Sólo una bola de cristal podría prever cómo serán los próximos meses y años. El coronavirus lo ha detenido durante tres meses y ahora, todo apunta que lo removerá todo durante los meses o años próximos. A la crisis sanitaria, que poco a poco va disminuyendo a pesar del miedo a un rebrote, se ha sumado una enorme crisis económica y social, de consecuencias todavía inimaginables, y que amenaza el futuro del Estado del Bienestar y la vida como la tenían entendida hasta ahora.
También lo ha removido todo en el ámbito político. Antes de la pandemia, Catalunya venía de un periodo de agitación por la sentencia del procés, se preveían elecciones a corto plazo después de la ruptura entre JxCat y ERC y se acababa de activar una mesa de negociación con el Estado que, a pesar del escepticismo de una parte del movimiento, tenía previsto reunirse mensualmente para abordar el conflicto. Hoy día ya se tendrían que haber celebrado cuatro.
En cambio de eso, el horizonte electoral se ha alejado hacia finales del 2020 o principios del 2021 y el independentismo ha visto como no sólo ha quedado parado el debate de la amnistía y la autodeterminación, sino que, muchos años después, ha tenido que volver a reclamar las competencias del Estatuto. Dos meses y medio después del inicio del estado de alarma, la conselleria de Salud todavía tiene que enviar los informes para pasar de fase a Madrid y esperar que los aprueben.
Ante esta situación, una pregunta plana en el aire: ¿cuál será el futuro del procés después de la pandemia? ¿Servirá esta crisis como un impulso y cargará de razones el movimiento para seguir con la protesta o, por el contrario, el debate económico y la incertidumbre sanitaria calmarán las aguas del conflicto?
¿Qué dicen los expertos?
Entre los expertos consultados por El Nacional hay diversidad de opiniones pero todos coinciden en que las reivindicaciones independentistas no desaparecerán y que las manifestaciones se irán reactivando a medida que se vaya controlando la crisis sanitaria. Ahora bien, alertan de que los eslóganes y argumentos cambiarán y se mezclarán con las reivindicaciones económicas. Donde no coinciden, sin embargo, es en sí la crisis de la pandemia y la gestión del Gobierno servirá como un punto de inflexión, o si será más bien un punto y seguido.
Jordi Matas, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Barcelona, considera que España ha ganado "peor imagen" después de la gestión de la pandemia, que califica de "confusión", y cree que eso ha dado "más argumentos" al independentismo y ha "abierto los ojos" en alguno poco convencido. En este sentido, recuerda que la recentralización de competencias "ha cortado las alas" a las autonomías para aplicar su propia medicina y ha debilitado el estado español.
Por eso, Matas cree que aunque cambien los hábitos de protesta en los próximos meses y mientras no se encuentre una vacuna, eso no quiere decir que haya bajado el "suflé". "Ni hablar, el independentismo se ha fortalecido", avisa en este sentido. "Lo hemos detenido todo, como a las películas cuando se detiene la acción y después se reactiva. Estamos en parálisis, pero eso no quiere decir que cuando se reactive vaya en sentido contrario, irá adelante. Hemos cargado pilas y hemos tomado conciencia", añade.
No ha bajado el suflé, ni hablar. Hemos cargado pilas
El politólogo y profesor de la UPF Toni Rodon también cree que mientras dure la crisis el procés quedará "en segundo plano", pero no "desaparecerá" y prevé que haya un "avivamiento" progresivo de las protestas. Ahora bien, cree que los mensajes serán "diferentes" y que la reivindicación de derechos y libertades y de las competencias catalanas pasarán por delante del referéndum. Sin embargo, no cree que sea un punto de inflexión por el procés sino, más bien, un "punto y seguido".
Finalmente, Pablo Simón, politólogo y profesor de la universidad Carlos III de Madrid, prevé que la crisis económica provocada por el coronavirus sea similar al 'crac del 29', por lo que prevé un cambio de prioridades, cuando menos a nivel mediático, hacia "cuestiones fundamentales" como el empleo o la búsqueda de una vacuna. Sin embargo, descarta completamente que el conflicto catalán desaparezca y recuerda que mientras el Gobierno esté en minoría y dependa del independentismo y del nacionalismo vasco, las cuestiones territoriales seguirán sobre la mesa. Además, recuerda que "sigue habiendo personas en la prisión y agravios".
El independentismo se tendrá que actualizar, pero la protesta no desaparecerá
Eso sí, prevé un "giro en el debate" y que las protestas se pluralicen, ya que saldrán más a la calle sindicatos y trabajadores. Por eso, considera que el independentismo se tendrá que "actualizar" y que los "eslóganes tendrán que mutar". A pesar de esto, no prevé que tenga efectos electorales, ya que considera que el trasvaso de voto se harán dentro de los bloques independentistas vs. no-independentistas, y que en todo caso el soberanismo ganará apoyos en unos comicios por la abstención del voto más unionista que se movilizó por primera vez el 21-D.
Las entidades ya preparan el retorno de las protestas con "más razones"
Sea como sea, desde las entidades independentistas ya están preparando el retorno de las protestas. De hecho, esta semana ya han estado las primeras demostraciones con una movilización de la ANC y los CDR el martes pasado en diferentes puntos del país y este sábado con una nueva acción de Òmnium para los presos. Una vez empezada la desescalada, las dos entidades miran de planificar el retorno a las calles, siempre respetando las medidas de seguridad e higiene.
Desde la ANC, el actual vicepresidente Pep Cruanyes asegura que mantendrán las protestas semanales y que ya trabajan con la mirada puesta en el 11 de septiembre, que sitúan como un "punto de inflexión" y "la puerta de entrada a una nueva fase" del procés. En declaraciones a El Nacional, Cruanyes considera que la gestión del coronavirus por parte del estado español da "más razones para seguir con el objetivo de la independencia".
En este sentido, apunta como nuevas razones el recorte de competencias, la militarización de las ruedas de prensa al inicio de la crisis y las campañas publicitarías como la de "este virus lo paramos unidos". Cruanyes cree que se ha visto que el estado español no tiene "ningún respeto por la autonomía" y lamenta que "en la primera de cambio se hayan menospreciado las competencias". Además, también es crítico con el Govern, a quien acusa de haber permitido esta retirada "sin ninguna resistencia" y de haber vaciado "vergonzosamente" el Parlament, por lo que avisa de que seguirán presionando los partidos y saliendo a la calle para que "cumplan".
El 11-S será la puerta de entrada a una nueva fase, un punto de inflexión
Por parte de Òmnium, el vicepresidente Marcel Mauri también apuesta por seguir movilizándose en su "lucha por los derechos civiles, sociales y políticos" porque, avisa, "sin libertad no hay normalidad". Desde la entidad lamentan que el Estado haya "aprovechado" la alarma para "seguir con la regresión de derechos fundamentales como los de manifestación y protesta" y avisan al Gobierno de que tiene que escoger entre la "vía represiva y avalada por las tesis de PP, Cs y Vox" o a "las tesis de Amnistía Internacional", que ha reclamado la liberación de los Jordis. Por todo eso, consideran que es "más importante que nunca volver a salir a la calle" ante la "crisis democrática" del Estado, a la que ahora se suma "la quiebra social y económica".