Ada Colau ha presentado sus primeros presupuestos como alcaldesa de Barcelona. Unos números, preparados para ser negociados, que aumentan el gasto total en un 6,2%, rebaja los sueldos de los concejales, iguala el gasto en obras y servicios sociales y sobre todo, intentan escapar de la acometida que Cristobal Montoro hace sobre las finanzas municipales para poder aplicar las políticas anunciadas por Barcelona en Comú.
El encargado de explicar las cuentas ha sido el verdadero cerebro del gobierno, el primer teniente de alcalde Gerardo Pisarello, que este mediodía ante la prensa ha vendido el presupuesto como un ejemplo de lucha contra "la austeridad".
Igualar obras y servicios sociales
En resumidas cuentas, los presupuestos suben a 2.708,6 millones, un 6,2% más que el presupuesto del 2016, un aumento del gasto corriente del 5,5% y de la inversión del 5,9%.Uno de los puntos más destacados de las cuentas es el incremento en 32,9 millones de la partida de servicios sociales que llega a los 287,8 millones. Un aumento que iguala de manera psicológica el gasto en obras que suma 288,2 millones de euros.
En este sentido, Pisarello ha insistido en el cambio de chip en cuanto a las inversiones en obras en Barcelona, priorizando las obras de servicios a las farónicas. La divisa es tan clara hasta el punto que Pisarello ha puesto en duda l'acometida de la segunda fase del túnel de Glòries entre la calle Badajoz y la Rambla del Poblenou prevista para dentro de 2 años. Ahora bien, Pisarello ha negado que la conexión del tranvia por la Diagonal sea "farónica".