximo a ICV, que quiere marcar distancia con el independentismo.

Los sectores principales son dos. El primero se sitúa alrededor de ICV y parte de la dirección de BeC, que apuesta por distanciarse de los partidos independentistas y acercarse al PSOE de Pedro Sánchez. El otro sector es el que encabezan dirigentes de EUiA, como el diputado Joan Josep Nuet, y personas independientes de la formación, como el mismo Domènech. Apuestan por establecer alianzas con partidos soberanistas como ERC. Por ahora, parece haberse impuesto el primero sobre el segundo. Más todavía después de la renuncia del jefe de filas.

"Hay un sector muy beligerante, vinculado a Iniciativa, que es el que se ha acabado imponiendo. La marcha de Xavi lo evidencia", aseguran las fuentes consultadas. "Coscubiela se ha ido, pero no lo ha hecho el coscubielismo", sintetizan.

Algunos de los dirigentes del sector más pro-soberanista ya han sido arrinconados. Es el caso de Elisenda Alamany, de conocidas simpatías independentistas, que fue excluida de la candidatura por la coordinadora del partido después de las presiones del sector próximo a ICV. Hasta ese momento había sido la número dos de Domènech. El coliderazgo acabó asumiéndolo la misma Colau.

Perspectivas

"Hay un espacio político que no está representado que es el que tendrían que intentar representar, y eso no pasa por ser un PSC 2.0", analizan las personas consultadas. Es el espacio que en un momento intentó cohesionar Xavier Domènech, pero que fracasó.

Ahora son Susana Segovia y Marca Parés, dos personas de la máxima confianza de Ada Colau, los encargados de reconducir la situación de un partido que se encuentra en plena guerra y con las fracturas al descubierto. La estrategia orgánica pasa por repartir las diferentes responsabilidades que hasta ahora asumía una sola, Xavier Domènech. La valenciana Jèssica Albiach ya fue bendecida por la alcaldesa en una entrevista en Catalunya Radio y todo apunta que se acabará haciendo con las riendas del grupo parlamentario. Catalunya en Comú y Podem todavía tienen que debatir y resolversus incógnitas.

Además, el tiempo aprieta: en poco más de ocho meses hay elecciones municipales. Ada Colau y los comunes por extensión se juegan mantener la capital de Catalunya, su único espacio de poder.