Desde el primer día de campaña que Ada Colau insiste en un tripartito imposible: un gobierno municipal con los comunes, el PSC y ERC. La cuestión no es que lo defendiera antes de las elecciones, sino que persiste en esta propuesta aunque a ambos lados socialistas y republicanos se vetan mutua, abierta y rotundamente. En público y en privado. Tanto Ernest Maragall como Jaume Collboni se ofrecen a la actual alcaldesa en funciones para hacer un gobierno de izquierdas, pero con exclusividad. Después de muchos años nadando en la indefinición, a la líder de los comunes no le quedará ninguna alternativa más que escoger entre la opción independentista (ERC) y la que no lo es (PSC).
Así se lo han vuelto a trasladar públicamente este jueves tanto Maragall como Collboni. El primero en un artículo en El Periódico donde insiste en "un acuerdo sólido entre ERC y Barcelona en Comú" para "consolidar un tándem institucional y de gobierno con Ada Colau", a quien vuelve a ofrecer una fórmula de poder al 50/50. En el otro lado, el jefe de filas de los socialistas, ha emplazado a Colau que negocie "exclusivamente" con ellos para formar un gobierno municipal en "un tándem progresista" que no "subordine la ciudad y la institución al procés independentista". Con un matiz importante, la avisan de que es necesario que se rubrique públicamente el acuerdo antes del pleno de investidura. Es la conclusión del eufórico encuentro de esta noche del Consejo de la Federación del PSC de Barcelona.
Tanto el PSC como ERC, pues, apuestan por un gobierno de izquierdas, a la vez que se niegan a incluirse en la ecuación. El propio Maragall lo ha expresado con contundencia. "Pocos deben lamentar tanto como yo que el PSC no pueda ser hoy una opción para compartir proyecto, pero se ha convertido en una sucursal de la vergüenza, instalada cada vez más en la total negación del diálogo". Tanto o más duro ha sido Collboni con ERC, a quien ha calificado de "inoperante" y de "ser incapaz de gobernar y resolver los problemas concretos de la gente". A su vez ha señalado que "el 60% de los barceloneses han votado opciones no independentistas". El alcaldable socialista ha advertido que las negociaciones no están siendo sencillas, pero se ha comprometido a "trabajar hasta el último momento para el acuerdo con los comunes". Y ha dejado claro que no pide la alcaldía.
El regalo (envenenado) de Valls y el silencio de Colau
Quedan nueve días para el pleno de investidura, se agota el tiempo y éste juega a favor de Colau. Ella mantiene el silencio. No aparece en público desde el día siguiente de las elecciones. Esta noche reúne la coordinadora de Barcelona en Comú, es decir las cuarenta personas que comandan el partido (dirección y representantes de las asambleas territoriales). El viernes el debate de los comunes se ampliará al plenario, un espacio de debate que incorpora todo el espectro de activistas que orbita en torno al partido y que puede llegar a alcanzar las 2.000 personas. De todo ello saldrá una pregunta para formular a las bases, que tendrán la última palabra sobre qué debe hacer Colau.
Las opciones: o acepta co-gobernar con Maragall sin el PSC o se aviene a aceptar los votos regalados de Manuel Valls y de los socialistas para ser reelegida alcaldesa sumando, si quiere, a Collboni en su gobierno. La pregunta es, ¿hasta cuándo alargará la propuesta del tripartito inviable? Como dirían a la antigua CiU, "tú Trias".