La discusión ya no es si las próximas elecciones catalanas podrán celebrarse el 14 de febrero. Después de una semana intensa de negociaciones y reproches, Govern y oposición han acabado asumiendo que no hay más remedio que aplazarlas, porque aquel día la situación sanitaria todavía será crítica. El último partido en claudicar ha sido el PSC, que es quien más pegas ponía. De hecho, varios ministros socialistas habían llegado a amenazar con impugnar una posible suspensión de los comicios por parte de la Generalitat.

Este viernes al mediodía se celebra la reunión clave durante la cual se tomará la decisión definitiva. Estará presente la cúpula del Govern de la Generalitat, con Pere Aragonès al frente. El debate será no tanto sobre un aplazamiento que se da por hecho, sino sobre la nueva fecha. En el ejecutivo son partidarios de esperar hasta bien entrada la primavera, entre finales de abril y junio, para asegurarse de que la situación sanitaria habrá mejorado lo suficiente y que la vacunación ya haya empezado a dar resultados.

Los socialistas catalanes, sin embargo, que han designado al actual ministro de Sanidad como cabeza de lista, tienen más prisa. Oficialmente defienden que existe el riesgo de que en mayo vuelva a haber una cuarta ola de Covid. Con todo, sus reticencias generan suspicacias. Y es que quieren conservar el efecto que tuvo el nombramiento de Salvador Illa anunciado el último día de 2020. Por eso propondrán que la cita con las urnas no vaya más allá de Semana Santa.

Las dudas jurídicas

Catalunya no tiene ley electoral propia. A lo largo de cuarenta años los partidos catalanes han sido incapaces de alcanzar un acuerdo. Eso hace que la ley a partir de la cual se regulen los procesos electorales sea la LOREG, la norma estatal. Y el texto no regula una situación como la actual. Están, eso sí, los precedentes vasco y gallego, que en marzo pasado optaron por posponer sus elecciones autonómicas como consecuencia del coronavirus. Fue por consenso de todas las formaciones políticas y nadie puso objeción alguna. Entonces, sin embargo, estaba vigente el estado de alarma.

Varios juristas han expresado dudas sobre la legalidad de un aplazamiento, precisamente porque no está previsto en ninguna ley. Con todo, desde el gobierno catalán aseguran que hay cobertura legal y que así lo avalaría su gabinete jurídico. De hecho, cuando Pere Aragonès firmó el decreto de convocatoria del 14-F incorporó un punto que ya hacía referencia a la posibilidad de tener que moverlas si la pandemia se complicaba.

Una vez se acuerde el aplazamiento, el vicepresident Aragonès firmará el decreto de suspensión.

¿Qué pasa con las candidaturas y los votos por correo ya solicitados?

El Govern de la Generalitat se ha comprometido a acompañar la cancelación de las elecciones de la nueva fecha, cosa que por ejemplo no hicieron el País Vasco y Galicia. La duda, una vez se materialice la suspensión del 14-F, es qué pasa con todos los procesos que ya se han realizado, como son la recogida de avales y proclamación de las candidaturas o los más de 35.000 votos por correo que ya se han solicitado para el 14 de febrero.

La respuesta es que como el censo habrá variado entre el 14-F y la nueva fecha escogida —entre defunciones y jóvenes que lleguen a la mayoría de edad—, habrá que hacer un reset y volver a empezar. Se tendrá que firmar un nuevo decreto de convocatoria electoral 54 días antes del día de las elecciones. Si se hiciera hoy mismo, no podrían ser hasta el 10 de marzo.

El panorama negro que dibuja Salut

Este jueves, el secretario general de Salut, Marc Ramentol, ha compartido con los partidos catalanes un nuevo informe, al cual ha tenido acceso este diario, sobre el panorama epidemiológico que prevé para dentro de un mes, que es para cuando están programadas las elecciones. Y la proyección sigue siendo negra. Catalunya estará "en plena cresta de la ola", dicen.

Según confirman fuentes presentes en el encuentro a este medio, Ramentol ha expuesto que las predicciones no permiten descartar que no se tengan que adoptar restricciones todavía más severas que las que se han prorrogado hoy durante una semana más. Es más, Salut contempla la posibilidad de que haya una aceleración y que la situación asistencial pueda llegar a ser como la primera ola.